Internet y telecomunicaciones
No es exagerado decir que hoy la humanidad está más conectada que nunca.
Si bien se hizo lugar común en los saludos de fin de año el señalar lo malo que fue el 2020, hay algunos sectores de la economía que no solo tuvieron una buena gestión, sino que prosperaron de un modo extraordinario; es probable que el sector de mayor desarrollo haya sido el de tecnologías de telecomunicaciones, pues nunca como ahora la gente necesita artefactos para comunicarse.
No es exagerado decir que hoy la humanidad está más conectada que nunca; sin embargo, tal portento, cuyos extremos actuales eran casi inimaginables hace menos de medio siglo, cuando hablar con alguien en otro país era no solo difícil sino prohibitivamente costoso, es posible solo gracias a la mediación de artefactos de sorprendente diseño que a su vez posibilitan al usuario humano acceder a complejísimas redes que hacen posible el contacto a través de imagen y audio con personas que están al otro lado del mundo.
No es secreto que uno de los sectores más dinámicos es el de telecomunicaciones, y si hasta hace un año tenía un desarrollo exponencial en materia de desarrollo tecnológico, con la llegada de la pandemia global por el COVID- 19 se vio aún más acelerado, pues la mayor parte de la población global se vio arrastrada a la interconexión remota, incluso contra su voluntad.
En Bolivia la situación no fue diferente, y junto con la venta de dispositivos tales como teléfonos inteligentes, tabletas y computadoras, se disparó el número de conexiones a Internet, otra a través de cables de fibra óptica, otra a través de las redes inalámbricas, estas últimas más veloces, aunque también mucho más costosas, lo cual solo puede haber redundado en crecientes ingresos para vendedores de artefactos y proveedores de servicios de conexión, que vieron cómo las personas pasaron de estar en promedio tres horas y media diarias frente a la pantalla de su móvil a más de cinco.
Junto con las conexiones a la red llegaron las aplicaciones para pertenecer a las redes sociales virtuales, que no solo funcionan como canales de comunicación interpersonal, sino que posibilitan nuevas formas de interacción con personas conocidas y desconocidas en cualquier parte de la Tierra. En Bolivia, solo durante 2020 el uso de estas redes se incrementó en 50%, según reporte del encargado de Facebook para este país y Paraguay, quien agrega que ese incremento fue particularmente evidente en el uso de sistemas como WhatsApp y Facebook Messenger.
Considerando que ninguna de las sofisticadas y eficientes tecnologías de telecomunicación hoy al alcance de cualquier usuario tiene un costo (al margen del precio que se paga por acceder a Internet), es evidente que el negocio está en tener la mayor cantidad posible de usuarios del servicio, y junto con ellos, literalmente, torrentes de datos personales, que individualmente hasta parecen nimios, pero agregados por millones, aportan datos sobre el comportamiento y las actitudes de sociedades enteras y hacen posible intervenir sobre ellos.