Un desafío para todos
Ese enfoque preventivo y realista es quizás la mayor virtud de lo anunciado por el presidente Arce.
El discurso del presidente Luis Arce el pasado miércoles ha definido una hoja de ruta clara de la manera cómo el país tendría que ir superando la pandemia. Hay que resaltar el esfuerzo gubernamental de previsión, lectura realista y respuesta concreta frente a los escenarios sanitarios que se vislumbran para los próximos meses. Ahora todos debemos trabajar para ejecutar eficazmente esta estrategia.
La dinámica de la pandemia está sorprendiendo a todos los gobiernos. Las nuevas oleadas de contagio, la aparición de variantes del virus más peligrosas y los enormes problemas globales de producción y abastecimiento de vacunas y medicamentos esenciales están complicando todas las políticas de contención y de tratamiento de la enfermedad que se están aplicando en el mundo.
En tal contexto, los anuncios presidenciales del miércoles han perfilado una renovación y fortalecimiento de la estrategia sanitaria que se ha estado aplicando desde fines del año pasado. Está compuesta de tres grandes lineamientos: la masificación de pruebas, una estrecha coordinación del trabajo de los tres niveles de gobierno para la prevención y tratamiento de la enfermedad, y la vacunación rápida de una gran parte de la población.
La tercera ola ha puesto a prueba esos planes y permitió identificar sus potencialidades y limitaciones. El Gobierno parece haber aprendido de esa difícil experiencia y está ahora proponiendo un conjunto de acciones urgentes y ambiciosas que parecen articularse en torno a la premisa de que tenemos que estar preparados para el peor escenario, es decir para una inminente cuarta ola en los próximos meses. No sería entonces el momento para relajarse o transmitir un falso optimismo. Ese enfoque preventivo y realista es quizás la mayor virtud de lo anunciado por el primer mandatario.
Por otra parte, las nuevas orientaciones vienen acompañadas de medidas concretas: metas de gasto en salud en todos los niveles para estar preparados para atender a los enfermos de una nueva ola, abastecimiento de millones de pruebas y sobre todo un gran esfuerzo para conseguir suficientes dosis de vacunas para inmunizar a gran parte de la población en un corto plazo. Esto último tampoco era obvio considerando la grave escasez, incertidumbre permanente y complejidad logística que enfrentan todos los países para obtener más inmunizantes. El trabajo diplomático, financiero y organizativo del Gobierno para lograr estas metas debería ser reconocido.
El gran desafío ahora es implementar con eficacia toda esta enorme movilización de recursos y personal. No basta con tener vacunas e insumos médicos, hay que aplicarlos y usarlos, para eso es crucial el trabajo responsable de las autoridades, sin distinción partidaria, pero también el apoyo de todos los sectores, sindicales, empresariales, mediáticos y gremiales. Se trata de una tarea nacional. Ojalá estemos todos a la altura de este reto.