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Contrabando

Como todos los años, la llegada de la fiesta de Navidad y la tradición de intercambiar regalos que trae asociada, demanda mercados bien abastecidos de toda clase de bienes de consumo. Si bien el proceso dinamiza la economía y pone en circulación el dinero, en el caso boliviano se distorsiona debido a que gran parte del comercio está alimentado por el contrabando.

Si bien las fronteras bolivianas son vulnerables todo el año a los intentos de clanes de contrabandistas, es durante el último trimestre del año cuando más activas son las operaciones de internación ilegal de mercadería. El negocio implica mucho más que propietarios y transportistas del contrabando, pues demanda servicios de abastecimiento y cobijo, que se brindan en las poblaciones fronterizas.

Así, la intensa lucha contra el contrabando, que desarrolla el Viceministerio del ramo a través de fuerzas especiales de las FFAA, se ve obstaculizada no solo por temerarios transportistas capaces incluso de cruzar un campo minado a bordo de sus camiones de alto tonelaje, sino también de la población de aquellas localidades cercanas a los pasos fronterizos, capaz de poner en riesgo la vida de quienes combaten el ilícito negocio.

Además del ya señalado incremento estacional en la demanda, favorece a la buena salud del contrabando el hecho que durante el gobierno transitorio la lucha contra este crimen no fue tomada como prioridad y, según el actual Viceministro de Lucha Contra el Contrabando, incluso se desmanteló parte de la capacidad instalada en las fronteras. A ello debe agregarse el cierre de fronteras a causa de la pandemia, que incrementó el uso de pasos ilegales.

Por otra parte, la devaluación de las monedas de países vecinos favorece la importación ilegal de productos de origen animal y vegetal, lo cual, según la Cámara Agropecuaria del Oriente (CAO), produce pérdidas de hasta Bs 30 millones solo para el sector porcícola y merma hasta en 20% la producción de las granjas nacionales.

Por su parte, el Presidente del Estado, en un acto de entrega de automóviles incautados para reforzar la lucha contra el contrabando, recordó que cuando se comercia y se consume productos importados se afecta de manera directa a la industria nacional, mucho más si es de contrabando, pues en ese caso ni siquiera produce ingresos en calidad de impuestos y mucho menos es sometido a controles de calidad.

Poner freno al contrabando demanda, pues, mucho más que las exitosas tareas de interdicción que se conocen, ya que es evidente que como modus vivendi está muy extendido en poblaciones menores y hasta ciudades intermedias, cuyas poblaciones se han mostrado dispuestas a conservar su fuente de ingresos por cualquier medio. Sin alternativas al contrabando como medio de subsistencia para quienes trabajan en este ilícito negocio, las mafias que mueven millonarios negocios seguirán gozando de la complicidad de la población tanto en la frontera como en los mercados urbanos.