De la sobrevivencia al empoderamiento, la gesta de los interculturales en Bolivia
En la década de 1960 comenzaron a migrar en gran número, principalmente al oriente. En el tiempo, lograron pasar de condiciones extremadamente precarias, a ser una fuerza social y política por fuerza y derecho propios.
En noviembre de 2020, Henry Nina, principal líder de ese sector, fue nombrado presidente de la Administradora Boliviana de Carreteras (ABC), aunque según fuentes afines al Gobierno, él debía asumir como ministro de Obras Públicas, cargo que, al final, recayó en el exdiputado Édgar Montaño.
Con Luis Arce a la cabeza del binomio presidencial, el MAS volvió al gobierno. El respaldo de organizaciones, como la de los interculturales, fue fundamental para este logro. En ese periodo se generaron nuevas relaciones de camaradería y lealtad.
Así, este sector se ha empoderado y ahora forma parte del Pacto de Unidad (que aglutina a organizaciones afines al MAS), cuya participación y protagonismo en la crisis política de 2019 y 2020, fue gravitante para consolidar un escenario de resistencia y retoma del poder.
El fenómeno de este empoderamiento tomó cuerpo con esa designación, pues Nina se hizo cargo de una entidad estratégica, que en los últimos días ingresó al ojo de la tormenta, tras denuncias de presuntas coimas en la adjudicación de un proyecto vial.
El Ministerio Público investiga un supuesto pago/cobro irregular, de Bs 18,6 millones, por la adjudicación de la doble vía Sucre-Yamparáez a la empresa china Harbour Engineering Company (Chec), hecho en el que Nina es el principal involucrado.
Entonces, ¿quiénes son los interculturales? ¿Cuál es su historia? ¿Cómo lograron avanzar políticamente y convertirse en un factor de poder? La Razón habló con especialistas al respecto.
El movimiento intercultural en Bolivia, antes llamados colonos, tiene una larga data. La revolución de 1952 marcó el inicio de esta gesta, en un escenario de sobrevivencia, pues campesinos y exmineros del occidente migraron al oriente del país, en busca de tierras para desarrollarse en actividades agrícolas, ante condiciones adversas en sus lugares de origen.
Con el paso de los años, esta organización evolucionó y ganó espacio no solo en el ámbito territorial, sino también en el político y gubernamental, debido a “su creciente número, su dinamicidad, su ubicación estratégica y el control de regiones económicas”, por el acceso a los mercados.
Estos son elementos estratégicos que hacen “que paulatinamente hayan acrecentado, entre comillas, su poder organizativo y orgánico dentro del MAS”, afirmó el exministro de Gobierno, Carlos Romero.
Nina ha liderado a los interculturales en los últimos años, pero el protagonismo de ese sector social como aliado del Gobierno del MAS se remonta 2006, cuando cambiaron su denominación, pues dejaron de ser colonizadores para llamarse interculturales, pues la nueva Carta Magna se construía sobre la base filosófica “anticolonial”, en el escenario de la Asamblea Constituyente (2006-2007).
Para el analista Leonardo Tamburini, el movimiento inició como un grupo social que decidió habitar tierras orientales, a fin de sobrevivir, pues la mayoría buscaba nuevas oportunidades de vida, tras perderlo casi todo en sus tierras de origen, como ocurrió con los mineros relocalizados.
“La colonización comenzó a mediados de los 60, tras la reforma agraria de 1953. Así, esos grupos sociales ocuparon tierras orientales, que era una actividad permitida, pues estaban trabajando la tierra”, explicó.
En criterio del especialista, este sector se ha convertido en un nuevo actor político y social agrario, que se ha beneficiado con tierras fiscales y luego cooptó espacios de poder, en función a su respaldo proselitista al MAS.
“Este es uno de los sectores que ha dado batalla contra el gobierno de Jeanine Áñez (2019-2020), cuando hicieron fuerza y bloquearon carretera, además dieron pelea y pusieron los muertos en el conflicto”, detalló.
Así, Tamburini explica ese empoderamiento, pues asumieron un protagonismo superior, incluso más que los propios campesinos o los indígenas de tierras altas.
Una exautoridad del Gobierno del MAS, afirmó que, si bien este movimiento ha crecido y es un pilar del frente oficialista, también se constituye en un factor que, eventualmente, podría desplazar a otros sectores sociales que son parte del Pacto de Unidad.
“Donde ellos se asientan y han logrado consolidarse, se convierten en una importante fuerza que desplaza a otros sectores, pues es una importante fuerza económica y política”, precisó.
Santa Cruz, sobre todo, y luego el norte de La Paz y parte de Beni, son los lugares donde los interculturales han asumido presencia.
Se han asentado en regiones estratégicas, donde no solo tienen a acceso a carreteras troncales o nexos con mercados del occidente, sino que también son puntos geográficos en los que pueden ejercer presión social y política.
“Eso hace que los interculturales se hayan ido potenciando desde el punto de vista político, al extremo de constituirse en los pilares fundamentales del proceso de cambio, en sus orígenes, dada su capacidad de presión política al Estado”, afirmó Romero, quien explicó que no es lo mismo bloquear en un camino interprovincial, que las rutas troncales hacia departamentos como Beni o Cochabamba.
No obstante, para el exministro, este empoderamiento también implica una serie de desafíos para ese sector, luego que algunos de sus dirigentes fueran apuntados por actos de presunta corrupción.
Antes de Nina, en 2021, el entonces ministro de Desarrollo Rural y Tierras, Edwin Characayo Villegas, también miembro de los interculturales, fue involucrado en un presunto soborno de $us 20.000, para favorecer a un sector con un proceso de saneamiento, titulación y entrega de tierras. Luego, fue detenido preventivamente en Palmasola.
“Los interculturales tienen una estructura legal de gente trabajadora y sacrificada (…), pero tienen una amenaza interna, pues se han infiltrado en sus organizaciones gente que quiere utilizar esa organización como escudo para avasallar o traficar tierras (…). Entonces, están ante el desafío del decantamiento”, enfatizó Romero.