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La (ex)vocal opositora

La ahora exvocal del TSE Rosario Baptista asumió su posicionamiento político opositor y renunció al cargo. Lo hizo cuestionando la solidez del sistema electoral, la independencia del Órgano Electoral y la legitimidad de los comicios. Claro que no presentó ninguna evidencia. La señora Baptista, que enfrentaba un proceso disciplinario, le debe una explicación al país.

Junto con otras cinco personas, Baptista fue elegida vocal a fines de 2019 por la Asamblea Legislativa Plurinacional. La renovación de autoridades electorales fue resultado de un acuerdo político entre el MASIPSP y la oposición para encaminar nuevas elecciones. En ese marco, la presidenta provisoria había nombrado previamente a su delegado al TSE. El mandato de los nuevos vocales fue administrar los comicios generales y subnacionales. Lo hicieron en un ambiente de crisis múltiple y polarización política.

La vocal Baptista saltó a la palestra pública tres días antes de la posesión de Luis Arce y David Choquehuanca, que habían ganado las elecciones por mayoría absoluta de votos en un proceso avalado por todas las misiones de observación (OEA y Unión Europea en primera fila). En esa ocasión mandó una carta a Luis Almagro sembrando dudas sobre el padrón electoral. Sus colegas calificaron la versión como “fantasiosa”. El mismo día aclaró en otra carta que “no cuestionaba específicamente el resultado” de las elecciones.

Meses después, la entonces vocal fue noticia cuando el pleno del TSE la suspendió temporalmente por una falta grave. Ya antes se le había iniciado un proceso disciplinario por la posible comisión de una falta muy grave que, según la legislación vigente, implica la sanción de destitución. La medida quedó en suspenso por una acción ante el Tribunal Constitucional. Ahora se sabe que la semana de su renuncia, Baptista habría cometido otra falta muy grave al faltar a sesiones continuas de Sala Plena.

Lo crítico de la renuncia de la señora Baptista son las denuncias que plantea en su carta dirigida al Vicepresidente del Estado. De manera temeraria, la exvocal afirma que el TSE no es independiente ni imparcial, que en las elecciones 2020 “se ignoraron los verdaderos resultados” y que, bajo el actual sistema electoral, el partido de gobierno “nunca perderá una elección”. Más allá de su discurso opositor, lo lamentable es que haga semejantes afirmaciones con desparpajo y sin aportar ninguna prueba.

Resulta al menos curioso que las intervenciones públicas de Baptista coincidan con momentos en los que se busca desconocer la voluntad ciudadana expresada en las urnas. En noviembre del año pasado hizo coro con quienes, de rodillas en los cuarteles, pedían suspender la posesión del presidente Arce. Y ahora brinda “argumento” a grupos derrotados en las elecciones que retoman su narrativa del “fraude”. La (ex)vocal opositora le debe una explicación al país por daños al sistema y a la institucionalidad electoral.