Suspender campañas
Las propuestas y el debate programático están prácticamente ausentes del espacio público-político.
A reserva de las decisiones que se puedan tomar en las siguientes semanas respecto al proceso electoral en curso en el país, se están cumpliendo en plazo cada una de las actividades previstas en el calendario de los comicios. Continúa en tanto el debate, ya conocido, sobre la pertinencia o no de postergar la votación dada la crítica situación sanitaria por la pandemia.
En respuesta a las voces que piden suspender las elecciones subnacionales, el TSE ha comunicado oficialmente que sigue trabajando en la organización de los comicios convocados para el 7 de marzo. Así, el próximo jueves vence el plazo final para la sustitución de candidaturas por renuncia. Y el 5 de febrero está prevista una actividad fundamental: el sorteo público para la selección de jurados de las mesas de sufragio. Ese mismo día se inicia la difusión de propaganda electoral en medios de comunicación.
En ese marco, a la espera de informes técnicos acerca de la curva de contagios en la agresiva segunda ola del COVID-19, dentro de siete semanas las y los bolivianos acudiremos nuevamente a las urnas. Esta vez debemos elegir gobernadores, asambleístas departamentales, alcaldes y concejales municipales (en algunos casos se eligen otras autoridades departamentales y regionales). La pregunta nuevamente, como el año pasado, es en qué condiciones de bioseguridad llegaremos a la jornada electoral.
Más allá de las implicaciones de una elección en un contexto de pandemia, es importante plantear algunas inquietudes sobre la calidad del proceso electoral venidero, que cierra un largo y complejo ciclo en el país. Y es que luego del ruido de la selección y registro de candidaturas —con sorpresas, fisuras, alguna renovación y mucho transfuguismo—, las propuestas y el debate programático están prácticamente ausentes del espacio público-político. Así difícilmente podremos esperar un voto informado.
A ello se añade la decisión de algunas organizaciones políticas y cada vez más candidatos de suspender sus actos públicos de campaña —en especial eventos masivos que impliquen riesgos de contagio—. Cierto que esto no significa, por supuesto, que haya un paréntesis en la disputa electoral, sino que la misma tendrá que concentrarse en los medios de comunicación, redes sociales digitales y otras formas de comunicación interpersonal. Siendo limitante, no debería degradar ni menos clausurar el debate.
Considerando la experiencia de las elecciones de octubre, hay quienes sostienen que no es necesario postergar los comicios subnacionales. Se argumenta que la votación, bajo protocolos de bioseguridad, no derivó en el aumento de casos. Es decir, la jornada de votación misma no implica un riesgo sanitario mayor. Pero el desafío democrático no es solo garantizar la participación ciudadana (siempre menor que en una elección general), sino en especial un proceso plural, transparente, programático y competitivo.