Xavier Albó, el ‘curioso incorregible’ que ‘volvió a nacer’ en Bolivia
El sacerdote jesuita catalán llegó a Bolivia con 17 años. En abril de 2016 fue condecorado con el Cóndor de los Andes. Este viernes 20 de enero falleció a los 88 años.
El jesuita Xavier Albó, falleció a los 88 años.
Imagen: Archivo La Razón
Xavir Albó Corrons llegó a Cochabamba el 9 de junio el 1952, con 17 años recién cumplidos, y de inmediato se enamoró de las “dos Bolivias”, una urbana y la otra rural, aunque luego se inclinaría por la indígena.
Ese conocimiento de las “dos Bolivias”, parafraseándolo, le hizo “volver a nacer para siempre”.
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“Las transformaciones como la reforma agraria, la nacionalización de las minas y el voto universal me hicieron nacer otra vez en Bolivia, porque era distinto a lo que pasaba en España”, señaló durante una entrevista con el periodista José Luis Exeni.
Entonces, en abril, ocurrió en Bolivia un movimiento revolucionario y Albó pudo ver cómo los obreros y campesinos recorrían el país con sus fusiles al hombro.
De acuerdo con la activista Gloria Ardaya, quien convivió con él y otros jesuitas en la comunidad de Los Piadosos, fue en ese instante en que Albó “se enamoró de ese pueblo rebelde y levantisco”.
El sacerdote jesuita, más conocido como el “P’ajla” (calvo) nació en Garriga (Cataluña, España) el 4 de noviembre de 1934, pero, como había dicho en varias ocasiones, “era catalán de nacimiento y boliviano por decisión”.
Misionero
Albó llegó a Bolivia con el padre José Gramunt, y poco después otros jesuitas que dejaron su legado en la historia de Bolivia, como Luis Espinal, Josep Barnadas, José Prats, Pedro Negre y Luis Alegre, entre otros.
Eligió la región cochabambina de Cliza para instalarse y uno de sus principales propósitos fue aprender quechua, un idioma “imprescindible” para su misión evangelizadora.
El mundo indígena lo encandiló, por ello, junto con otros dos jesuitas, Luis Alegre y Francisco Javier Santiago, fundó el Centro de Investigación y Promoción del Campesinado (CIPCA).
“Xavier es un trabajador compulsivo. Vive para trabajar al servicio de indígenas y campesinos”, recordaba Ardaya, de acuerdo a un testimonio recogido en 2019.
Albó se mudó a la ciudad de La Paz, a una residencia de los jesuitas y un hecho marcaría su vida para siempre.
Política
A pesar de que no participaba de la política, como lo hacía Espinal, se considera que inició su protagonismo político en la huelga de hambre de 1978 junto a “Lucho”, y se inmiscuyó más con el asesinato del jesuita, el 21 de marzo de 1980.
“La huelga de las mujeres fue una experiencia que marcó de la manera más bella mi vida, porque, como decía Lucho, cuando uno ya ha ofrecido hasta su vida, puede hablar de las cosas”, rememoraba Albó.
Aquella huelga fue iniciada por mujeres mineras, encabezadas a la cabeza de Domitila Chungara, contra el dictador Hugo Banzer Suárez. La protesta aceleró la caída de quien después fue elegido en urnas.
Ese episodio provocó un gran dolor a Albó, por ello se fue a Qurpa, cerca de Tiwanaku, y, posteriormente, a Jesús de Machaca.
Como decía, la mitad de su corazón se quedó en Jesús de Machaca y la otra, en Cliza.
El Cristo de Espinal
Entre el 8 y 10 de julio de 2015, el papa Francisco visitó Bolivia y Albó recordó esa llegada como una de las experiencias más gratificantes en su vida, sobre todo por el regalo que le hizo llegar.
Durante la visita del Sumo Pontífice a Palacio de Gobierno, el presidente Evo Morales le obsequió el “Cristo de Espinal”.
“Esta imagen es de Jesús con la hoz y el martillo, y yo hice esa réplica que el presidente le entregó al Papa”, recordó años después.
Las múltiples facetas de Albó
Asamblea Constituyente
La Asamblea Constituyente empezó el 6 de agosto de 2006 en Sucre y tenía como propósito redactar una nueva Constitución.
Aprobó la nueva Constitución Política del Estado el 10 de diciembre de 2007. El proyecto pasó a consideración de referéndum y fue aprobado. El 7 de febrero de 2009 entró en vigencia, con la firma de Morales.
Albó participó de manera activa del proceso constituyente, es así que se fue a vivir a Sucre.
“Fue una asamblea de campesinos y obreros, no de puro constituyentes, y cada uno defendía ‘su cosa’”, rememoró en la entrevista con Exeni.
Democracia
Siempre estuvo del lado de los sectores más oprimidos y humildes, es por ello que defendió las causas justas sin temor a ponerse de lado de una u otra persona, siempre y cuando, en su visión, sea lo “políticamente correcto” con la participación “de todos”.
“La peor de las democracias es mejor que la mejor de las dictaduras”, parafraseó a Espinal.
El curioso incorregible
El 8 de diciembre de 2017 fue presentado el libro autobiográfico de Albó titulado ‘Un curioso incorregible’, elaborado junto con Carmen Beatriz Ruiz.
El material bibliográfico comprende anécdotas, incidentes y eventos de la vida del sacerdote, investigador y antropólogo.
En palabras de Fernando Galindo, del PROEIB Andes, y Gabriela Canedo, del Centro Cuarto Intermedio, en aquella ocasión, esa memoria ayudaba a comprender y entender la pasión de Albó por Bolivia.
La contribución de Albó en la investigación de los pueblos indígenas posibilitó una mayor comprensión de Bolivia con una mirada desde el campo. Y el hombre se adentró tento en la temática, que a veces hablaba en quechua o aymara a sus interlocutores
De acuerdo con Canedo, Albó “fue parte de la historia de nuestro país y vivió paso a paso la construcción de este país donde los indígenas tienen ahora mayor protagonismo”.
Cóndor de los Andes
En abril de 2016, Albó fue condecorado con el Cóndor de los Andes, la máxima distinción que confiere el Estado boliviano.
Fue ese su aporte a la historia de los pueblos y las lenguas (también quechua y guaraní) lo que le permitieron recibir el máximo reconocimiento.
En aquella ocasión pidió ampliar la trilogía andina de valores del pueblo boliviano. A los principios ama suwa (no seas ladrón), ama llulla (no seas mentiroso) y ama qhilla (no seas flojo) añadió: ama llunk’u (no seas servil o adulón) y ama ch’inya (no te calles).
A pesar de tener muchas coincidencias con el entonces presidente Evo Morales, durante ese acto le observó su intención de insistir con la reelección, en claro desconocimiento del resultado del referendo constitucional del 21 de febrero de ese año.
Sin pelos en la lengua, como era forma de ser, le dijo que debería reconocer que perdió en el referendo y le planteó “descansar” para luego volver.
A pesar de ello, dejó en claro que seguiría siendo “librepensante”, comprometido con el “proceso de cambio”.
Columnista
Otra de las facetas a destacar de Albó es la palabra escrita.
Durante una década escribió más de 200 artículos y el periódico La Razón tuvo el privilegio de contar con su colaboración en columnas de opinión.
“¿Y ahora qué?”, “Francisco y el crucifijo de Luis Espinal”, “21F: ¿empate catastrófico?”, “Desastres, cuencas y el MAS” y “Dos finados de fin de año”; son los títulos de algunos de las columnas escritas por Albó para este medio de comunicación.
Muerte
Este viernes 20 de enero, a los 88 años, el “P’ajla” dejó este mundo terrenal, pero su legado en territorio boliviano pervivirá para siempre.
La Compañía de Jesús en Bolivia confirmó el fallecimiento del sacerdote jesuita, debido a un accidente cerebrovascular (ACV) hemorrágico.
“La Compañía de Jesús en Bolivia desea comunicar que el P. Xavier Albó, sj ha partido a la casa del Dios Padre/Madre y recibe de él abrazo amoroso”, señala el comunicado difundido en la página de Facebook Jesuitas Bolivia.
A los pocos minutos de su deceso, las redes sociales se vieron inundadas de mensajes de tristeza y condolencia por la irreparable pérdida.
“Fue el claro ejemplo de que la revolución y la religión pueden ir de la mano. Nuestro sentido pésame a su familia y seres queridos”, escribió el presidente Luis Arce en su cuenta de Twitter.