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Thursday 25 Apr 2024 | Actualizado a 18:44 PM

Bolivianos denuncian detenciones y torturas tras salida de Morales en 2019

Durante el gobierno de Áñez no se hicieron investigaciones a las denuncias sobre abusos policiales, mientras que el actual gobernante, Luis Arce, prometió, bajo el eslogan de "justicia y no venganza", aclarar los hechos.

/ 17 de abril de 2021 / 20:22

Bolivia vivía en el desgobierno el 11 de noviembre de 2019, el día después de la renuncia de Evo Morales, un escenario que las fuerzas del orden aprovecharon, según varios ciudadanos, para cometer abusos. Un año y medio después, las víctimas de aquel nefasto lunes buscan justicia.

Morales volaba rumbo a México un día después de su renuncia. La segunda vicepresidenta del Senado, Jeanine Áñez, se proclamaba presidenta interina del país el 12 de noviembre en una Asamblea Legislativa semivacío, un movimiento avalado por la Constitución.

En esas confusas horas de una Bolivia acéfala y que acumulaba casi tres semanas de protestas, a veces violentas, Agamenón Espejo dice que fue detenido, golpeado y amenazado por agentes del orden en la ciudad de El Alto.

Este comerciante de 45 años asegura que fue detenido a media tarde cuando caminaba con un amigo para verificar el estado de su puesto de venta. Fue atrapado por vecinos que vigilaban las calles asustados ante rumores sobre la llegada de saqueadores.

Lo entregaron a la Policía de esa ciudad en la que en 2003 se gestó la revuelta que acabó por derrocar al entonces mandatario conservador Gonzalo Sánchez de Lozada, que se saldó con más de 60 muertos.

«Nos agarraron (los policías) directamente a golpes, con palazos, nos patearon. Nos metieron en un cuarto y nos echaron gas (lacrimógeno), nos dieron con toletes (porras), con la cacha (culata) de las armas, nos intimidaron diciendo que nos iban a matar y a botar nuestros cuerpos», explica Agamenón a la AFP.

Dice que los vecinos lo confundieron con quienes, horas después, incendiaron la misma infraestructura policial a la que fue llevado.

Así comenzó el calvario de Agamenón, semejante al narrado por otros detenidos en circunstancias parecidas esos días.

Fue llevado al Comando de la Policía en La Paz, donde los efectivos del orden lo mostraron ante la prensa, junto a otras 20 personas, con granadas y dinamita que presuntamente llevaban encima. De allí les trasladaron a la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen, donde Espejo asegura que les aplicaron descargas eléctricas.

Madre desesperada

Aquel 11 de noviembre, Cecilia Mamani, de 40 años, despidió a su hijo Ismael Chirino, de 23, cuando salió en la mañana a rendir un examen en la universidad, donde estudiaba Trabajo Social.

Como no había transporte público debido a las protestas que agitaron al país después de las elecciones presidenciales de octubre de 2019, el joven volvió a casa caminando. Un grupo de vecinos lo detuvo, lo interrogó y lo golpeó. Luego llegaron unos policías que pensaron que era un saqueador, denuncia Cecilia.

Chirino acompañó a los uniformados para esclarecer los hechos, pero una vez en dependencias policiales lo «torturaron, gasearon, le pusieron una bolsa en la cabeza y le apuntaron con un arma», afirma la madre a la AFP.

Sigue teniendo dolores por las palizas recibidas, afirma la mujer. «Me dice ‘mami, no sé qué hacer’. Trato de curarle con medicinas naturales, pero aún siente dolor. Y por los traumas llora y no sé cómo consolarlo», comenta Cecilia entre lágrimas.

Como Ismael y Agamenón, otros detenidos en esa jornada también denuncian que sufrieron diversos abusos a manos de policías sin saber por qué.

Manos amoratadas

Joga Marconi, de 23 años, regresaba con su hermano y dos colegas albañiles de la obra donde trabajaban cuando fueron agarrados por unos vecinos, que los entregaron a la Policía afirmando que eran delincuentes.

Su madre, Natividad Mamani, de 40 años, indica a la AFP que todavía no puede creer la suma de abusos que toleró para evitar que vulneraran más los derechos de su hijo tras las rejas.

Cuando Joga llevaba 15 días detenido, ella logró introducir clandestinamente un teléfono celular a la prisión, con el que tomó fotos que lo muestran con las manos amoratadas por los golpes recibidos.

Natividad dice que la familia no tenía dinero para pagar los sobornos que imponían otros reclusos para darle cierta seguridad a su hijo. El joven y los demás detenidos del 11 de noviembre recibían golpizas de otros presos por órdenes «desde arriba», asegura. Joga salió de prisión dos meses más tarde.  

Un año medio después de esas protestas, que culminaron con una veintena de muertos y cientos de heridos, Agamenón, Ismael y Joga están en libertad, pero otros siguen tras las rejas, y ningún policía ha sido llevado ante la justicia.

«Para la gente pobre y humilde no hay justicia (…). Mi hijo perdió su trabajo, sus estudios, sus amigos, perdió todo», dice Natividad. «Vulneraron todos sus derechos y no hay justicia hasta el día de hoy».

Durante el gobierno transitorio de Áñez no se hicieron investigaciones a las denuncias sobre abusos policiales, mientras que el actual gobernante, Luis Arce, prometió, bajo el eslogan de «justicia y no venganza», aclarar esos incidentes. Los casos están en la Fiscalía.

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Matrimonio igualitario avanza en Chile en busca de más derechos para parejas homosexuales

Si la nueva normativa es ratificada, además de igualar derechos en materia de matrimonio, también permitirá que la adopción y filiación paternal de hijos sea garantizada para parejas homosexuales.

/ 21 de julio de 2021 / 18:26

El Senado de Chile aprobó este miércoles el matrimonio igualitario, que ahora pasa a discusión en la Cámara de Diputados, en otro paso en el camino hacia la igualdad de derechos para parejas homosexuales en un país que va sacudiéndose el conservadurismo.

Este avance, todavía pendiente de ser ratificado en la Cámara Baja, donde aún no hay fecha para el inicio de su tramitación, logró agilizarse tras el impulso que hace pocas semanas le dio el presidente de derecha Sebastián Piñera. Y pese a que este miércoles la mayoría de los senadores de la coalición de gobierno se opusieron a dar curso a la nueva ley.

«Ha llegado el tiempo del matrimonio igualitario», dijo Piñera en su cuenta pública ante el Congreso el 1 de junio pasado, en un anuncio que sorprendió a toda su coalición, con la que no lo había conversado previamente.

Las normativas del proyecto que regulan el matrimonio igualitario y aquellas relativas a la filiación fueron validadas por una cómoda mayoría.
El proyecto ingresó al Parlamento en 2017, tras una iniciativa de la expresidenta socialista Michelle Bachelet (2014-2018).

Durante su gobierno se aprobó un Acuerdo de Unión Civil, que permite a las parejas homosexuales acceder a casi todos los derechos que estipula el matrimonio, pero niega la posibilidad de adopción para parejas del mismo sexo, algo que con este proyecto cambiaría.

«Cuando el proyecto sea aprobado van a dejar de existir en nuestro país las parejas de primera y de segunda categoría», explicó a la AFP el portavoz del Movimiento de Integración y Liberación Homosexual (Movilh), Óscar Rementería.

La votación estuvo marcada por la oposición de los sectores más conservadores del oficialismo, reacios a considerar matrimonio a parejas homosexuales. Y también por la petición a último minuto de la votación separada de las normas de filiación, en un intento -según el Movilh- de «sacar de la ley de matrimonio igualitario la adopción y filiación homoparental», cuestión que finalmente no prosperó.

Concepto de «matrimonio»

«El matrimonio en su esencia es la unión entre un hombre y una mujer con la posibilidad de procrear, mientras que las relaciones de mismo sexo tienen una categoría distinta, porque no tienen esa opción de procrear», argumentó en contra de la iniciativa el senador Manuel José Ossandón, del oficialista Renovación Nacional.

El proyecto busca equiparar derechos y obligaciones independientemente del sexo de las personas que conformen el matrimonio y para ello lo primero que cambia es que el concepto «matrimonio» se aplica sin distinción.

«El proyecto de ley de matrimonio igualitario realmente lo que busca es que el actual matrimonio tradicional pueda ser extendido a parejas del mismo sexo, con el mismo nombre, las mismas obligaciones y con los mismos derechos. Sin ningún tipo de distinción sean parejas de distinto sexo o de igual sexo», señaló el portavoz del Movilh.

Adopción y filiación de hijos

Si la nueva normativa es ratificada, además de igualar derechos en materia de matrimonio, también permitirá que la adopción y filiación paternal de hijos sea garantizada para parejas homosexuales.

Rementería indicó que esto supone un cambio para las parejas del mismo sexo, pero además para sus futuros hijos, ya que con el actual Acuerdo de Unión Civil no se puede «postular al ámbito de las adopciones en los tribunales de familia, porque la ley no los reconoce como una pareja a pesar de que el Estado sí lo hace».

Este cambio también aplicará a la hora de registrar a los progenitores o tutores legales del hijo, que hasta ahora no podían ser ambos. «Hay un problema con los derechos de filiación entre niños y padres, es decir, el parentesco que pueda tener un niño o una niña para poder tener un papá, una mamá, dos papás o dos mamás», destacó Rementería.

No discriminación

Durante la tramitación del proyecto, el principal debate se centró en el fin de la discriminación.

«Amor», «libertad, «igualdad» o «tolerancia» fueron conceptos que se repitieron entre los senadores, quienes en su mayoría valoraron de forma positiva este paso adelante en los derechos civiles en Chile, un país que recién en 2004 adoptó una ley de divorcio y en 2015 estableció el aborto terapéutico.

«Queremos avanzar a un país que se juegue con otros valores, que avance en justicia y en erradicar toda forma de discriminación», afirmó la presidenta de la Cámara Alta, la senadora de la Democracia Cristiana Yasna Provoste, quien votó a favor del proyecto.

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