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Pacto fiscal

Como se ha mencionado en varias ocasiones en este mismo espacio, uno de los temas principales en el debate de cara a la elección de las y los gobernadores es el referido al pacto fiscal, imperativo constitucional y legal que no halla cauce desde hace más de un lustro, y que en gran medida determina la posibilidad de avanzar en la senda autonómica, el resto es voluntad política.

Tres candidatos y una candidata a la gobernación de su respectivo departamento se avinieron a responder algunas preguntas relacionadas con su mirada sobre el rumbo que este trámite debe tomar. Sus respuestas, variadas como su perspectiva y su posición en el tablero ideológico, hacen poco énfasis en la necesidad de alcanzar acuerdos, tarea que demanda diálogo y negociación, pero también y sobre todo, profunda vocación autonómica.

Así, los candidatos a gobernador por el gobernante MAS en La Paz y Cochabamba coinciden en la necesidad de coordinar con el nivel central del Estado para asegurar fuentes de ingreso a sus respectivas gobernaciones; el de Cochabamba además asume que los tiempos no están para aventuras en materia de impuestos o empresas públicas y que conviene asegurar el financiamiento de fuentes nacionales.

Más inclinación al modelo autonómico muestran la candidata por Unidad Nacional a la Gobernación de La Paz y el candidato de Creemos al gobierno departamental de Santa Cruz. Ambos coinciden en subrayar el hecho de que más de ocho de cada 10 dólares de los recursos públicos son administrados por el Gobierno nacional, dejando muy poco para la gestión de gobernaciones, gobiernos municipales y universidades.

La candidata paceña señala las profundas inequidades que produce el estado actual de cosas, no solo entre departamentos y con relación al nivel central, sino también entre municipios de un mismo departamento a causa de las diferencias en población. Para también el excandidato a la presidencia, el pacto fiscal debe asignar el 60% de los recursos a los gobiernos subnacionales y solo el 40% al nacional. Estos candidatos tampoco muestran inclinación a desarrollar vocación y capacidades para la generación de ingresos propios.

Es posible que por la dificultad inherente a lograr acuerdos que dejen contenta a la mayoría, o que produzcan descontento entre los menos, la posibilidad de reinstalar un consejo autonómico como el que no logró grandes avances en 2018 sea todavía remota y no esté en agenda de nadie, particularmente por la debilidad estructural que acompañará, siquiera al principio de su mandato, a los nuevos gobernantes subnacionales.

Sin embargo es un tema pendiente desde hace mucho, y urgente, pues solo cuando haya acuerdo en el modo en que los recursos deben ser distribuidos, pero además producidos, será posible vislumbrar el modo en que la autonomía puede hacerse realidad. Mientras tanto, el Gobierno central controla los recursos y gran parte de las decisiones, y los subnacionales tienen a quién culpar de sus defectos.