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Reactivar el sector hidrocarburos

La diversificación productiva es uno de los grandes objetivos del país. Sin embargo, las explotaciones hidrocarburíferas seguirán siendo determinantes por mucho tiempo más para impulsar el crecimiento económico y financiar el gasto público. Por tanto, son positivas las medidas para reactivar la búsqueda de nuevas reservas y de relanzamiento de la industrialización.

Desde hace más de dos décadas, los recursos que el país obtiene por la exportación de gas han impulsado el crecimiento económico, aumentado los recursos públicos y han vinculado a Bolivia con los mercados globales. Con la nacionalización, una buena parte de la renta gasífera ha podido ser recuperada y ser utilizada para financiar políticas redistributivas y modernizar servicios públicos.

Por supuesto, hay también un consenso sobre la necesidad de ir diversificando las fuentes de riqueza y el valor agregado de la actividad productiva nacional, pero evidentemente el país seguirá dependiendo aún por muchos años más del sector hidrocarburífero, ya sea para exportar o simplemente para abastecer el creciente consumo doméstico e industrial de esos productos.

Por esas razones, la búsqueda de nuevas reservas de petróleo y gas debería ser una de las acciones prioritarias de cualquier gobierno. Es también estratégico ir avanzando en la industrialización o en la agregación de mayor valor a esos productos, para obtener mejores ingresos y estar al abrigo de las súbitas variaciones de sus precios si se exportan solo como materias primas.

Antes del conflicto político de 2019, éstos ya eran objetivos clave del sector y del gobierno boliviano, pero la paralización que se ha producido ha hecho más urgente la reactivación de las acciones en ambos frentes. No está demás decir que el balance del gobierno transitorio en este ámbito fue notablemente deficiente debido a la aguda crisis institucional en que se sumergió YPFB y a graves errores como la paralización de la planta de urea de Bulo Bulo que produjo incluso daños en esas instalaciones.

La reactivación inteligente del sector es, por tanto, uno de los grandes desafíos del gobierno del presidente Arce. En ese sentido, son muy positivas la apertura de nuevos pozos de exploración en varias zonas de Santa Cruz y Chuquisaca y la planificación de importantes inversiones en ese rubro por parte de YPFB, sus filiales y varias empresas privadas extranjeras. De igual manera, la pronta puesta en marcha de la factoría de Bulo Bulo es también una señal alentadora.

Este renovado impulso de la actividad hidrocarburífera debería, por supuesto, realizarse aprendiendo de los problemas que se tuvo que enfrentar en el periodo anterior, particularmente en lo que se refiere a la necesaria consideración de los impactos ambientales de todas esas intervenciones y del establecimiento de un diálogo fluido y permanente con las comunidades involucradas.