Mesa y Camacho, los protagonistas de 2019 y del destino de Áñez
Carlos Mesa y Luis Fernando Camacho, líderes de CC y Creemos, tienen la llave para la aprobación de los juicios contra Jeanine Áñez en la Asamblea Legislativa.
Un jefe militar impuso los símbolos presidenciales a Jeanine Áñez en 2019. Foto: Óscar Ortiz
Carlos Mesa y Luis Fernando Camacho, a quienes Jeanine Áñez les pidió viabilizar eventuales juicios de responsabilidades, resultan ahora, como protagonistas de la crisis de 2019 y jefes políticos, los factores clave en la resolución del destino de la exmandataria.
Ambos jugaron un papel gravitante, primero, en la caída del expresidente Evo Morales y, luego, en la proclamación de Áñez, entonces segunda vicepresidenta de la Cámara de Senadores.
Como candidato de Comunidad Ciudadana (CC), Mesa fue el primero en proclamar “fraude escandaloso”, cuando la misión de observadores cuestionó el parón de la Transmisión de Resultados Electorales Preliminares (TREP), el recuento no oficial de votos con fines informativos, la noche de las elecciones del 20 de octubre.
Al día siguiente, al creer que el incidente atribuido al Tribunal Supremo Electoral (TSE) pretendía “bloquear la segunda vuelta”, el dirigente político propuso instalar vigilias en el país, “para estar en todos los tribunales electorales con la fuerza de la gente”.
Durante una de las protestas en La Paz, en la avenida Costanera, el expresidente (2003-2005) había acuñado una polémica frase: “Debo decirles que aquí estoy: ¡O voy preso o voy a la presidencia!”.
Paro
Por su lado, Camacho, entonces presidente del Comité pro Santa Cruz, convocó a un paro cívico nacional con el mismo fin, que fue el acabose de Morales, que renunció el 10 de noviembre luego de 21 días de protestas.
Entonces, el dirigente cívico pactó un pliego de demandas con la Policía Boliviana, invocó a las Fuerzas Armadas, sugirió la sucesión a la decana del Tribunal Supremo de Justicia (María Cristina Díaz Sosa), redactó una carta de renuncia de Morales que el 10 de noviembre plantó en el Palacio Quemado, planteó una “junta de notables”, “cerró” con los militares no reprimir las protestas y acordó con un dirigente minero “tumbar” al mandatario en caso de que éste no dimita ese domingo.
En otro acápite de la crisis poselectoral de 2019, Mesa y Camacho fueron parte —junto a Samuel Doria Medina y Jorge Quiroga— de las reuniones extralegislativas de la Universidad Católica Boliviana (UCB), los días 10, 11 y 12 de noviembre, que finalmente definieron la sucesión de Áñez.
El jefe de CC asistió a la cita, convocada por la Iglesia Católica, junto a su asesor Ricardo Paz, quien fue el que a hora y más de la renuncia de Morales llamó a la senadora para avisarle del interés de la mesa de proponerle la sucesión. Y el enviado de Camacho fue Jerjes Justiniano, quien se convertiría en el primer ministro de la Presidencia del régimen de Áñez.
En las reuniones de la UCB, según contó a la transmisión Piedra, papel y tinta, de La Razón, la exdirectora de la Unidad de Investigaciones Financieras (UIF) Teresa Morales, Mesa preguntó a la entonces dimisionaria presidenta de la Cámara de Senadores, Adriana Salvatierra, sobre qué le parecía “Áñez presidenta”. Recordó que la senadora respondió: “Yo no entiendo por qué me preguntan si ya la señora Áñez se está moviendo en la cápsula presidencial”.
Áñez había llegado a La Paz al mediodía del 11 de noviembre y desde El Alto fue transportada —junto a sus hijos y el senador Óscar Ortiz— en un helicóptero de la Fuerza Aérea Boliviana (FAB) hacia el Colegio Militar, en Irpavi. De allí pasó al hotel Casa Grande, donde se reunió con Camacho, y a la Asamblea Legislativa, donde adelantó que iba a convocar a sesión bicamaral para la lectura de las renuncias de Morales y del vicepresidente Álvaro García.
En su declaración ante el fiscal Omar Mejillones, Áñez citó que Mesa planteó que nadie del Movimiento Al Socialismo (MAS) debe asumir la sucesión. Luego de la renuncia de Morales, el exmandatario arengó en un mitin: “Nadie del MAS debe seguir el proceso (de sucesión presidencial)”.
El 12 de noviembre, Áñez se proclamó presidenta en la Asamblea Legislativa, sin quorum ni asistencia del MAS. Mesa había propugnado que “la única posibilidad de construir una sucesión democrática” era lograr el quorum, pero más tarde consideró que la sucesión fue “impecable”.
En la UCB, y el intento fallido de sesiones de la Cámara de Diputados, Luis Vásquez, asesor del expresidente Quiroga (2001-2002), incidió en la invocatoria de la Declaración Constitucional 0003/01 de 2001, con la que el exmandatario blindó su sucesión ante la dimisión por enfermedad terminal del presidente Hugo Banzer.
Doria Medina, por su parte, insistía en una respuesta del MAS. “Apúrense a hablar con su bancada porque con ustedes o sin ustedes tenemos un Plan B”, parafraseó al jefe político la exdiputada Susana Rivero en La Razón.
CC y Creemos, las alianzas de Mesa y Camacho, tienen la llave para aprobar cuatro juicios de responsabilidades contra Áñez, cuyas proposiciones acusatorias radican en la Asamblea Legislativa. El MAS necesita de ellos para sumar dos tercios de voto.
Sucesión con apoyo de cívicos y oposición
La proclamación de Jeanine Áñez, el 12 de noviembre de 2019, tuvo el apoyo de toda la oposición del Movimiento Al Socialismo (MAS), especialmente Carlos Mesa, Samuel Doria Medina y Jorge Quiroga.
Al llegar a la Asamblea Legislativa a las 14.00 del lunes 11 de noviembre, la entonces senadora fue recibida por Quiroga y sus colegas senadores de Unidad Demócrata (UD), entre ellos en primera fila el que fuera ministro de Gobierno de la mandataria transitoria y ahora encarcelado en Estados Unidos, Arturo Murillo.
Pero Luis Fernando Camacho, entonces con gran apoyo, catapultó a Áñez no solo en la proclamación, sino en la conformación del nuevo gobierno. El ahora gobernador de Santa Cruz apareció con ella en el balcón del Palacio Quemado con una enrome biblica, junto al entonces dirigente cívico potosino Marco Pumari y el senador de UD Óscar Ortiz.
Camacho puso a sus cuadros en el gabinete (su abogado Jerjes Justiniano y Luis Fernando López), en la estatal Entel e Impuesto Internos.
Las alianzas alcanzaron al entonces alcalde Luis Revilla, quien también tuvo cuadros en instituciones como la estatal Mi Teleférico. Más tarde, aquel su sumaría a la candidatura presidencial de Áñez.