Jair y Jeanine
Si Áñez niega enfáticamente tal reunión, entonces uno de los dos miente.
La revelación de un video en el cual se ve al presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, afirmando haber estado una vez con la expresidenta Jeanine Áñez ha generado polémica en el país. Como no se conoce públicamente tal reunión, tendría que haber sido secreta. Se acusa también a Áñez de haber usado el avión presidencial para esos fines. Y se anuncian investigaciones al respecto.
La noticia sobre el supuesto encuentro entre Bolsonaro y Áñez, que de haberse producido no tuvo carácter oficial, fue publicada por el diario argentino Página 12, con un reporte desde Brasilia. En la nota se habla de una suerte de “confesión involuntaria” del mandatario brasileño, registrada en un video que, por la gravedad del hecho, habría sido eliminado de YouTube por los bolsonaristas. Se informa también sobre los “sospechosos y reiterados vuelos” del avión presidencial FAB-001 con destino a Brasil.
Por supuesto que semejante declaración de Bolsonaro se convirtió en noticia en el país, pese a que algunos operadores mediáticos de la oposición optaron por no difundirla. De manera previsible, desde el Gobierno y la Fiscalía se emitieron veloces pronunciamientos, señalando que Áñez debería prepararse para responder. La expresidenta, por su parte, mediante su equipo de defensa, negó enfáticamente haberse reunido con Bolsonaro y expresó “serias dudas” sobre la veracidad de la información.
Poco después apareció el video con las declaraciones de Bolsonaro, que resultan inequívocas: “Mira, la expresidente de Bolivia, Jeanine, estuve con ella una vez, una persona simpática, está presa…”. ¿Jair estuvo con Jeanine una vez? ¿Cuándo? ¿En qué circunstancias? Hasta ahora no se conoce una versión oficial al respecto de la Cancillería o de la embajada brasileña. Y si Áñez niega enfáticamente tal reunión, entonces uno de los dos miente. “Dos mentirosos seriales”, comenta el periodista que reveló el video.
Más allá de varias cuestiones que deben esclarecerse, como los supuestos vuelos sin autorización del avión presidencial, es evidente que la administración de Bolsonaro tuvo cercanía con el régimen provisorio de Áñez, empezando porque fue el primer país en reconocerla tras su autoproclamación. La excanciller Longaric sabe de eso. Se ha mencionado también que el embajador de Brasil en Bolivia participó en las reuniones de la Universidad Católica donde se definió el plan de sucesión inconstitucional.
Todos estos hechos, que rápidamente son politizados y se usan de manera instrumental, abonan la disputa en torno al enjuiciamiento de la expresidenta Áñez, que en el caso Golpe de Estado II ya tiene fecha de inicio: 10 de febrero. La opacidad de la polarización no debe hacernos perder de vista la premisa fundamental de exigencia de justicia, con garantía plena de la presunción de inocencia y del debido proceso. Lo demás es ruido, demasiado ruido. O silencios convenientemente cuidados.