Asamblea en crisis: división, descrédito, escasa producción y falta de incidencia
Piedra, Papel y Tinta analizó la situación con tres actores legislativos
Saúl Lara asistió a Piedra, Papel y Tinta, de La Razón, al panel con Antonio Dalence
Imagen: Miguel Carrasco
Paralizada desde hace varias semanas, la Asamblea Legislativa sufre una crisis de gobernabilidad a raíz de varios factores: división entre fuerzas políticas, escasa producción, falta de incidencia política, ausencia de consensos y descrédito institucional.
Hace más de un año, la Asamblea Legislativa no logra encaminar las elecciones judiciales y, ahora, cuando se aprestaba por segundo año a reencauzar el proceso, otro órgano del Estado, a través de una sala constitucional de Pando, frenó la fase de evaluación de méritos de 404 postulantes a los tribunales Supremo de Justicia, Constitucional y Agroambiental, y al Consejo de la Magistratura.
No solo las elecciones judiciales se encuentran en vilo, también leyes, créditos y programas, que no pasan a consideración legislativa debido a la división que sufren las fuerzas con representación parlamentaria: el Movimiento Al Socialismo (MAS), Comunidad Ciudadana (CC) y Creemos.
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División
Un último intento por buscar consensos, reencaminar la agenda legislativa y destrabar las elecciones judiciales fracasó el jueves 16 de mayo, cuando el vicepresidente del Estado y presidente nato de la Asamblea Legislativa, David Choquehuanca, convocó a un diálogo a los presidentes de las cámaras de Diputados y de Senadores, y a legisladores de las tres bancadas políticas. Los condicionamientos previos a cualquier debate entramparon el encuentro.
No hay salida posible al empantanamiento. Si bien el Tribunal Constitucional Plurinacional (TCP) debe absolver una acción de tutela para la continuidad del proceso de evaluación de postulantes, las elecciones judiciales se encuentran en vilo.
La transmisión Piedra, Papel y Tinta, de La Razón, analizó ayer la situación con el diputado de CC Saúl Lara, el senador arcista del MAS Rubén Gutiérrez y la exdiputada del MAS Valeria Silva.
La calificación sobre la Asamblea Legislativa es negativa.
En criterio de Lara, el Órgano Legislativo, actualmente, no goza de buena salud por “factores internos y externos”. Indicó que su modelo instaurado desde 2006 (bajo el mandato de Evo Morales) fue “funcional al gobierno” debido a que contaba con amplia mayoría y los dos tercios de votos. Sin embargo, admitió, esa situación permitía una dinámica más ágil.
Consideró que, ahora, la Asamblea Legislativa perdió atribuciones como su condición de ser el “contrapeso’ ante los órganos Judicial y Ejecutivo.
En su criterio, gran parte de la responsabilidad recae sobre la fractura del MAS. “La crisis del MAS ha perdido el control desde 2016 por los problemas internos (y eso repercutió) en las cámaras de la Asamblea”, analizó.
Crisis
No obstante, esa crisis no es exclusiva del MAS. “Existen tendencias en Creemos y nosotros (en CC) también tenemos nuestras dificultades”, reconoció Lara.
En tanto, desde México y a través de Zoom, Silva atribuyó tres factores a la crisis legislativa: inoperancia, falta de credibilidad y escasa incidencia política.
Respecto al primer factor, dijo que la Asamblea no muestra resultados de su trabajo. Hay muchas leyes pendientes de aprobación, como el mismo proceso de las elecciones judiciales.
Sobre la falta de credibilidad, la exlegisladora lamentó que ésta se encuentre por “los suelos”.
Según el último informe Delphi de la Fundación Friedrich-Ebert-Stiftung (FES-Bolivia), el 65,1% de los encuestados tiene una perspectiva negativa sobre la labor de la Asamblea Legislativa.
Dato
Acerca del tercer factor, Silva afirmó que la Asamblea Legislativa está inmiscuida en sus divergencias, sin posibilidad de incidencia nacional e internacional.
El senador Gutiérrez coincidió con los dos entrevistados y admitió que la Asamblea atraviesa “momentos difíciles”. Recordó que, en el periodo anterior del MAS, el Órgano Legislativo tenía un promedio de aprobación de 100 leyes en cada gestión. “Luego bajó el nivel de operatividad”.
Silva acotó que, en las gestiones pasadas de la Asamblea Legislativa, en tiempos de los dos tercios, tenía la capacidad de marcar agenda mediática y, además, era capaz de incidir en la economía y la política exterior.
“Esto tiene que ver con la debilidad de la constitución de las bancadas. Antes había una bancada hegemónica. Con esos dos tercios podía sentarse con los tres poderes sin condiciones de por medio”, evaluó la exdiputada.
En concordancia, Gutiérrez afirmó que cuando existen divisiones en las bancadas, la resolución de problemas es compleja. “Pero la oposición y (el ala evista) tienen los dos tercios y lo han utilizado para obstruir y dilatar los procesos”, cuestionó el senador.
Iniciativa
Entretanto, Lara sugirió al Órgano Ejecutivo intentar armar “una nueva correlación de fuerzas para una agenda parlamentaria” y, así, destrabar importantes proyectos de ley que están en cola, como la adhesión de Bolivia al Mercosur, la ley de asistencia familiar o la ley reforzada para niños víctimas de abuso sexual.
Desde comienzos de 2023, la Asamblea Legislativa sufre la división y la atomización de sus tres fuerzas políticas, que degeneran en retraso de leyes, violencia, bochornos, ausencia de acuerdos y crisis de gobernabilidad.
Según Gutiérrez, no reportó problemas en los dos primeros años de gestión del presidente Luis Arce, entre 2021 y 2022. Sin embargo, sus situación se complicó con la crisis del MAS.
El MAS ganó las elecciones generales del 18 de octubre de 2020 con el 55,1% de los votos y consiguió 21 de los 36 escaños en la Cámara de Senadores; CC, 11, y Creemos, cuatro. En Diputados, el MAS logró 75 escaños de 130; CC, 39 y Creemos, 16.
(23/05/2024)