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Detener el cambio climático

Días atrás, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por el nombre en inglés) hizo público su tercer informe sobre la ciencia del cambio climático, esta vez enfocado en cómo reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y evitar mayor elevación de la temperatura. El título de este artículo nombra el objetivo, pero es difícil decir que sea viable.

En el informe publicado en la página web del IPCC, un documento aprobado por los Estados miembros de Naciones Unidas (ONU), pero que todavía está en versión borrador, se señala con dolorosa claridad que los países no están haciendo lo suficiente para evitar que el calentamiento global aumente a niveles peligrosos en la próxima década. También se afirma que si bien no es fácil reducir la devastación que se prevé, tampoco es imposible si se toman medidas inmediatamente.

Es bien sabido que en promedio, el planeta Tierra ya se ha calentado cerca de 1,1 grados centígrados en comparación con la temperatura del siglo XIX; al respecto, el informe señala, como ya se dijo en el primero de los tres, publicado en agosto de 2021, que aunque los países cumplan los compromisos con respecto a la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, hechas en el Acuerdo de París de 2016, es muy probable que no eviten que el calentamiento global sobrepase los 1,5 grados centígrados entre 2030 y 2050.

Entre las medidas recomendables para afrontar este estado de cosas, se cita el consumo más eficiente de energía; sin embargo, el grupo científico alerta de que el mundo no está logrando imponer un consumo energético más eficiente, capaz de compensar los efectos climáticos de la actividad económica global. También se señala que aunque el costo de reemplazar las fuentes de energía fósil es elevado, es posible que en algunos casos sea más caro conservarlas que cambiar a energías limpias.

Asimismo se indica que en la última década las energías solar y eólica sirvieron para proveer casi el 10% de la electricidad del mundo, lo cual hizo que las emisiones de gases en todo el mundo aumentaran con menos rapidez que en la década anterior. De ahí que se recomienda invertir de tres a seis veces más de lo que hoy se invierte en el reemplazo de las fuentes de energía; aunque, al mismo tiempo, se reconoce que este cambio producirá un desajuste económico por el abandono de los combustibles fósiles.

El documento también revela que, como se ha dicho en muchas ocasiones en los últimos años, es un hecho que la gente y los países más ricos del mundo producen casi la mitad de los gases de efecto invernadero, y que la mitad más pobre del planeta aporta solo el 15% de las emisiones, lo cual hace imperativo que los países más desarrollados hagan más y mejores esfuerzos que el sur global. La pregunta inevitable es: ¿será posible?