El factor padrón
La confianza en el padrón electoral y su integridad son requisitos de primer orden para el ejercicio del sufragio en democracia.
En ocasión de la presentación del Informe de Gestión 2021, el Tribunal Supremo Electoral (TSE) reafirmó la fiabilidad del padrón electoral biométrico y cuestionó la doble moral de algunos actores al respecto. Informó también sobre las condiciones para conformar un nuevo registro o, en su caso, realizar una nueva auditoría. El padrón es un factor relevante para la democracia.
El actual padrón electoral biométrico, construido en 2009, fue resultado de un gran esfuerzo nacional en respuesta a las dudas sobre la confiabilidad del anterior padrón, con el que votamos en Bolivia desde el retorno a la democracia. Se trató de un salto cualitativo fundamental en nuestro sistema electoral. Y es que a diferencia de los registros basados en papel, la biometría garantiza que cada persona tenga un registro único con el que se incorpora al padrón y ejerce su derecho al voto.
El padrón biométrico, que disminuyó el subregistro electoral en el país, se estrenó en los comicios generales de diciembre de 2009. Y desde entonces ha sido el instrumento para concurrir a las urnas en procesos electorales y referendarios. Con ese padrón, el MAS-IPSP ganó sucesivas elecciones presidenciales, pero también perdió en el referéndum de reforma constitucional del 21 de febrero de 2016. El mismo padrón fue utilizado en las elecciones judiciales de 2017, con mayoría de votos blancos y nulos.
Tales datos fueron señalados en su mensaje por el presidente del TSE, Oscar Hassenteufel, para cuestionar la doble moral de algunos actores políticos que siembran dudas sobre el padrón electoral con el que se votó en las elecciones generales de 2020, pero no dicen nada cuando con el mismo padrón ganaron en el referéndum del 21F o en las recientes elecciones subnacionales del año pasado. Hassenteufel subrayó también que el padrón fue certificado por varias misiones internacionales de observación electoral.
Respecto a la posibilidad de una auditoría al padrón electoral, el titular del TSE recordó que en 2017 se realizó una auditoría integral organizada por la OEA, con la participación de expertos independientes de la región. Dicha auditoría concluyó que el padrón boliviano es confiable. Y sobre la demanda de alguna dirigencia opositora de hacer un nuevo padrón que sustituya al actual (que solo tiene 12 años), Hassenteufel informó que costaría al país $us 54 millones, monto no disponible en el TSE.
Así las cosas, parece que lo más razonable es seguir trabajando en la modernización, renovación tecnológica, saneamiento y depuración del padrón, con mecanismos y procedimientos verificables. La confianza en el padrón electoral y su integridad son requisitos de primer orden para el ejercicio del sufragio en democracia. En ello cuentan los hechos, no las denuncias irresponsables sin ninguna evidencia o, peor, declaraciones “temerarias y fantasiosas”, como las de una exvocal electoral, hoy desaparecida.