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Balance del 7M

A la espera del lento cómputo departamental, los datos parciales disponibles nos permiten ensayar un balance inicial de las elecciones departamentales, regionales y municipales del pasado domingo. Además de la valiosa reafirmación democrática, estos comicios terminan de configurar el paisaje de las autoridades electas y de un todavía incierto campo político en el país.

Más allá de los resultados oficiales de la votación, y de la proclamación de “ganadores” y “perdedores”, las elecciones del 7 de marzo demuestran una vez más la voluntad ciudadana de participar con su voto en la renovación de los órganos del poder público (en este caso a nivel subnacional). Una importante participación en las urnas, pese a la pandemia, y una jornada tranquila demuestran esta vocación democrática. Aunque fueron casos aislados, debe deplorarse la ausencia de jurados y la quema de ánforas.

En cuanto a los resultados, hay algunas constataciones importantes, algunas de ellas lamentables. Como hemos señalado aquí, es una lástima que, al igual que en los comicios del año pasado, no hayamos contado con un sistema oficial de resultados preliminares. Seguimos pues a merced de empresas encuestadoras contratadas por canales de televisión que, a las 20.00 de la jornada de votación, difunden datos de bocas de urna con grandes márgenes de error. Tema para el debate y la reforma normativa.

Por otra parte, se repite en menor escala lo que ya habíamos visto en las fallidas elecciones 2019 y también en las elecciones 2020: algunos actores que terminan perdiendo en las urnas recurren rápidamente a declarar que hubo “fraude”. Lo hacen sin ninguna evidencia documentada ni impugnación conforme a los plazos y procedimientos establecidos por ley. Siembran así dudas sobre el resultado y golpean la legitimidad tanto de las autoridades electas como del organismo electoral. Es una pésima práctica.

¿Y cómo queda el campo político? Si bien están pendientes algunas gobernaciones, las oposiciones confirman su fortaleza en las ciudades capitales. Seguramente los candidatos del MAS, que sigue siendo la única fuerza política con presencia nacional, ganarán más del 60% de las alcaldías, pero la mayor parte son del área rural y ciudades intermedias. Es deseable que estos resultados generen procesos de autocrítica y de renovación, además de mecanismos de democracia interna en las organizaciones políticas.

Otro dato relevante son los cambios en la estructura de poder en lugares como La Paz y Santa Cruz, con la derrota de Sol.Bo y de Demócratas, respectivamente. Es notoria también la ausencia de Unidad Nacional y de la alianza Comunidad Ciudadana. Y una vez más se observan interesantes ejercicios de voto cruzado. Lo que sigue es esperar la conformación de gobernaciones departamentales y gobiernos municipales y la pronta coordinación con el nivel central del Estado para la urgente agenda de políticas anticrisis.