Tiempo de pesimismo
Hará falta mucho trabajo de parte de las autoridades y de la clase política para cambiar estas percepciones.

La opinión pública, o parte de ella al menos, mira el presente con mucho pesimismo, acaba de revelar un estudio de la Fundación Friedrich Ebert (FES). Líderes de opinión y otras personas notables de todo el país que participaron del estudio aplazan a la democracia boliviana, pero no pierden la esperanza en ella, pues 96 de cada 100 creen que es el mejor sistema de gobierno.
Se trata de la versión del estudio Bolivia: Contexto y escenarios para 2021, que consiste en sucesivas rondas de encuestas a un grupo “plural de actores políticos, analistas, periodistas y especialistas en distintos ámbitos” que fueron seleccionados aplicando un “muestreo por conveniencia”, con criterios “de diversidad, pluralismo en posicionamiento político, género, región y edad”, aunque sus autores reconocen que la mayoría siguen siendo varones y residentes de las ciudades “del eje”.
Los resultados no muestran optimismo: ocho de cada 10 creen que la polarización no se cerró con las elecciones de 2020, pero lo más importante es que una mayoría de ellas y ellos (59%) considera que se debe indagar y sancionar a los autores del “fraude electoral”; ciertamente muchas más personas que las que piden similares medidas contra los responsables del “golpe de Estado”: 45%; eso sí, 97% espera que se investiguen las violaciones a los DDHH, pues “no pueden quedar en la impunidad”.
Hay más datos del pesimismo generalizado: 92,9% de los encuestados siente preocupación por la conflictividad en el país en los próximos 12 meses; al mismo tiempo, el 62,5% de los encuestados cree que “el país está polarizado, pero los/las bolivianos/as podemos resolver nuestras diferencias pacíficamente”, muy por encima del 25% que asevera que “en el país hay una fuerte polarización política, regional y social”, por lo cual “el enfrentamiento entre bolivianos es inevitable”.
Asimismo, el 58,04% de las personas participantes del estudio atribuye la polarización política al “enfrentamiento político-ideológico”, el 37,50% al “racismo y la discriminación”, el 32,14% a las “disputas regionales, regionalismo”. A la pregunta sobre “el mayor riesgo si la polarización persiste”, el 52,7% de opiniones apunta a la “imposibilidad de acuerdos entre oficialismo y oposición”; el 45,5%, a “conflictos a nivel local/regional”; el 42,9%, a una “convulsión social y represión estatal”; el 17,9%, a un “enfrentamiento violento (hasta guerra civil)”.
Es verdad que los resultados no pueden ser generalizados al conjunto de la población boliviana, ni siquiera a la de las ciudades capitales; sin embargo, por la composición de la muestra, se puede inferir que se trata de personas con alguna influencia sobre la opinión pública o las instituciones que la alimentan, lo que quiere decir que se trata de temas y formas de mirarlos que se repetirán en los medios de comunicación y otras plataformas de discursos públicos. Hará falta mucho trabajo de parte de las autoridades y de la clase política para cambiar estas percepciones.