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El día después

Aunque no eran pocos quienes apostaban a un final de jornada con inestabilidad y cual agoreros afirmaban que estaban listos para enfrentar la violencia, la votación ayer fue, como ya es tradición en Bolivia, ejemplar y con una masiva asistencia de las y los electores; la suspensión del sistema de Difusión de Resultados Rápidos (Direpre) fue seguramente el hecho más inesperado del día.

En efecto, aunque hasta el momento de escribirse estas líneas era imposible señalar siquiera cuál de los candidatos llevaba ventaja sobre el resto, sí se hizo posible afirmar que la gran victoria fue para la democracia, pues la ciudadanía asistió a votar y en muchos casos a vigilar el desarrollo de los comicios hasta el conteo de votos y firma del acta. La gran innovación este año estuvo en que en muchas mesas de sufragio hubo muchas personas tomando fotografías del acta.

El interés de muchas y muchos ciudadanos en tener un registro propio del acta tiene varias explicaciones, todas ellas relacionadas: por un lado queda la susceptibilidad producida por la narrativa del fraude, que vincula el sistema de Transmisión Rápida de resultados Parciales (TREP) con la alteración de resultados, pese a que siempre se supo que lo exhibido en este sistema no tenía carácter vinculante.

Precisamente por ello, uno de los mayores empeños del Tribunal Supremo Electoral (TSE) estuvo en rediseñar dicho sistema, tarea que produjo el sistema Direpre, cuyas bondades y fortalezas fueron señaladas con insistencia, no obstante de lo cual fue súbitamente suspendido pocas horas antes de iniciarse la votación. Tareas que “no podían ejecutarse y era preferible dejarlas” fue la razón esgrimida por el presidente del TSE para esa decisión, que contra lo que se esperaba, produjo un evidente alivio en los diferentes actores políticos, con la clara excepción de Creemos, la agrupación que empujó al expresidente del Comité Civico pro Santa Cruz a la candidatura.

La otra novedad fueron las enormes filas en muchos recintos de votación de las ciudades. Las medidas de bioseguridad para evitar en lo posible los contagios de COVID-19 implicaron distancia social y distribución de las y los votantes por horario según la terminación de la cédula de identidad. Una vez más, la población votante del país demostró que existe disciplina a la hora de ejercer el derecho, que a la vez es deber, de elegir.

Queda, como ha pedido el presidente del TSE al anunciar el sábado la suspensión del Direpre, paciencia para conocer los resultados finales del cómputo, única fuente oficial para publicitar el resultado final de la elección. Mientras tanto, también cabe esperar templanza de los líderes políticos para aceptar el resultado sea cual fuere y, sobre todo, para calmar los ánimos de las bases en la eventualidad de la derrota. Con la votación de ayer, parte de la institucionalidad democrática ha sido recuperada; sin embargo, es todavía mucho lo que resta por hacer.