Icono del sitio La Razón

El fracaso del Comité

Pese al empeño de algunos actores políticos y el aliento de sus operadores mediáticos, el Comité pro Santa Cruz fracasó en su convocatoria para articular un frente de oposición con las autoridades recién electas. Por diferentes motivos, varios invitados se excusaron de participar. Los dirigentes del Comité, molestos, tuvieron que cancelar el encuentro. Hay señales interesantes.

 Atribuyéndose una representación política que no le corresponde, el Comité Cívico cruceño envió invitaciones a diferentes autoridades opositoras electas para una “Reunión Nacional de Emergencia en Defensa de la Democracia y en contra de la Persecución Política”. Pretendía así encabezar un bloque de presión y en su caso movilización contra el gobierno del presidente Arce. Y esperaba, quizás, ser actor protagónico como en la crisis político-institucional de 2019 que derivó en el derrocamiento de Morales.

Esta vez, el “gobierno moral” (sic) de los cruceños fue desairado. La tónica pronta e inequívoca la dio Eva Copa, alcaldesa electa de la ciudad de El Alto: “No voy a asistir a una reunión donde una persona trató a mi pueblo de bestias y animales” (se refería al presidente del Comité, Rómulo Calvo). Y para que no haya duda, Copa remató marcando distancia: “Tenemos diferencias ideológicas y políticas abismales”. Luego los alcaldes electos de La Paz y Cochabamba alegaron razones de agenda para no asistir.

Una tercera posición de rechazo a la convocatoria de Calvo fue asumida en Beni por el Movimiento Tercer Sistema (MTS). “No vamos a participar en absolutamente nada de cabildo, ni de reuniones con el Comité Cívico pro Santa Cruz. Ha sido una decisión unánime”, informó el dirigente regional del partido, descartando la presencia de los electos gobernador de Beni y alcalde de Trinidad. De ese modo, evitaban formar parte de la renovada polarización a propósito de los juicios contra el régimen de Áñez.

Más allá de la bravata del presidente del Comité cruceño contra quienes descartaron su intento de reunión opositora (“ojalá no tengan que bajar la cola y venir algún momento a los movimientos cívicos a pedir ayuda”), las señales brindadas por las autoridades electas a nivel departamental y local son importantes. Algunos gobernadores y alcaldes, distantes del oficialismo, no están dispuestos a correr detrás de dirigentes cívicos ni entrar en una lógica de enfrentamiento MAS versus antimasismo.

En un escenario donde priman relatos que polarizan en lógica amigo/ enemigo, es saludable para la democracia que haya fuerzas y actores políticos, además de autoridades electas, que asuman posiciones de equidistancia respecto a los extremos. Más allá de razones pragmáticas de necesaria coordinación con el nivel central del Estado, estas expresiones alternativas pueden nutrir el debate plural y, si acaso, espacios de acuerdo. El fracaso del Comité cruceño, en ese sentido, es una buena noticia para el país.