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Alcaldía a la deriva

En los últimos días, en dos ocasiones consecutivas, la bancada del Movimiento Al Socialismo (MAS) en el Concejo Municipal de La Paz, pese a ser minoría, ha logrado sobreponerse al grupo de concejales de Somos Pueblo, el oficialismo edil, anulando en la primera una polémica decisión del Alcalde y promulgando, en la segunda, ocho leyes municipales. Hay descontrol en el municipio.

A poco más de 10 meses de posesionado el nuevo Alcalde, el gobierno autónomo de La Paz no ha podido mostrar avances significativos en el cumplimiento de las promesas de campaña, siendo su obra más vistosa hasta ahora el asfaltado de la avenida principal de Calacoto, mientras literalmente el resto de las calles de la ciudad tiene baches de diferente magnitud, obra que por lo demás ha resultado muy oportuna para el lanzamiento de un emprendimiento inmobiliario de la zona.

El resto de la agenda del Alcalde incluye la entrega de obras importantes, pero que fueron iniciadas en la anterior gestión municipal, y en varios casos llevan considerable demora, en parte por los dos años de pandemia y en parte por el estilo de gobierno que tuvo la anterior gestión en sus últimos años. Obras nuevas, proyectos mayores, incluyendo el interminable trabajo de estabilizar los suelos de la ciudad y canalizar sus innumerables ríos y vertientes, no se han anunciado y mucho menos iniciado.

Pero lo verdaderamente preocupante está en las relaciones entre el Ejecutivo y el Legislativo municipales. A pesar de tener la bancada mayoritaria en el Concejo Municipal, el Alcalde ha tenido ya varias disputas con el Legislativo y no ha podido mostrar una relación dinámica y constructiva con las y los ediles, como se evidencia del hecho que la bancada opositora se ha impuesto en las dos ocasiones antes mencionadas, contra la voluntad y los intereses del oficialismo municipal.

Preocupante también es la composición y las relaciones dentro del Concejo. La bancada de Somos Pueblo, la alianza que llevó al también exministro del gobierno transitorio de 2019-2020 a la silla de Alcalde, está dividida, y son solo dos los concejales leales que le quedan, los otros o han anunciado su disidencia públicamente o responden a otro jefe. En la bancada opositora, correspondiente con el partido en función de gobierno nacional, hay representantes que no pertenecen al bloque popular y avanzan proyectos de índole privada antes que cuestiones de verdadero interés público. En ambas bancadas hay concejales acusados, aunque hasta ahora no se haya demostrado, de actos corruptos, antes y ahora.

Difícil situación la del Alcalde, asediado además por sus vulnerabilidades jurídicas que le han valido más de una decena de casos abiertos en la Fiscalía, pues ni logra mostrar iniciativa para gobernar la ciudad más importante de Bolivia, ni cuenta con su Concejo para desarrollar una gestión siquiera aceptable. El costo lo pagarán la ciudad y sus habitantes, y es probable que sea muy alto.