García Meza: ‘Gueiler prácticamente nos pedía que la golpeemos’
Se cumplen 43 años del golpe de Estado de 1980 contra Lidia Gueiler
1980. El Ejército de Bolivia desplazó tanques en la plaza Murillo y otros puntos de la sede de gobierno
Imagen: archivo
Se ha escrito bastante en torno al golpe de Estado que sufrió el gobierno de la expresidenta Lidia Gueiler, el 17 de julio de 1980, por el que el entonces coronel de Ejército Luis García Meza tomó el poder de facto.
Y no es para menos. Una serie de versiones surgieron a partir de aquella tarde, cuando algunos autores, como James Dunkerley, en su libro Rebelión en las venas, afirman que “obligaron a renunciar” a la entonces mandataria.
En su texto, relata que en medio de una conferencia de prensa un grupo de militares la apartó de los ministros que la acompañaban y los periodistas que cubrían el acto, “y fue trasladada a (Estado Mayor en la zona de) Miraflores para firmar su renuncia”.
Sin embargo, el 12 de noviembre de 1999, un docente universitario, Tomás Molina Céspedes, que más adelante sería nombrado director de Régimen Penitenciario-, lideró una visita a la cárcel de Chonchocoro, en Viacha, en el que García Meza cumplía una condena de 30 años por el denominado Juicio del Siglo.
Uno de los estudiantes que acompañó a Molina preguntó: “¿Con el golpe del 80, usted quiso terminar la lucha (política) entre izquierdas y derechas?”.
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GUEILER
García Meza respondió: “Por entonces el país vivía un caos total. Había tirabombas; estaban los guerrilleros de Ñancahuazú, los hermanos de ‘Coco’ e ‘Inti’ Peredo estaban en el Congreso. La situación era muy caótica. La señora Gueiler prácticamente nos pedía que la golpeemos. Nos decía; ‘Yo les voy a entregar el gobierno, déjenme llegar a las elecciones’”.
Esa entrevista está documentada en el libro denominado Testimonio de un dictador, cuyo contenido está en formato de pregunta y respuesta y que tiene el registro de varias veces que Molina conversó con el exdictador.
Después del golpe del general Alberto Natusch Busch, Gueiler se convirtió, en noviembre de 1979, en presidenta interina de Bolivia.
La coyuntura del golpe del 17 de julio estaba marcada por un movimiento político y social agitado, pues Lidia Gueiler debía llamar a elecciones generales hasta el 6 de agosto de 1980, pero los militares ejecutaron la asonada antes del plazo.
Es periodo también fue calificado como “nefasto” y condenado por una serie de violaciones a los derechos humanos, entre ellos, torturas a dirigentes sectoriales, políticos y hasta miembros del clero, además del brutal uso de violencia excesiva.
Entre varios desaparecidos exiliados y asesinado figuraba en la lista el líder Marcelo Quiroga Santa Cruz, que fue visto por última vez el mismo 17 de julio, cuando un grupo de paramilitares asaltó el edificio de la Central Obrera Boliviana (COB) y se lo llevó por la fuerza junto con otros de sus correligionarios. Su cuerpo no fue hallado hasta ahora.
Al respecto, citado en el libro de Molina, García Meza, consultado sobre quién dio la orden de matar a Quiroga Santa Cruz, negó el mando de la maniobra y dijo que se trataba de una “arbitrariedad” de su entonces ministro del Interior, Luis Arce Gómez, que también formaba en las filas del Ejército de Bolivia.
“Yo no di esa orden. La orden para matarlo a Marcelo Quiroga Santa Cruz, estoy seguro, porque después han ratificado, me han confirmado, ha sido dada por el general (Hugo) Banzer (Suárez), con su gente; con sus suboficiales de seguridad de su primer gobierno”, respondió el exmandatario fallecido en abril de 2018.
Dato
Relató que el autor de la muerte de Quiroga Santa Cruz “es un suboficial” que, luego de ejecutarlo, “fue premiado y enviado al Japón”, para que nadie sepa quién le quitó la vida. Asimismo, dijo que ese suboficial era parte del grupo de uniformados que junto con paramilitares que protagonizaron el asalto violento a las instalaciones de la COB, en La Paz.
“Lo sacaron muerto de la sede de la COB. Ya muerto lo llevaron al Estado Mayor donde me dieron parte. Lucho Arce Gómez con toda tranquilidad me dijo: ‘Con novedad, mi general. Han matado a Marcelo Quiroga Santa Cruz’. Yo me desesperé, le dije: ‘Qué barbaridad han cometido’. Me quedé frío”, relata el exmilitar.
Citado también en el libro Memoria Histórica de las investigaciones, dictaduras 1964-1982, de la Comisión de la Verdad, que se encargó de indagar la vulneración de derechos humanos en los gobiernos de régimen militar, Arce Gómez “reclutaba mercenarios” para sumarlos a las filas de paramilitares, que también dirigía.
“Ejercían profesiones como las de agentes policiales civiles, luchadores en espectáculos de entretenimiento público; taxistas, conductores de colectivos y microbuses, gente del hampa y los militares más inclinados a las tareas de represión e inteligencia”, cuenta dicho documento.
TORTURAS
A ellos se les daba las tareas de amedrentar, torturar y, en algunos casos, hasta matar a ciudadanos opositores a ese régimen. Esos grupos paramilitares —dice el texto— “estaban dirigidos por militares de mandos medios, quienes dependían directamente de García Meza y de Arce Gómez”.
Ya instalado en el poder, y con un equipo de ministros “impuesto” por el alto mando militar de entonces, García Meza aseguró que estaría en la Presidencia por 20 años. Estaba “dispuesto a eliminar” a los líderes de la oposición, a quienes calificó de “terroristas”, para cumplir su cometido.
Su Gobierno, que pregonaba la “reconstrucción nacional”, se vio debilitado por las diferencias con actores políticos y de su misma fuerza, entre los que apuntó al general Banzer —de quien afirmó haber sido su amigo— y al expresidente y líder del Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR), Víctor Paz Estenssoro. A ambos los calificó de “terroristas”.
Con menos intensidad se refería al entonces líder del Movimiento de Izquierda Revolucionario (MIR), Jaime Paz Zamora, que convalecía fuera del país por un accidente aéreo en el que sufrió múltiples y graves quemaduras.
Años después, en 1993, en el fallo del juicio de responsabilidades contra García Meza y Arce Gómez, y otros miembros del gobierno dictatorial, fueron acusados de torturas y otros ilícitos. Ambos recibieron una pena de 30 años de privación de libertad en la cárcel de Chonchocoro.
García Meza falleció el 29 de abril de 2018 en el hospital de la Corporación del Seguro Social Militar (Cossmil), aquejado por problemas de salud, debido a su avanzada edad; fatlaba algunos meses para que cumpla 89 años.
Posteriormente, el 30 de marzo de 2020, Arce Gómez perdió la vida a causa de un shock séptico. Él solía decir que anden “con el testamento bajo el brazo”.
(17/07/2023)