Icono del sitio La Razón

Bolivia (no) Verifica

A reserva de cómo evolucionen las investigaciones acerca del material antidisturbios que llegó al país desde Argentina un día después de la autoproclamación presidencial de Áñez, hay la necesidad de un debate sustantivo sobre la veracidad (o falsedad) de los hechos y sus evidencias. En ello, la plataforma Bolivia Verifica cometió un error lamentable que lastima su credibilidad.

En conferencia de prensa, el canciller Rogelio Mayta difundió una carta, de fecha 13 de noviembre, en la que el comandante de la Fuerza Aérea Gonzalo Terceros agradece al embajador argentino en Bolivia por el envío de “material bélico de agentes químicos” (sic). Y acusa recibo. Para entonces, junto con el Alto Mando, Terceros había puesto su cargo a disposición de Áñez. La carta tiene sello de recepción del 15 de noviembre. Con esa carta, Mayta acusó al gobierno de Macri de haber apoyado la represión.

Mayta hizo pública una carta sin haber contrastado previamente información para verificar su autenticidad. Es un acto de ligereza estatal. Ahora sabemos, ex post, que la carta de marras consta en los archivos de la Fuerza Aérea Boliviana, hay confirmación del diplomático argentino que la recibió y que las armas en efecto llegaron al país. Al respecto, hay una denuncia formal en Argentina contra Macri y los suyos. Del otro lado está el abogado defensor de Terceros, asegurando que la carta es apócrifa.

Más allá del debate político, la precocidad del Canciller y el oportunismo del abogado defensor, preocupa que un muy valioso medio digital como Bolivia Verifica, creado hace más de dos años para verificar noticias y “luchar contra la desinformación”, se haya apresurado a declarar que la carta del general Terceros es “falsa”. La evidencia para esa calificación es tan endeble (el abogado como fuente principal) que la propia Bolivia Verifica tuvo el buen tino de rectificar y “retirar la categoría de falso”.

El problema son los efectos, en especial dos de ellos. El primero es que con el aval de Bolivia Verifica, que en general hace un gran y apreciable trabajo, los operadores mediáticos de la oposición asumieron como “verdad” que la carta es “falsa”. Y lo difundieron ampliamente. No ocurrió lo mismo con la rectificación, asumida tímidamente por esos mismos medios. Es decir, se aprovechó el error de verificación para manejar políticamente la agenda informativa en la disputa de relatos que hoy polarizan el país.

El otro efecto tiene que ver con Bolivia Verifica. El precoz veredicto, sin suficiente contrastación de fuentes, en un asunto sensible y altamente politizado como la carta, tiene un costo en credibilidad. De ahí la interrogante, más allá de versiones interesadas sobre filiación política y fuentes de financiamiento de la plataforma, sobre quién verifica el trabajo de los verificadores de noticias falsas. Ojalá este excepcional traspié contribuya a cuidar la calidad del trabajo periodístico y sus verificaciones.