Al renunciar Morales, Áñez tenía a militares y policías a su disposición
El libro ‘Golpe II’ revela declaraciones de testigos del caso judicial
2019. Un militar coloca la banda presidencial a Jeanine Áñez, luego de su proclamación en la Asamblea.
Imagen: OSCAR ORTIZ TWITTER
A casi dos horas de la renuncia del presidente Evo Morales, el 10 de noviembre de 2019, Jeanine Áñez ya se sabía mandataria. Un enviado de Luis Fernando Camacho había movido los hilos y las Fuerzas Armadas y la Policía Bolivia estaban a su disposición.
Presionado por una movilización desde el 22 de octubre motivada por un presunto fraude electoral, un motín policial y la petición de renuncia de parte de los mandos militares y policiales, el mandatario dimitió a las 16.50 de ese día desde Chimoré, Cochabamba.
A las 18.45, la senadora informó a la red Unitel que ella asumiría la sucesión, ante las renuncias de Morales, el vicepresidente Álvaro García y los presidentes de las cámaras de Senadores, Adriana Salvatierra, y de Diputados, Víctor Borda. Éste había sido el primero que renunció, a las 13.30, lo hizo —según contó— para evitar que una turba quemara a su hermano en Potosí, que, precisamente, lo presionaba para dimitir.
“En el orden constitucional, me correspondería asumir este reto”, afirmó Áñez, entonces segunda vicepresidenta de la Cámara de Senadores.
Lo hizo luego de aceptar la sugerencia del monseñor Eugenio Scarpellini (+), quien se contactó con ella desde la misma reunión extralegislativa en la Universidad Católica (UCB), que analizó la sucesión y vio que le correspondía.
Jeanine Áñez
Horas antes de ese 10 de noviembre, López Julio —hombre de confianza de Camacho— se reunió con el entonces comandante de las Fuerzas Armadas, Williams Kaliman. Así lo develaron los generales Flavio Gustavo Arce San Martín, entonces jefe de Estado Mayor, y Jorge Pastor Mendieta Ferrufino, comandante del Ejército, al acogerse a proceso abreviado en el caso Golpe de Estado I, que investiga los hechos precedentes a la renuncia de Morales.
A las 15.48, Kaliman leyó en conferencia de prensa un comunicado del Alto Mando de las Fuerzas Armadas cuya parte final demandaba: “Sugerimos al presidente del Estado que renuncie a su mandato presidencial, permitiendo la pacificación y el mantenimiento de la estabilidad por el bien de nuestra Bolivia”.
Desde entonces, los militares y policías quedaron a disposición del nuevo régimen. Comenzaron sistemáticamente a arropar a la senadora de Unidad Demócrata (UD), quien se encontraba en Trinidad, Beni. Según cuenta Áñez en su libro Jeanine, de puño y letra (El País, 2023), la noche del 10 y el mismo 11 de noviembre coordinó su viaje a La Paz con Fernando Roca Landívar, “como el nexo entre Fernando Camacho y el Comité pro Santa Cruz”.
La mañana del 11 de noviembre viajó en Amaszonas y, de escala en Santa Cruz, coincidió con el senador Óscar Ortiz. En cuanto llegaron a El Alto, un militar los esperaba en la terminal aérea.
2019
“El que nos recibió era un militar, nos dijo que tenía instrucciones de llevarnos al Colegio Militar (en la zona de Irpavi, La Paz)”, declaró el 8 de junio de 2021 ante el fiscal del caso, Omar Mejillones.
Un libro publicado recientemente por La Razón, Golpe de Estado II, de la exdiputada Susana Rivero, recoge testimonios, pruebas y declaraciones del caso que permitió la sentencia de Áñez a 10 años de prisión, acusada por su proclamación presidencial el 12 de noviembre de 2019 bajo delitos de incumplimiento de deberes y resoluciones contrarias a la Constitución y las leyes.
Al llegar al Colegio Militar, un jefe castrense esperó a Áñez, quien, sin citarlo en su libro, dice que se trata de un “comandante”.
En realidad, se trataba del general Willy Pozo, el comandante de la academia militar. Golpe II recoge sus declaraciones.
El jefe militar devela que quien le comunicó del aterrizaje del helicóptero con Áñez, su hija Carolina y Ortiz (según hace referencia Pozo) a bordo, fue el entonces comandante del Ejército, Pastor Mendieta, también sentenciado en el caso Golpe de Estado II.
“Me dijo que iba a aterrizar un helicóptero con autoridades y que oba a proceder con reserva por la situación del país; ése es el contenido del mensaje”, dice Pozo.
¿Pero quién comunicó a Áñez en El Alto que iba a ser trasladada a Irpavi? Quien cuenta algunos datos es el piloto del helicóptero, Teddy Yuri Vera, jefe del Escuadrón Aéreo 101 Al Rotatoria Grupo Aéreo Presidencial.
“Yo estaba como coaviador FAB-754. Una vez que se alistó la aeronave, en el aeropuerto abordaron una mujer y un varón, y nos dirigimos al Colegio Militar”, declara el piloto ante el fiscal.
Con él también se encontraba el mayor Jimmy Andia, su inmediato superior. Vera dice que, al aterrizar en Irpavi, fue Andia quien bajó para abrir las puertas.
Y el fiscal pregunta a Vera quién puede hacer uso de la aeronave. “Es perteneciente al Ministerio de la Presidencia; a través del conducto regular se puede hacer uso de la aeronave”, responde.
En los alrededores de la pista, la cancha de césped sintético, esperaban dos vehículos oficiales de color oscuro. Había tres personas de civil a la espera de Áñez.
Pozo no recuerda si hubo o no policías en el operativo.
Derclaraciones
Sin embargo, en sus declaraciones ante el Ministerio Público recogidas en el libro, el entonces jefe nacional de la Unidad de Seguridad de Dignatarios (Usedi), Jorge Williams Vidal Quiroga, cuenta la intervención policial aquel 11 de noviembre. “Pasado el mediodía me llama Yuri Calderón (comandante general de la Policía Boliviana) y me dice que yo me haga cargo de la seguridad de Jeanine Áñez; yo le digo que no puedo, porque era seguridad de Evo Morales. Pero no me hicieron caso, pues me indicaron que conllevaba un proceso ante la negativa”, afirma el oficial.
Luego, Áñez fue trasladada al hotel Casa Grande, en la zona de Calacoto. Allí había instalado su cuartel de operaciones Camacho.
“Al llegar, me sorprendió el ‘protocolo’ para llegar a él, con hombres en todo el piso que parecían de seguridad civil y servían de ‘filtro’”, cuenta Áñez en su libro.
A las 14.00 de ese lunes, la senadora llegó a la Asamblea Legislativa, en la plaza Murillo. Bajó del vehículo con Israel Alanoca, y quienes la recibieron en la puerta fueron el expresidente Jorge Quiroga y el senador Arturo Murillo, además de sus seguidores.
En un contacto con periodistas en las gradas del hall antiguo, prometió la instalación de sesiones para la lectura de renuncias.