El BID, tomado
Queda, así, la evidencia de que los sistemas multilaterales están bajo permanente asedio de las grandes potencias.
Por primera vez en 60 años, un estadounidense acaba de ser electo como presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). El dato, que podría pasar por un llamativo hito considerando que la sede del organismo está en la capital de Estados Unidos, representa la ruptura de un pacto fundacional en la institución multilateral, mediante el cual la presidencia siempre debió estar en manos de un país latinoamericano.
El estadounidense Mauricio Claver-Carone, nacido en Cuba y exasesor del presidente Donald Trump, ganó la votación realizada el sábado último, en una sesión virtual debido a la circunstancia impuesta por la pandemia, gracias a que era el único candidato al puesto luego de que Argentina decidiera meses atrás retirar la postulación de su representante ante el organismo como forma de protesta por la polémica decisión del Departamento de Estado estadounidense.
Semanas atrás, un grupo de expresidentes latinoamericanos, entre ellos Fernando Henrique Cardoso (Brasil), Ricardo Lagos (Chile), Julio María Sanguinetti (Uruguay), Juan Manuel Santos (Colombia), Ernesto Zedillo (México), y el exjefe del Gobierno de España Felipe González, alertaron en una carta abierta que la nominación de Claver-Carone era “una grave falta de respeto hacia las reglas de convivencia hemisférica e internacional y ciertamente una seria agresión a la dignidad latinoamericana”.
Al igual que Argentina, Chile, Costa Rica y México argumentaron que la votación, ya aplazada meses atrás debido a la emergencia por el COVID-19, debía volver a posponerse ya que la pandemia impidió el debate adecuado entre los Estados miembro del organismo financiero multilateral. No fue el caso de Bolivia, cuya Presidenta había anunciado ya en junio que apoyaría al candidato de EEUU, sin argumentar nada más que su expectativa en el personaje.
Un experto entrevistado por la agencia de noticias France Presse afirmó que la elección, en la que un tercio de los Estados miembro se abstuvo de votar, puede considerarse una “victoria diplomática” para el país sede del BID, pero también una sorpresa “humillante” para el resto de los países que participan en el organismo, particularmente luego de que “la Casa Blanca insultara y faltara el respeto a los ciudadanos de esos países”. Otro experto coincidió en señalar que la decisión adoptada el sábado era “evitable” y que ahora será “no tan fácil de revertir”.
Queda, así, la evidencia de que los sistemas multilaterales están bajo permanente asedio de las grandes potencias, que a través del control financiero que poseen sobre estas han comenzado a tomarlas por las buenas o por las malas, o a retirarles los fondos en caso de no lograrlo, tal y como ha sucedido ya con la Unesco y la OMS, causando un retroceso de décadas en la construcción de un mundo en el que las diferencias, lejos de ser motivo de orgullo para los más aventajados, eran un obstáculo a superar.