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Malas prácticas

Tal como ocurrió en las fallidas elecciones generales de 2019, la alianza Comunidad Ciudadana, esta vez en su expresión local en Santa Cruz de la Sierra, desplegó tres malas prácticas: proclamar resultados antes de la conclusión del cómputo oficial, sembrar dudas sobre el proceso y, luego, negarse a reconocer la votación. Tales acciones dañan la institucionalidad y la democracia.

El domingo 7 de marzo, aferrándose a un dato insostenible de una encuesta en boca de urna, el presidente de CC, Carlos Mesa, felicitó “la victoria de Gary Áñez en Santa Cruz”. Para entonces no había resultados oficiales. Y la propia empresa CiesMori modificó horas después la tendencia con su conteo rápido, según el cual el ganador de los comicios en la Alcaldía cruceña no era Áñez, sino Jhonny Fernández. Demás está decir que Áñez y su gente, con gran festejo, se proclamaron ganadores esa misma noche.

Con el avance del cómputo departamental se fue haciendo evidente que, lo menos, no había un candidato claramente victorioso y que la elección para la Alcaldía se definiría por pocos votos. Igual tres días después, el 10 de marzo, Mesa reiteró “el aliento a nuestro candidato Gary Áñez, ganador (sic) de las elecciones del 7/3”. Y pasó a la segunda mala práctica: “seguimos con preocupación el accidentado (sic) escrutinio de votos en SRZ”. Y apuntaba a la actuación del Tribunal Electoral Departamental.

Gustavo Pedraza, número dos de CC, fue más lejos: el 7 de marzo publicó en Twitter una foto suya con Áñez: “Abrazando al nuevo #Alcalde de Santa Cruz”. Sin esperar resultados oficiales, proclamó alcalde a su candidato. Claro que no tardó en sembrar dudas sobre el proceso: “Cómo y quiénes controlaron la cadena de custodia de las actas desde que fueron entregadas en el centro de cómputo del TED?”. Los voceros de la alianza en Santa Cruz se ocuparon de cuestionar el trabajo del organismo electoral.

La consecuencia de haber proclamado ganador a un candidato que finalmente perdió la elección, sumada a cuestionamientos a la transparencia del proceso y del tribunal electoral, condujo a la tercera mala práctica. El encargado fue el propio Gary Áñez, quien tras conocerse el cómputo oficial aseguró que hubo “fraude descomunal” (en 2019, salvando distancias, Mesa habló de “fraude monumental”). “Nosotros hemos ganado la elección, nos están robando la Alcaldía”, dijo Áñez sin presentar ninguna evidencia de “fraude”.

Un último recurso de nulidad de actas interpuesto por la alianza fue rechazado por el TSE al haber sido presentado fuera de plazo. Con ello se cierra cualquier posibilidad de modificar el resultado: Fernández fue electo alcalde de Santa Cruz de la Sierra. ¿Cambiarán Mesa y los suyos su posición respecto al proceso? ¿Aceptarán el cómputo oficial y definitivo? Asumiendo que las malas prácticas no son exclusivas de una organización política o candidatura, es fundamental erradicarlas para fortalecer nuestra democracia.