Economía plural
En los recientes conflictos se ha visibilizado una demanda de los ciudadanos por que se les permita trabajar.

Más allá de la agitada coyuntura política, la reactivación de la economía y la consolidación de un crecimiento inclusivo sigue siendo uno de los grandes retos del país. El modelo para conseguirlo es una economía plural como está definida en la Constitución Política del Estado. Es necesario fortalecer los acuerdos y alianzas que fortalezcan esa orientación para reducir la pobreza y desigualdad.
En su informe a la nación, el presidente Arce ha aportado datos relevantes sobre el estado de la economía y ha terminado su alocución con una propuesta: “Queremos que todas las formas de organización económica participen del esfuerzo por la única Bolivia que tenemos: la economía estatal, la privada, la social cooperativa y la comunitaria”.
Esa definición no es una novedad considerando que la Constitución Política de 2009 define al modelo económico boliviano como plural. Pero, llama la atención que sea mencionado en las palabras finales del discurso del mandatario a un año del inicio de su mandato. Se lo podría asumir como un compromiso para impulsar esa pluralidad y trabajar articuladamente en la reactivación de la economía con todos los sectores que la conforman.
En los recientes conflictos se ha visibilizado una demanda de los ciudadanos por que se les permita trabajar después de una crisis que empobreció a las familias y empresas de todo tamaño. Se esperaría, por tanto, que el Gobierno les asigne una mayor prioridad a las tareas económicas y sociales en los próximos meses.
Hay cierto consenso en que el Estado tiene un rol estratégico y protagónico en la economía. Pero es también evidente que los sectores privados de todas las escalas, varios de ellos muy dañados en la crisis, requieren de medidas y políticas que incentiven sus inversiones de manera que la productividad aumente y se generen empleos de calidad. Los recursos del Estado no serán suficientes frente a la dimensión de la reconstrucción y relanzamiento productivo que se tiene que encarar.
Para lograr una mayor colaboración público-privada, lo primero es escuchar y dialogar con todos los actores de la economía plural, viendo lo que se necesita, pero también clarificando lo que se puede hacer. No todo lo que piden los emprendedores privados o productores comunitarios es siempre posible, pero hay que conversar sobre los problemas para despejarlos a partir de un intercambio de argumentos franco y transparente.
Al final, seguramente se conseguirán algunos acuerdos y colaboraciones, dando legitimidad y potencia a las políticas e inversiones que surjan de ellos. Cooperación que además podría coadyuvar a reducir la crispación y polarización que tanto daño nos está haciendo. Un mayor esfuerzo y buena voluntad del Gobierno y todos los actores de la economía para avanzar en ese sentido podría ser bueno para el país.