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El factor Mesa

La declaración ante la Fiscalía de la expresidenta del régimen provisorio, Jeanine Áñez, así como otras versiones que se van difundiendo, como la de la jerarquía de la Iglesia Católica, permiten reconstruir el tablero de acciones y actores de los hechos de noviembre de 2019. Se está discutiendo el protagonismo del excandidato y hoy jefe de Comunidad Ciudadana, Carlos Diego Mesa.

Denuncias penales, declaraciones de imputados y testigos, memorias, reportes de prensa, entrevistas periodísticas, diversos comunicados, en fin, proveen información y plantean diferentes miradas e interpretaciones sobre la coyuntura crítica que derivó en el derrocamiento del expresidente Evo Morales y la sucesión del 12 de noviembre de 2019, cuya legalidad y constitucionalidad están en cuestión. La evidencia muestra que la gestión de la “transición” fue extrainstitucional, incluidos actores externos.

En los últimos días, la disputa política sobre el tema apunta al papel que tuvo, en diferentes momentos de la crisis, el excandidato presidencial de la alianza Comunidad Ciudadana, Carlos Mesa. Se recuerda al respecto que Mesa, derrotado en las elecciones generales 2019 —a la postre declaradas sin efecto legal—, se apresuró a declarar, la misma noche de la votación, que había segunda vuelta. Al día siguiente, sobre la base de resultados preliminares y no oficiales, proclamó “fraude escandaloso”.

Durante los 21 días de paro y movilizaciones urbanas que siguieron a los comicios, con centro decisorio en los cabildos realizados en el Cristo de la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, el actor político Mesa tuvo intervenciones episódicas. Y su discurso fue mutando a tenor de las consignas del entonces dirigente cívico Luis Fernando Camacho. Así, del planteamiento de segunda vuelta electoral, Mesa pasó a la demanda de anulación de las elecciones y, luego, la exigencia de renuncia de Evo Morales.

Más allá de acciones deplorables asociadas a la coyuntura crítica, que se inauguraron con la quema de cinco tribunales electorales departamentales, fueron decisivos los días posteriores a las renuncias del presidente y vicepresidente el 10 de noviembre. Hay diferentes datos e interpretaciones sobre la sucesión presidencial, que correspondía a la titular del Senado, Adriana Salvatierra. Mesa fue tajante al cerrar esa opción: “Nadie que sea militante del MAS puede continuar ese proceso político”.

En tal contexto de “vacío de poder”, se produjeron las opacas reuniones en la Universidad Católica. Allí, algunos operadores políticos, cívicos y eclesiásticos de oposición trazaron y ejecutaron el plan para la autoproclamación de Áñez. Uno de los principales actores en aquel momento, dada su condición de excandidato, fue precisamente Carlos Mesa. Seguramente brindará información relevante al respecto en su declaración como testigo en el proceso penal en curso contra la exsenadora y otros implicados.