Desde el retorno a la democracia en 1982, hace 42 años, Bolivia vivió al menos 14 crisis que pusieron en vilo su sistema político. Tras casi dos décadas de dictaduras militares, el país recuperó la democracia con la llegada al poder de Hernán Siles Zuazo.
Sin embargo, en medio de esas crisis, hubo otros hechos políticos que tuvieron también su importancia en la situación del país.
El 10 de octubre de 1982, en un acto en el entonces Congreso Nacional, el general Guido Vildoso Calderón devolvió el poder a Siles Zuazo, ganador de las elecciones de 1980. Éste fue acompañado por el vicepresidente electo, Jaime Paz Zamora.
Si bien Siles, de Unidad Democrática y Popular (UDP), había ganado las elecciones presidenciales del 29 de junio de 1980 con el 38,7% de los votos, no pudo asumir la presidencia debido a que, días antes de su juramento, su predecesora, Lidia Gueiler, sufrió un golpe de Estado el 17 de julio de parte del general Luis García Meza.
Elecciones
Siles Zuazo no pudo asumir el cargo sino ese 10 de octubre, más de dos años después de su victoria electoral. Sin embargo, ante una grave crisis económica y la presión de la Central Obrera Boliviana (COB), decidió acortar su mandato y llamar a elecciones para el 6 de agosto de 1985.
Ganó las elecciones Víctor Paz Estenssoro, del MNR, y su política de shock ante la crisis fue la promulgación del Decreto Supremo 21060, del 29 de agosto de 1985, a las semanas de haber llagado a su cuarto mandato.
La medida supuso reformas neoliberales para estabilizar la economía. Miles de trabajadores, especialmente mineros, fueron despedidos y “relocalizados”.
Un año después, el 21 de agosto de 1986, los trabajadores iniciaron la llamada “Marcha por la Vida”, que el 28 de ese mes fue interceptada con violencia estatal en Calamarca.
Otro hecho que marcó la democracia fue la “Marcha por el Territorio y la Dignidad”, propiciada por indígenas del oriente del país entre agosto y septiembre de 1990. Fue el propio presidente de entonces, Jaime Paz Zamora, que alcanzó a los manifestantes en plena carretera para atenuar la situación de crisis.
Democracia
La Guerra del Agua, en 2000, bajo el gobierno de Hugo Banzer, surgió tras la privatización del servicio de agua en Cochabamba. Las protestas masivas obligaron al gobierno a revertir la medida, marcando un hito en la resistencia social boliviana y evidenciando el descontento con las políticas neoliberales.
Jorge Quiroga Ramírez asumió la presidencia tras la renuncia de Hugo Banzer en 2001.
En 2003, Bolivia vivió la Guerra del Gas, cuando el plan de exportar gas natural a través de Chile provocó violentas protestas que culminaron con la renuncia, el 17 de octubre, de Gonzalo Sánchez de Lozada.
Carlos Mesa, entonces vicepresidente, asumió el poder, pero las tensiones sociales persistieron. En 2005, ante la creciente presión social y política, renunció; y Eduardo Rodríguez Veltzé llegó a la presidencia del país en su condición de titular de la Corte Suprema. Organizó las elecciones del 18 de diciembre de ese año, que ganó por primera vez Evo Morales, del Movimiento Al Socialismo (MAS).
Gobierno y democrcia
Aquel asumió la presidencia el 22 de enero de 2006. Sin embargo, meses después sufrió la presión política, que se decantó en 2008 con conflictos regionales y el ataque a indígenas en Sucre, que rayó en racismo. Un referéndum revocatorio reordenó la situación de polarización.
Instalada la Asamblea Constituyente, no terminó la crisis. Un episodio grave envolvió la redacción de la nueva Constitución: la represión de la Calancha, en noviembre de 2007, terminó con tres muertes.
Los desacuerdos políticos terminaron con un cabildeo en el Congreso Nacional, que permitió la redacción final de la Constitución, aprobada luego en un referéndum nacional en 2009.
En 2011, la represión en Chaparina puso en vilo la democracia y al gobierno de Morales.
Sin embargo, la crisis política se acrecentó con el referéndum del 21 de febrero de 2016, cuando Morales y el MAS buscaron respaldo para la modificación de la Constitución y su eventual segunda repostulación. El No ganó, pero el MAS persistió hasta lograr que el Tribunal Constitucional, a través de su Sentencia 084/2017, permitió su habilitación electoral en 2019.
Ruptura
Para entonces, el país se polarizó entre adherentes de Morales y sus detractores, que calificaban de ilegal la candidatura del líder del MAS. La situación se degeneró con la crisis poselectoral —las elecciones fueron consideradas fraudulentas— que derivó en la renuncia del mandatario el 10 de noviembre de ese año y la proclamación de la senadora Jeanine Áñez el 12.
La llegada al poder de ésta fue calificada de “golpe de Estado” por parte del MAS. Las masacres de Sacaba y Senkata, con una veintena de muertos, sellaron la grave crisis entonces.
Las elecciones del 18 de octubre de 2020 reencauzaron la situación. Luis Arce ganó los comicios con el 55,1% de votos.
Sin embargo, en 2022, por sus idas y venidas sobre la convocatoria al Censo de Población y Vivienda, padeció un paro violento de 30 días propiciado por la institucionalidad cruceña y el gobernador Luis Fernando Camacho.
El 26 de junio de este año, un intento de golpe militar puso otra vez en riesgo la democracia. Lideró la asonada el general Juan José Zúñiga, ahora encarcelado.
A pocos más de un año del final de su mandato, Arce sufre la presión de la crisis del MAS y de la economía. A finales de septiembre, Morales lideró una marcha cuyas demandas están en pausa.