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Wednesday 24 Apr 2024 | Actualizado a 01:35 AM

Es totalmente falso que La Razón y Extra se hayan comprado con dinero del programa ‘Evo Cumple’

Respuesta de La Razón y Extra a las recientes denuncias falsas que señalaron que estos periódicos fueron adquiridos con recursos del programa de inversión social 'Bolivia Cambia, Evo Cumple'.

Por La Razón

/ 28 de septiembre de 2020 / 00:39

Nuestros periódicos y nuestro principal accionista, Carlos Gill Ramírez han venido enfrentando una incesante campaña de desprestigio, iniciada hace varios meses. En varios medios de comunicación se han publicado afirmaciones y denuncias falsas por parte de políticos y algunos periodistas, referidas a su supuesta participación en una organización criminal que se habría constituido por empresarios bolivianos y extranjeros para tomar por asalto algunos medios de comunicación de prestigio del país, habiendo  supuestamente  ejercido presión en ellos, aprovechando de la fuerza del poder estatal para amedrentar, intimidar y extorsionar a sus propietarios, para obligarlos a vender los mismos por cifras ínfimas, con relación a su verdadero valor de mercado y, en algún caso, sin pagar un centavo.

Por lo visto, todo lo anterior no bastó y los detractores de nuestros periódicos, al no obtener resultados con dichas mentiras, en los últimos días, una vez más, pretenden afectar La Razón, Extra y su principal accionista, se vieron afectados con la tergiversación de la realidad del contenido de un Informe de la Unidad de Investigaciones Financieras (UIF), dependiente del Ministerio de Economía y Finanzas.

Con base en dicho informe, se hicieron nuevamente especulaciones y se difundieron falsos supuestos, orientados a desinformar y desprestigiar. Esto ocurre específicamente cuando se afirmó y denunció hace pocos días que La Razón y Extra habrían sido adquiridos con recursos del programa de inversión social “Bolivia Cambia Evo Cumple”, financiado en parte con créditos venezolanos.

De esta manera, nuevamente se trata de mezclar al periódico y su accionista mayoritario en operaciones que no son inherentes a ninguno de nuestros negocios.

Por ello, una vez más y en apego a la ética empresarial y periodística, se hace necesario que expliquemos la realidad, con pruebas documentales, sobre la compra  de nuestros periódicos.

Tenemos que mencionar lo siguiente sobre el Grupo PRISA y la Banca de Inversión Violy & Company, asesora en la operación de compra de los periódicos:

—El Grupo PRISA S.A. (Promotora de Informaciones S.A.) es una compañía multimedia de comunicación española. Es el mayor grupo de medios de comunicación de contenidos informativos, culturales y educativos en España e Hispanoamérica, con presencia en radios, canales de televisión, prensa escrita y editoriales. Esta empresa era la anterior propietaria del 99,7525% de las acciones de Comunicaciones el País S.A. (dueña del periódico La Razón) y del 99,9658% de Información Extra S.A. (dueña del periódico El Extra).

—Violy & Company es una firma internacional de consultoría financiera de renombre mundial, con experiencia única en los mercados iberoamericanos en asesoría de grupos familiares y empresas multinacionales. Presta los servicios de revisión y evaluación de estrategias empresariales, análisis de valoración, formulación de estrategias para transacciones de venta y búsqueda de compradores.

La compañía Violy & Company fue contratada por el Grupo PRISA al momento en que decidió desinvertir en varios países entre ellos Bolivia, para la búsqueda de posibles compradores de su inversión, específicamente  de los diarios La Razón y Extra en Bolivia.

Además, realizó la estructuración para la venta y los análisis exhaustivos de las condiciones de la transacción y también de la capacidad, solvencia y prestigio a nivel mundial que debía contar la empresa compradora. Por lo que, del análisis pertinente, se invitó al Sr. Carlos Gill Ramírez, dado su prestigio a nivel internacional, para participar en la compra de los referidos diarios, efectuando al mismo tiempo todos los trabajos de asesoría necesarios para llevar a cabo dicha adquisición con éxito.

En esos momentos (octubre de 2009) tanto el Grupo PRISA como el Sr. Carlos Gill Ramírez, eran clientes de dicha Banca de Inversión.

Lo anterior se acredita con  la carta expedida por Violy Mccausland en Nueva York, en  fecha 28 de enero de 2020, en la que en su parte pertinente textualmente señala:

“(….) que su firma estuvo contratada por el grupo español PRISA para la búsqueda de posibles compradores de los diarios La Razón y El Extra en Bolivia. De esta forma ofreció al Dr. Carlos Gill Ramírez la compra de los referidos diarios, efectuando todos los trabajos de asesoría necesarios para llevar a cabo con éxito dicha adquisición. Siendo que para la época tanto el Grupo PRISA como el Dr. Carlos Gill Ramírez eran clientes de nuestra Banca de Inversión. Haciendo conocer, que el Dr. Carlos Gill Ramírez es un empresario honesto, íntegro y altamente comprometido con el desarrollo de los países en los cuales efectúa su actividad empresarial, en los cuales siempre ha efectuado su labor bajo criterios de responsabilidad social y empresarial para lograr la sostenibilidad social y económica que preside y de las comunidades donde desarrolla su actividad”.

La desinversión de Grupo PRISA en el negocio de medios de comunicación en el Estado Plurinacional de Bolivia, se llevó a cabo en el contexto de una reestructuración global de los negocios del grupo.

Esta venta se hizo en un proceso público a valores de mercado a través de un proceso de intercambio de acciones del grupo Multimedia de Comunicaciones S.A., poseedor a su vez de las acciones de los diarios La Razón y Extra. El Grupo PRISA, a cambio, adquirió un paquete de acciones de V-ME-Media, Inc. de propiedad del Sr. Carlos Gill Ramírez, comprometiéndose igualmente a aportar contenidos a dicha empresa de la cual ambos grupos, hasta la fecha, se mantienen como accionistas minoritarios.

Asimismo, la carta 1336 Libro Indicador N° 2020 Sección B, de fecha 3 de febrero de 2020, de la Secretaría General y del Consejo de Administración de PRISA Internacional, expresa y textualmente señala que:

“La desinversión de PRISA en el negocio de Medios de Comunicación en el Estado Plurinacional de Bolivia se llevó a cabo en el contexto de una reestructuración global de los negocios del grupo. Esta venta se hizo en un proceso público a valores de mercado a través de un proceso de intercambio de acciones del grupo Multimedia de Comunicaciones S.A., poseedor a su vez de las acciones de los Diarios La Razón y PRISA, a cambio adquirió un paquete de acciones de V-ME-Media Inc., comprometiéndose igualmente a aportar contenidos a dicha Empresa de la cual ambos grupos hasta la fecha, se mantienen como accionistas minoritarios. Es importante destacar, que la Sociedad V- Me Media, Inc. posee la red de televisión V-ME en los Estados Unidos de América, la cual  ofrece una alternativa de calidad a las familias latinas que viven en dicho país (…) Finalmente queremos dejar sentado también que, PRISA únicamente vendió al  grupo del  Sr. Carlos Gill Ramírez La Razón y El Extra, lo cual  ocurrió en el  mes de octubre del  año 2009 (…) Así PRISA no vendió al  grupo del  Sr. Carlos Gill Ramírez la televisora ATB,  la misma se efectuó en el mes de enero de 2009 a un grupo empresarial  totalmente distinto, por lo que ambas compra ventas no están  en forma alguna relacionadas, y ocurrieron en momentos históricos distintos.”

Con el contenido de dichos documentos se demuestra de manera contundente lo siguiente:

a) El Sr. Gill Ramírez solamente compró las acciones de La Razón y El Extra mediante un intercambio de acciones, no habiendo existido entrega de dinero de por medio.

b) PRISA no vendió al Sr. Carlos Gill Ramírez la red de televisión ATB, aclarándose además que se vendió a un grupo empresarial totalmente distinto.

c) El Sr. Gill Ramírez nunca tuvo intención de compra sobre ATB, ya que cuando se relacionó con el Grupo PRISA, las acciones de la cadena televisiva ya habían sido vendidas, es decir, se vendieron en el mes de enero de 2009 y el Sr. Carlos Gill Ramírez compró La Razón y Extra en octubre de 2009, es decir en fechas y tiempos totalmente distintos.

d) Las dos ventas realizadas por el Grupo PRISA no están relacionadas de ninguna forma entre sí. Una transacción no tiene absolutamente nada que ver con la otra.

Asimismo, otra especulación que quiere dañar de manera sistemática a nuestros medios de comunicación y a nuestro principal accionista, que vale la pena sea aclarada y desvirtuada para poner fin a esta campaña de desprestigio con la difusión de información falsa, es la referida a que el Sr. Carlos Gill Ramírez habría constituido la Fundación Siglo XXI para recibir recursos del programa “Bolivia Cambia Evo Cumple”.

El Informe de la UIF dice que esta Fundación recibió recursos de manera ilegal de la Embajada de Venezuela en Bolivia. Textualmente señala: “Se ha podido detectar que los recursos provienen de la Embajada de Venezuela en Bolivia ($us. 143.316,00), fueron a parar a la Fundación Siglo XXI (constituida por Carlos Gill para encargarse de fomentar la exportación de textiles bolivianos).” 

Resulta que de una simple revisión del Acta de Fundación y de la Resolución Prefectural RAP N°047/96 a cargo del Prefecto del Departamento de La Paz, Lic. Germán Quiroga Gómez de fecha 13 de marzo de 1996, se evidencia claramente  que el Sr. Gill Ramirez, no sólo no fue socio fundador, sino que en fecha 22 de agosto del 2008, cuando renuncian todos sus asociados y se procede a la inclusión de tres nuevos socios, tampoco figura el Sr. Carlos Gill Ramírez entre ellos.

Con lo anterior se demuestra que el Sr. Carlos Gill Ramirez no tuvo y no tiene ninguna participación en la Fundación Siglo XXI y, por lo tanto, tampoco participó ni pudo haber participado en la disposición de los recursos con los que contaba dicha Fundación.

Esta malsana campaña en contra de nuestro diario se constituye en una flagrante violación a los principios fundamentales de la libertad de expresión y libertad de prensa, situación que será denunciada ante la Asociación Nacional de la Prensa de Bolivia (ANP), ante la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) y ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), de tal forma que se garantice nuestro derecho al ejercicio periodístico sin restricciones, ni amenazas veladas, como precepto fundamental de la democracia y el Estado de Derecho.

Por otro lado, a partir de ahora nuestro medio ejercerá legalmente su derecho a proteger su imagen y reputación por los medios legales que sean necesarios.

(28/09/2020)

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Ley ‘antihombres’

Los datos son innegables y terribles: la violencia contra las mujeres, lejos de disminuir, persiste e incluso aumenta.

Por La Razón

/ 21 de abril de 2024 / 00:27

La penosa declaración del presidente del Senado, Andrónico Rodríguez, en sentido de que la Ley 348 es una ley “antihombres” (sic), puso en agenda la cuestión irresuelta de la violencia contra las mujeres. Rodríguez recibió fuertes críticas, pero también adhesiones. Lo preocupante es que fomenta a grupos antiderechos y pone en riesgo una norma que protege a las mujeres.

 La ley integral para garantizar a las mujeres una vida libre de violencia (Ley 348) fue promulgada por el presidente Morales en marzo de 2013. Su objeto es establecer mecanismos, medidas y políticas integrales de prevención, atención, protección y reparación a las mujeres en situación de violencia, así como la persecución y sanción a los agresores. Se trata de una ley avanzada, resultado de muchos años de lucha de las mujeres por sus derechos en una sociedad patriarcal y machista como la boliviana.

En 11 años de vigencia, la Ley 348 permitió el registro de centenas de miles de denuncias de violencia contra mujeres en el país. Según datos del Observatorio de Género de la Coordinadora de la Mujer, el año pasado hubo casi 52.000 denuncias. Los casos de violencia familiar o doméstica, que son la mayoría, se incrementaron en 193% entre 2013 y 2023. Cada día, en promedio, hay 142 denuncias de violencia contra mujeres, 30 agresiones sexuales, 104 embarazos de niñas y adolescentes. En 2023 se registraron 81 feminicidios.

Los datos son innegables y terribles: la violencia contra las mujeres, lejos de disminuir, persiste e incluso aumenta. Por ello son deplorables afirmaciones tan ligeras como que la Ley 348 es una “ley antihombres” o, peor, que “la violencia no tiene género”. Si bien existen acusaciones falsas contra hombres, e incluso detenciones arbitrarias presumiendo culpabilidad, ello no atenúa ni menos niega la abrumadora evidencia de que las mujeres son las victimas sistemáticas de actos de violencia en todas sus formas.

En su capítulo de derechos fundamentales, la Constitución señala con claridad que “todas las personas, en particular las mujeres, tienen derecho a no sufrir violencia física, sexual y psicológica”. Y establece que el Estado tiene la obligación de adoptar las medidas necesarias para prevenir, eliminar y sancionar la violencia de género.

Con ese mandato constitucional, la Ley 348 define mecanismos para proteger a las mujeres. Y traza la ruta para la denuncia, persecución y sanción penal de los agresores.

Es evidente que se requiere una reforma normativa y hay valiosas propuestas para el efecto. Pero sobre todo fallan los operadores del sistema judicial. Claro que debe evitarse que haya hombres inocentes en prisión, pero sobre todo que los feminicidas y violentos estén libres. Las polémicas palabras del presidente del Senado tendrían que servir para debatir el tema, mejorar la ley, garantizar en serio para las mujeres una vida libre de violencia y frenar las muy peligrosas campañas antiderechos.

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Un vecino conflictivo

El gobierno de Milei podría estar buscando consolidar su base política mediante el nacionalismo y el anti-izquierdismo

Por La Razón

/ 18 de abril de 2024 / 07:06

Días atrás, la ministra de Seguridad de Argentina, Patricia Bullrich, informó que había decidido reforzar la seguridad en la frontera con Bolivia debido a la supuesta presencia de cientos de militares iraníes en el país. La respuesta de la Cancillería boliviana fue tan rápida como mesurada, en evidente contraste con el tono que está adoptando el gobierno de Javier Milei.

Desde el inicio, la presidencia de Javier Milei ha sido notable no solo por sus políticas internas de shock, sino también por su manejo de las relaciones internacionales, especialmente con países latinoamericanos de gobiernos considerados izquierdistas. Sus controversiales interacciones con líderes regionales han generado un amplio debate sobre las estrategias diplomáticas y sus implicaciones tanto a nivel regional como doméstico.

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Primero, el intercambio de insultos con el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, provocó una rápida escalada de tensiones que afortunadamente no pasaron a más. Milei respondió a las críticas de López Obrador, quien había tildado a Milei de “facho conservador”, con términos igualmente duros, exacerbando las fricciones bilaterales. Este tipo de diplomacia de confrontación no solo socava las relaciones tradicionalmente cordiales entre Argentina y México, sino que también plantea preguntas sobre la estabilidad regional.

Por otra parte, las relaciones con Colombia se tensaron significativamente después de que Milei llamara al presidente Gustavo Petro «comunista asesino». Esta declaración provocó una pronta respuesta diplomática de Colombia, incluyendo el llamado de su embajador en Buenos Aires, lo cual subraya la seriedad del conflicto y el impacto en las relaciones diplomáticas; por ahora las relaciones entre ambos países están normalizándose y los respectivos embajadores han regresado a sus funciones.

Asimismo, la afirmación de la ministra Bullrich sobre la presunta presencia de militares iraníes en Bolivia añadió más leña al fuego, mostrando una tendencia hacia declaraciones provocativas que pueden tener serias repercusiones diplomáticas y de seguridad. Algo similar había ocurrido poco antes, cuando el presidente Milei afirmó que el gobierno de Chile iba a llevar a ese país a la pobreza por adoptar políticas socialistas. En ambos casos la respuesta fue pronta, mesurada y contundente.

En el frente interno, estas controversias internacionales parecen servir como una cortina de humo para desviar la atención de los problemas económicos graves que enfrenta Argentina, como la inflación y el estancamiento económico. Al centrarse en conflictos externos, el gobierno de Milei podría estar buscando consolidar su base política mediante el nacionalismo y el anti-izquierdismo, mientras posterga o minimiza la discusión sobre la necesidad de reformas económicas internas profundas.

Es posible que las tácticas de confrontación de Milei tengan un atractivo político inmediato entre ciertos sectores en Argentina que le son afines, pero los riesgos asociados a alienar a países vecinos y potenciales socios comerciales son altos, especialmente en el mediano y largo plazos, cuando el polémico mandatario ya no esté en funciones.

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Los medios en cuestión

Por La Razón

/ 14 de abril de 2024 / 00:20

El reciente estudio Delphi de la Fundación Friedrich Ebert (FES-Bolivia), realizado con líderes de todo el país, revela datos delicados respecto a los medios de comunicación y su desempeño. Además de una baja confianza, se percibe a los medios como promotores del conflicto y como actores políticos que informan en función a su agenda e intereses. La evaluación es crítica.

Hubo un tiempo en que los medios de comunicación y periodistas, en general, estaban en la cima de la confianza ciudadana. Junto con la Iglesia Católica, tenían muy alta legitimidad. Hoy es diferente: en la Delphi de la FES, solo el 7% tiene una confianza alta o muy alta en los medios. Para el 39% es regular. Y un mayoritario 54% confía poco o nada. Estos datos debieran preocuparnos. Si bien estamos mejor que otras entidades, la confianza es un bien preciado que los medios debemos recuperar y preservar.

En un contexto en que los medios digitales y las redes sociales tienden a desplazar a los medios de comunicación tradicionales como principal fuente de información, es necesario hacer un examen acerca de nuestro desempeño. ¿Cómo nos evalúan los líderes? Más de dos tercios, nada menos, sostienen que los medios informan en función a su propia agenda e intereses. Si sumamos el 13,5% que nos perciben como manipuladores, el saldo es muy negativo. Solo un marginal 7% cree que los medios informan con veracidad.

La baja confianza en los medios y la percepción de que informan más pensando en ellos mismos que en la sociedad, quizás se explican, entre otros factores, porque varios operadores mediáticos están polarizados y alientan la polarización. Lo vimos como tragedia en la crisis de 2019, cuando algunos medios y periodistas avalaron y hasta justificaron las masacres. Ello se reafirma en la Delphi: 86% de los líderes consultados sostienen que los medios promueven enfrentamientos y conflictos en el país.

Por si fuera poco, en estas percepciones reveladoras de la situación del campo mediático en Bolivia, casi nueve de cada 10 participantes en el estudio de la FES están de acuerdo con la afirmación de que los medios actúan como si fuesen actores políticos. Es tremendo. Para los liderazgos, la esencia de los medios se está perdiendo. En su balance, varios medios y periodistas están más cerca de la acción política que de la labor informativa. Eso, por supuesto, va en desmedro del periodismo.

Los estudios de percepción cualitativa y de opinión pública expresan tendencias generales en momentos determinados. Son útiles para la reflexión y el análisis. Y contribuyen a la autocrítica. Pero hay diferencias. Más allá de las percepciones aquí descritas, es meritorio el trabajo de medios que persisten en el empeño de cuidar y cultivar cada día los derechos a la comunicación e información. Como diario nos situamos en ese camino reafirmando nuestro compromiso con el libre ejercicio del oficio periodístico.

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Un impasse inédito

El camino hacia la resolución de este conflicto debe estar pavimentado con el respeto a las leyes internacionales

Por La Razón

/ 11 de abril de 2024 / 06:33

Aunque se afirma que no es la primera vez que ocurre en la historia reciente, lo sucedido en Quito la noche del viernes al sábado, cuando la Policía irrumpió en la Embajada de México ante Ecuador, representa mucho más que un escándalo diplomático y ha puesto al país andino en un impasse del cual será muy difícil salir, mucho más debido a la hasta ahora arrogante posición de su gobierno.

El conflicto diplomático entre México y Ecuador, cuyo antecedente inmediato fue la declaración de persona no grata a la embajadora mexicana, que luego dio paso al secuestro y encarcelamiento del exvicepresidente Jorge Glas, que acababa de recibir el estatus de refugiado político (pese a haber sido condenado por delitos comunes años atrás), ha escalado hasta alcanzar los estrados de la Corte Internacional de Justicia (CIJ), donde México ha presentado una demanda buscando justicia y el respeto a las normas internacionales.

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La decisión de México de acudir a la CIJ y la convocatoria a sesiones extraordinarias de la Organización de Estados Americanos (OEA) los días martes y miércoles reflejan la gravedad de la situación y la necesidad de un marco de acción que respete los principios fundamentales de la diplomacia y el derecho internacional. Estos foros ofrecen una oportunidad invaluable para abordar el conflicto de manera constructiva, poniendo en primer plano la necesidad de soluciones pacíficas y el diálogo basado en el respeto mutuo, razón por la cual la demanda ecuatoriana de revisar los tratados internacionales es poco prudente.

En estas circunstancias, la comunidad internacional, así como los organismos regionales y multilaterales, deben actuar como mediadores para facilitar una resolución que respete las normas internacionales y promueva la estabilidad regional. Según expertos en la materia, la mediación debe enfocarse en la reconciliación y buscar una solución que permita a ambas partes superar el impasse, manteniendo la integridad de los tratados internacionales como guía.

Este conflicto sirve para poner en relieve la importancia de adherirse a los principios del derecho internacional no solo como un fin en sí mismo, sino como un medio para asegurar la paz, la seguridad y el respeto entre las naciones. La resolución de este caso podría sentar un precedente importante para el manejo de futuras disputas diplomáticas y reafirmar el valor de las convenciones internacionales como pilares de las relaciones entre Estados.

El camino hacia la resolución de este conflicto debe estar pavimentado con el respeto a las leyes internacionales y el compromiso con el diálogo y la negociación. Es imperativo que México y Ecuador, con el apoyo de la comunidad internacional y organismos como la OEA, encuentren una salida basada en el entendimiento mutuo y el respeto a los tratados que han guiado las relaciones diplomáticas durante décadas. Este enfoque no solo resolverá el impasse actual de manera justa, sino que también fortalecerá el sistema internacional basado en reglas, crucial para la coexistencia pacífica entre naciones.

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Cuidar al TSE

Por La Razón

/ 7 de abril de 2024 / 04:10

La designación, por parte del presidente Arce, de un nuevo vocal del TSE, reactivó el debate político sobre la institucionalidad electoral, la narrativa anticipada de “fraude” y el papel de las autoridades. Es un capítulo más de la disputa interna en el MAS-IPSP y en la oposición. Es fundamental asegurar la integridad y fortaleza del TSE de cara al próximo ciclo electoral.

 La Constitución establece que el TSE está compuesto por siete vocales: seis elegidos por la ALP y uno designado por el presidente del Estado. En abril de 2021, el presidente Arce designó a la vocal Dina Chuquimia tras la renuncia de Salvador Romero, quien había sido designado por la presidenta de facto Áñez. El pasado jueves, de manera intempestiva, Arce nombró a Gustavo Ávila como nuevo vocal del TSE en reemplazo de Chuquimia. El hecho generó recelo político y una polémica inconducente.

La atribución presidencial para designar a un nuevo vocal electoral está clara, salvo que no puede destituir a un vocal en ejercicio como si fuese, por ejemplo, un ministro de su gabinete. En este caso, la designación de Ávila debió estar precedida por la renuncia de la hoy exvocal Chuquimia o el cumplimiento de su mandato (seis años). No ocurrió así. Y no es la primera vez. En junio de 2021, el presidente Arce destituyó por decreto y sustituyó a seis vocales departamentales designados por Áñez.

Más allá de la legalidad en cuestión, el problema es que se daña la autonomía de la institucionalidad electoral. Y eso es crítico como señal, peor todavía cuando nos acercamos a unas elecciones generales complejas y muy marcadas por la división en el partido oficialista y la fragmentación opositora. Del otro lado, es deplorable la forma ligera e irresponsable, en este caso desde la facción evista y Comunidad Ciudadana, en que se lanzan sospechas de “fraude” y se descalifica por anticipado a las personas.

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Sin esperar un día de su mandato como autoridad, se etiquetó al vocal Ávila como “operador” (de la “proscripción” del MAS, del “fraude”, de la inhabilitación de Evo). Se descalifica así a un profesional de amplia experiencia y trayectoria en materia electoral, que desempeñó varios cargos en el Tribunal Electoral de Tarija hasta ocupar su presidencia, y que hoy puede ser un valioso integrante del TSE y reforzar su Sala Plena. Esas denigraciones precoces también dañan, y mucho, al organismo electoral.

En un contexto marcado por la polarización, una elevada desconfianza en las instituciones e incertidumbre sobre el próximo ciclo electoral, empezando por las elecciones primarias, es fundamental que todos los actores relevantes, en especial los políticos, asuman con altura la necesidad de cuidar y fortalecer al TSE. La integridad y autonomía del árbitro, así como el respeto a la voluntad ciudadana expresada en las urnas, son imprescindibles para garantizar la integridad de las elecciones y preservar la democracia.  

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