Muerte del Wayna Bus
Incluso las mejores ideas pueden fracasar estrepitosamente si no se hace el debido proceso.
En 2014, inspirado por el éxito inicial del servicio La PazBUS, el gobierno municipal de El Alto invirtió Bs 91,4 millones en la compra de una flota de buses para el transporte masivo de pasajeros; el servicio comenzó a brindarse desde marzo de 2015, con no pocos problemas, pero en 2020 se suspendió y acaba de anunciarse que el servicio del Wayna Bus no se ofrecerá más.
Fue en la gestión de Édgar Patana que se realizó la multimillonaria inversión, pero desde el inicio mismo del proceso los problemas se fueron acumulando. Primero fue evidente la falta de una planificación adecuada, no solo de la compra de la flota de buses sino también del diseño del servicio; luego fue el nombre, pues el original, Sariri, ya había sido registrado por un banco, lo cual obligó a buscar una alternativa. Finalmente, se hizo evidente que el costo de brindar y mantener el servicio de transporte público representaba un gasto oneroso para el municipio alteño.
Como evidencia de la mala planificación, que incluye desde una empresa municipal incapaz de satisfacer las demandas de las y los usuarios y de crear una cultura similar a la desarrollada en La Paz alrededor de los buses Puma Katari, hasta la necesaria planificación presupuestaria para dar mantenimiento a la flota y subsidiar el servicio (como sucede en cualquier parte del mundo), pasando por la violenta oposición del gremio de transportistas de esa ciudad, hoy no solo falta voluntad política para seguir brindando el servicio, sino también las condiciones para hacerlo.
Según la Alcaldesa de esa ciudad, “de los 60 buses, solamente pueden entrar en operaciones 13”, pues otros 30 ya no son operables y 17 solo podrán funcionar luego del debido mantenimiento, para lo cual, explicó, no se ha programado el presupuesto necesario, como tampoco los recursos para subsidiar la operación del sistema de transporte, especialmente en materia de combustible. Las autoridades municipales han sugerido la posibilidad de hacer una auditoría y procesar a las exautoridades a cargo.
Con todo, el gobierno municipal alteño ya está dando un uso alternativo a los pocos buses operables: 10 de ellos están siendo empleados desde hace días como puntos móviles de vacunación que se desplazan a plazas y mercados, y se espera que este fin de semana los otros tres se conviertan en buses turísticos para mostrar la ciudad y su arquitectura, y las maravillas naturales que la rodean.
Queda, pues, nueva evidencia de que incluso las mejores ideas pueden fracasar estrepitosamente si no se hace el debido proceso, que incluye conocer las necesidades de la población y, por supuesto, dotarse de un sistema de gestión del servicio que, incluso si subsidiado, sea eficaz. Nada de eso hubo en El Alto, donde se pretendió competir con la iniciativa paceña, sin considerar los múltiples obstáculos y problemas que acarrea ofrecer cualquier servicio público, los mismos que, por cierto, también amenazan al PumaKatari.