Cultura y arte
Las tareas referidas a la interculturalidad, así como a la descolonización y su otra cara, la despatriarcalización, merecerán una atención especial.
Con la posesión, días atrás, de Sabina Orellana Cruz como ministra de Culturas, Descolonialización y Despatriarcalización, no solo se ha repuesto una cartera de Gobierno de gran importancia estratégica, sino también se ha repuesto el canal institucional para producir y ejecutar políticas de fomento a las artes, tarea súbitamente interrumpida durante el gobierno transitorio.
Es evidente que las tareas referidas a la interculturalidad, así como a la descolonización y su otra cara, la despatriarcalización, merecerán una atención especial, dadas las necesidades de transformación de la sociedad, que no solo no ha podido superar viejas prácticas de racismo y discriminación, sino que en algunos casos las ha profundizado y actualizado durante los casi 12 meses de gobierno transitorio.
Lo que no es tan evidente es el tipo de apoyo que merecerán las y los artistas del país, que no tienen Viceministerio que se encargue de las manifestaciones artísticas de la cultura y deben superar toda clase de obstáculos para merecer reconocimiento no solo a su obra, sino a su labor como creador de cultura y por tanto, tan digno de seguridad financiera como cualquier otro trabajador.
Casi coincidiendo con la restitución del Ministerio de Culturas, el Gobierno Municipal de La Paz anunció el lanzamiento del seguro de vida para artistas, una iniciativa desarrollada con apoyo de la Cooperación Suiza y esfuerzo del colectivo Todos Somos Culturas, que consiste en pólizas que cubren a las y los creadores artísticos a cambio del pago de una cuota mensual durante 10 años.
El acto de lanzamiento del seguro, que se anuncia como parte de un Programa de Fortalecimiento al Sector Cultural de La Paz, “Munasiña Pacha” (Tiempo de querernos y ayudarnos), sirvió para que representantes de diversos sectores de artistas, incluyendo escritores, músicos y artistas plásticos reflexionen sobre la precariedad en la que la mayoría de las y los creadores desarrollan su trabajo, situación que se agravó durante los meses de pandemia que hicieron prohibidos los actos públicos, en los que es posible el comercio de arte.
Hace falta, expresaron las y los artistas, políticas e incentivos, pero también una nueva mirada desde la sociedad, que en muchos casos sigue considerando el trabajo artístico como pasatiempo o actividad voluntaria, incluso a pesar de que la cuarentena impuesta a causa de la pandemia hizo que muchas personas redescubrieran la importancia del arte en sus vidas.
El Presidente del Estado ha enfatizado en la función estratégica que cumple el flamante Ministerio de Culturas, Descolonización y Despatriarcalización; ahora toca que quienes están en la cabeza de éste desarrollen no solo discursos y posiciones, sino una mirada integral de la cultura y sus múltiples manifestaciones, incluyendo aquellas que alimentan el alma de las personas que las consumen, pero también el cuerpo de quienes las producen.