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Teresa Morales: La conspiración en la UCB ocurrió el 10 de noviembre, no el 11 ni el 12

Teresa Morales, en Piedra, Papel y Tinta, de La Razón

Teresa Morales, en Piedra, Papel y Tinta, de La Razón

La exministra Teresa Morales, testigo clave de las reuniones que hubo en la Universidad Católica Boliviana (UCB) en noviembre de 2019, señaló enfática que las reuniones del 11 y 12 de ese mes “no tienen nada de malo”, fueron legítimas y «de buena fe», porque a invitación de la Iglesia Católica se reunían los actores políticos para buscar alguna salida a la crisis.

Sin embargo, dijo que problema fue el día anterior, el 10 de noviembre, inmediatamente después de la renuncia del presidente Evo Morales. En su criterio, “es en esa reunión que verdaderamente ocurrió la conspiración”, la decisión de proponer la sucesión a la senadora de oposición Jeanine Áñez.

Morales habló con la transmisión Piedra, Papel y Tinta, de La Razón, para abordar la crisis de 2019 a propósito de la sentencia contra Áñez a 10 años de prisión en el caso Golpe de Estado II, de resoluciones contrarias a la Constitución y las leyes, e incumplimiento de deberes, juicio relativo a su proclamación presidencial de entonces.

Se refirió a la reunión convocada por la Iglesia Católica y la representación de la Unión Europea (UE), al rato de la dimisión del mandatario, en el rectorado de la UCB, en La Paz. Además de los jerarcas católicos y el representante de la UE, León de la Torre, a la cita acudieron los embajadores de Brasil, Gran Bretaña y España, y políticos como Carlos Mesa, Carlos Alarcón, Ricardo Paz, Samuel Doria Medina, Roberto Moscoso, Jorge Quiroga, Luis Vásquez y Jerjes Justiniano, en representación del entonces presidente del Comité pro Santa Cruz, Luis Fernando Camacho.

También estuvieron en la reunión el dirigente del Comité Nacional de Defensa de la Democracia (Conade) Rolando Villena (+) y Waldo Albarracín, y el director de la fundación Jubileo, Juan Carlos Núñez.

Morales recordó que la entonces renunciante presidenta de la Cámara de Senadores, Adriana Salvatierra, fue invitada a la cita por el monseñor Eugenio Scarpellini y que De la Torre la llevó en su vehículo desde la residencia de la Embajada de México, donde se resguardaban ante el asedio de manifestantes contra el gobierno de Morales.

Solo estuvimos 15 minutos en la reunión del 11 de noviembre, contó Morales, entonces directora de la Unidad de Investigaciones Financieras (UIF), que asistió a la UCB solo como “guardaespalda o testigo de lo que le pueda pasar” a Salvatierra. Dijo que en ella la senadora puso como condición para cualquier discusión sobre la crisis política la salida segura de Evo Morales del país, ante el riesgo de su vida debido a la presión de grupos de manifestantes e incluso algunos militares.

En ese caso, Teresa Morales contó, otra vez, que el expresidente Quiroga (2001-2002) tenía el control de la Fuerza Aérea Boliviana (FAB) y la palabra sobre si se “autorizaba” o no que el avión de la Fuerza Aérea de México despegue con el expresidente a Morales, como estaba previsto.

“Y Quiroga respondió: ‘No hay problema si ése es el tema que impide este diálogo; ¿les parece que procedamos con la autorización?’. Miró a toda la mesa, especialmente a Jerjes Justiniano, y éste y los demás asintieron. Tuto Quiroga agarró su teléfono y llamó, no puso en altavoz: ‘Comandante, yo Tuto Quiroga, es necesario que se autorice el despegue de la nave de la Fuerza Aérea mexicana que lleva a Evo Morales’. Dijo sí, ‘por favor que despegue; están autorizados también Álvaro García y Gabriela Montaño’”, parafraseó Morales.

Insistió en que el día 12, que es cuando se discutieron en la UCB las salidas posibles a la crisis, Mesa, el de “mayor poder” y legitimidad en la reunión por parte de los opositores, tuvo la oportunidad de oro para reencauzar la crisis. Justo ahí —remarcó Morales— pudo haberle dicho a Salvatierra que no firme su renuncia, que lo más pronto posible llame a elecciones como presidenta por sucesión constitucional.

Pero no le dijo esto, afirmó Morales, porque día antes, el 10 ya se había decidido y ofrecido a Áñez la presidencia del Estado. Recordó que Paz, asesor de Mesa, fue quien llamó a la senadora para plantearle la propuesta: “¿Usted quieres ser presidenta de Bolivia? Le dice ‘sí, es para salvar al país’. Véngase a La Paz y tome el primer vuelo’”.

La misma Áñez, en su declaración ante el fiscal Omar Mejillones, relató lo sucedido. Dijo que Paz le puso altavoz ante la mesa de interlocutores, el domingo 10.

Morales recordó también que al despedirse de la reunión del 12 de noviembre, con el compromiso de Salvatierra de consultar con la bancada del Movimiento Al Socialismo (MAS) un salida a la crisis, Doria Medina conminó a sus interlocutores masistas —entonces Morales, Salvatierra y Susana Rivero— a apresurarse con su respuesta, pues de lo contrario se aplicaría el “plan B”, que no era otra cosa que la “sucesión” de Áñez.

En criterio de Morales, la oposición en la UCB ya tenía una posición clara el mismo día de la renuncia del presidente Morales. Dijo que entendió esa situación más tarde, cuando en una entrevista con radio Deseo Albarracín contó como novedad que ese domingo la mesa buscaba “una salida lo más cercana posible a la Constitución” y en ese sentido se decantó por Áñez.

La senadora de Unidad Demócrata (UD) era segunda vicepresidenta del órgano camaral, fuera de la línea de sucesión. Sin embargo, se atribuyó las funciones de titular del Senado debido a las renuncias de Salvatierra y del vicepresidente Rubén Medinacelli, que también renunció debido a que amenazaron a su familiar en Oruro con dinamitar su casa.

Morales dijo que Áñez fue la operadora de la interrupción del orden constitucional en 2019, pero fue en la reunión del 10 de noviembre en la que hay que buscar a los llamados “autores intelectuales” de dicha ruptura constitucional.