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Desagravio: retorna a Bolivia la embajadora de México, expulsada en 2019 por Áñez

Después de un año de su expulsión por parte del gobierno transitorio de Jeanine Áñez, la embajadora de México en Bolivia, María Teresa Mercado, retorna al país a petición del gobierno de Luis Arce, como un acto de “desagravio” y para retomar plenamente las relaciones bilaterales.

De acuerdo con la información ofrecida a La Razón por la Embajada de México en Bolivia, la diplomática llegará a La Paz la noche este miércoles.

Mercado fue declarada persona “non grata” por Áñez, en diciembre de 2019, junto a otros diplomáticos de España después de un confuso incidente en puertas de su residencia en La Rinconada, en la zona Sur de la ciudad de La Paz, donde estaban asiladas exautoridades del anterior gobierno de Evo Morales.

La noticia sobre la llegada de Mercado fue anunciada por el encargado de Negocios a.i. de México, Edmundo Font, al término de su misión, en una entrevista exclusiva publicada por La Razón el domingo reciente.

“Llega realmente a solicitud, con agradecimiento del Gobierno de México, del presidente Arce, del Gobierno boliviano. Se repara el agravio inadmisible que se cometió con la embajadora Mercado, y contra México. Es un momento alto que representa ese deseo de la recomposición profunda de las relaciones diplomáticas de México con Bolivia”, dijo Font.

Primero Mercado y después Font sufrieron el asedio desplegado por la administración transitoria de Áñez tras haber otorgado asilo a excolaboradores del gobierno de Morales. La Cancillería se negó a darles salvoconductos, bajo el discurso de que tenían mandamientos de apremio y cuentas pendientes con la Justicia.

Tras la expulsión de la embajadora, Font llegó al país para resguardar la integridad de la residencia mexicana, su personal y los nueve asilados, que luego fueron siete. Al final, las exautoridades recién pudieron abandonar la sede de México tras la victoria electoral de Arce y la salida del gobierno de Áñez.

“Inaceptable”, así calificó Font sobre el asedio gubernamental que sufrió su legación con los siete asilados en su residencia, durante y después de su llegada en enero de 2020. “Sin ningún antecedente en América Latina, ni siquiera en los momentos más complejos de regímenes extremos. Se ha vivido un asedio constante que no solamente nuestras autoridades conocían, lo vivió el barrio entero, la zona aledaña a La Rinconada, porque llegamos a tener más de 300 efectivos, con perros de caza, a las puertas prácticamente del jardín; con tres reflectores permanentemente encendidos en la noche, sobre mis habitaciones y las de los huéspedes”.