Áñez guarda prisión por su proclamación de hace tres años
La entonces senadora alegó ‘vacío de poder’ para hacerse con el cargo.
Palacio. Un militar coloca la medalla presidencial a una sonriente Jeanine Áñez. Fue en noviembre de 2019.
Imagen: twitter óscar ortíz
A tres años de su proclamación, Jeanine Áñez guarda prisión por 10 años por esa actuación. El 12 de noviembre de 2019 se declaró presidenta en sendos actos en la Asamblea Legislativa, sin quorum ni presencia del oficialismo.
Todo había degenerado tras la renuncia del presidente Evo Morales, a las 16.52 del domingo en Chimoré. Un largo conflicto propiciado por el ahora gobernador Luis Fernando Camacho, un motín policial, la petición de dimisión de las Fuerzas Armadas y la Policía habían precipitado la caída del mandatario.
“Viajé a La Paz a asumir mi responsabilidad en momentos que ni yo ni nadie hubiera querido. Había que pacificar y convocar a nuevas elecciones”, escribió ayer Áñez en su cuenta de Twitter.
En su criterio, asumió el poder debido a un “vacío de poder” ocurrido tras las renuncias sucesivas de Morales, el vicepresidente Álvaro García y los titulares de las cámaras de Senadores, Adriana Salvatierra, y de Diputados, Víctor Borda.
Áñez recordó ayer esos episodios, como la llamada que recibió el domingo desde la Universidad Católica, en La Paz. “Me llamaron a Trinidad, donde me encontraba, indicando la línea sucesoria que correspondía a la 2ª Vicepresidencia del Senado”, dijo.
IGLESIA.
Entonces, políticos de oposición, algunos embajadores y la jerarquía de la Iglesia Católica consultaron con ella sobre la posibilidad de su sucesión. Fue el asesor de Carlos Mesa, Ricardo Paz, quien se comunicó con ella.
“Entre las 18.00 y 19.00 (era de noche) yo recibo una llamada de Ricardo Paz, que me pone en altavoz, me explica que ellos estaban en una reunión”, corroboró la exsenadora el 8 de junio de 2021 ante el fiscal Omar Mejillones.
La propuesta era que tome el poder con base en la Declaración Constitucional 0003/01, del 31 de julio de 2001, que ese año blindó la sucesión del vicepresidente Jorge Quiroga, ante la renuncia inminente del presidente con cáncer terminal Hugo Banzer.
Precisamente, Quiroga y su asesor Luis Vásquez hicieron circular el documento, luego de haber cabildeado en el mismo Tribunal Constitucional un pronunciamiento que permita sustentar la sucesión.
La tarde del 12 noviembre, el órgano constitucional emitió un comunicado que esperaba impaciente el senador Yerko Núñez, a la postre ministro de la Presidencia.
El comunicado aclaró la condición ipso facto de la sucesión. En este punto, subrayó en negrillas desde “cualquier entendimiento… ”: “(…) conforme al texto y sentido de la Constitución, el Vicepresidente asume ipso facto la Presidencia de la República (…), cualquier entendimiento distinto podría atentar contra la inmediatez en la sucesión presidencial, prevista en el orden constitucional”.
SIN QUORUM.
A las 18.40 de ese martes, Áñez intentó instalar la sesión 198 de la Cámara de Senadores. Consultó con el secretario Víctor Hugo Zamora si había quorum. “No está en condiciones, por no existir el quorum suficiente para instalar la sesión”, respondió su colega.
Inmediatamente se declaró presidenta de la Cámara de Senadores a través de la “aclaración pública” que leyó. Justificó su actuación en el artículo 41 del Reglamento General de la Cámara de Senadores: “Reemplazar a la Presidenta o Presidente (del Senado) y la Primera Vicepresidenta o Vicepresidente, cuando ambos se hallen ausentes por cualquier impedimento”.
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Luego, toda la comitiva de senadores y diputados de oposición bajó al hemiciclo de la Asamblea Legislativa. Sin mayor trámite, declaró: “Como presidenta de la Cámara de Senadores asumo de inmediato la presidencia del Estado prevista en el orden constitucional y me comprometo a asumir todas las medidas necesarias para pacificar el país”.
ENVALENTONADOS.
Fueron sendos actos, sin quorum ni presencia de la bancada del Movimiento Al Socialismo (MAS), que cambiaron la historia del país. Once minutos y 20 segundos duró el evento. Luego, extasiados y envalentonados, proclamada y seguidores se trasladaron al Palacio Quemado.
Se sumaron a la comitiva Luis Fernando Camacho, presidente del Comité pro Santa Cruz, y Marco Antonio Pumari, titular del Comité Cívico Potosinista (Comcipo), que lideraron las protestas.
En la otrora oficina de Morales, se impuso a Áñez los símbolos presidenciales y la medalla del Libertador Simón Bolívar. Y se mostró a sus seguidores desde el balcón.
Esos hechos fueron investigados por el Ministerio Público y sancionado por la Tribunal de Justicia en el caso Golpe de Estado II, que involucró, además, a jefes militares y policiales.
Áñez fue sentenciada a 10 años de prisión por delitos de incumplimiento de deberes y resoluciones contrarias a la Constitución y las leyes. Guarda prisión en el penal de Miraflores, en La Paz, donde fue recluida el 15 de marzo de 2021 acusada en otro caso, Golpe de Estado I, por sedición, terrorismo y conspiración.