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Bolivianos en Iquique: “Nos dejaron a nuestra suerte, estamos junto a infectados con COVID-19”

El sueño por un trabajo en Chile en busca de días mejores se convirtió en una pesadilla para más de 650 connacionales que cumplen una cuarentena en Iquique para retornar a Bolivia. Ayer, lunes, se informó que 22 de ellos dieron positivo a coronavirus y que estaban aislados, pero este martes uno de los residentes bolivianos reveló a La Razón que no es cierto, que conviven con ellos, sin ningún cuidado y con mucho miedo a ser contagiados.

La persona entrevista por este diario pidió mantener en reserva su identidad por miedo a represalias. Informó que actualmente los 650 bolivianos, a quienes hay que agregar a algunos niños, cumplen una cuarentena desde el jueves de la semana pasada, cuando llegaron desde Santiago. Los hombres están alojados en siete salas, desde el número 19 hasta la 25, del liceo de Hombres A-7 de Iquique; 20 personas por cada ambiente.

Medios chilenos reportaron que un centenar de residentes bolivianos habían sido aislados, pero la fuente consultada por este diario confirmó la noche de este martes que los 22 infectados continúan en ese liceo. Uno de los que dio positivo indicó que ni él ni los otros 21 presenta los síntomas característicos del coronavirus.

Los infectados con coronavirus (COVID-19) están alojados en la sala 23, justo en el centro, pasillo por el que los demás bolivianos deben pasar para ir al único baño que es compartido igualmente con ellos, sin ningún cuidado más que por la limpieza de costumbre. Las mujeres, junto a los niños, viven en otro ambiente y utilizan otro baño, precisó la fuente.

“Nos dejaron a nuestra suerte, estamos juntos a los infectados con COVID-19 y vivimos con mucho temor porque no hay ningún control, ni siquiera de salubristas”, declaró el entrevistado.

Los residentes bolivianos recibieron un colchón de parte de las autoridades chilenas, pero tienen que dormir prácticamente uno al lado de otro, sin un lugar por donde se pueda caminar. La fuente consultada resaltó que reciben comida de parte de los funcionarios chilenos, un desayuno, almuerzo y cena.

El entrevistado contó que antes de descubrirse el coronavirus en los 22 connacionales la vida era tranquila, con muy poco cuidado, pues se caminaba “en montón” y se jugaba en las canchas del liceo. Una decena de funcionarios chilenos controlaba el uso del barbijo, nada más.

Cuando se reveló la existencia del mal entre los bolivianos, los chilenos se aislaron en una sala con reja y dejaron de controlar el uso de barbijos. Su comunicación con los representantes de cada una de las salas, llamados “líderes”, empezó a realizarse a través de un grupo de WhatsApp.

“Los contagiados no tienen ningún control, están parados en el pasillo sin ninguna restricción. El lunes, incluso su representante salió a hacer fila para recibir el almuerzo, a un metro o menos de los otros representantes; más bien que un funcionario de la Cruz Roja lo reconoció y le dijo que él no debía estar ahí”, contó el entrevistado. Agregó que el enfermo justificó su salida porque un día antes no llegó el almuerzo a su sala y sus compañeros tenían hambre.

La fuente expresó otra preocupación de los connacionales, el control sanitario para establecer si padecen o no COVID-19. “Parece que las autoridades chilenas quieren deshacerse de todos los bolivianos, que vayamos a nuestro país lo más antes posible. Tememos que no se hagan los análisis correctos”, sostuvo. Indicó que de Santiago los salubristas solo les apuntaron con el termómetro a sus frentes de forma rápida y les hicieron abordar los buses para trasladarlos a Iquique.

Además, el entrevistado lamentó que no hayan recibido ayuda alguna de los consulados de Bolivia en Santiago e Iquique.