Revocación plebiscitaria
Siempre será mejor decidir en las urnas que mediante salidas inconstitucionales o golpes de Estado.
El domingo pasado, México tuvo un inédito ejercicio de democracia directa con la revocación de mandato del presidente Andrés Manuel López Obrador. Es la primera vez en su historia que se decide sobre la continuidad o no de un gobernante. Más que revocatoria, fue una consulta ratificatoria. Más del 90% de los que votaron quieren que López Obrador prosiga con su mandato.
La revocación de mandato, prevista en la normativa mexicana como un derecho ciudadano, fue objeto de polémica desde su convocatoria. Hubo problemas financieros, de propaganda oficial y prolongada disputa entre el Gobierno y sus seguidores frente al Instituto Nacional Electoral (INE), que desde el inicio puso reparos a la consulta y casi fue obligado a organizarla. Finalmente se hizo y, pese a que no logró el umbral de votantes, el mismo INE la califica como “una jornada histórica de participación democrática”.
El estreno de la revocación de mandato en la democracia mexicana fue curioso. Lo normal y previsible es que un referéndum revocatorio se promueva desde la oposición, para interrumpir el mandato del presidente electo. En este caso, la oposición estuvo en contra de la consulta y se ocupó de intentar su fracaso. El presidente López Obrador fue el principal promotor del proceso, cumpliendo una promesa de su campaña electoral. Así, más que una decisión revocatoria, se trató de un acto plebiscitario.
Según datos oficiales del INE, más de 15 millones de mexicanos y mexicanas (el 91,86%) votaron para que López Obrador siga en la presidencia. Solo algo más de un millón de votantes (6,44%) querían que se le revoque el mandato por pérdida de confianza. Y hubo un porcentaje menor (1,69%) de papeletas anuladas. La participación en la consulta fue apenas del 18% del padrón electoral. Igual diferentes voces, empezando por el Presidente, hablan de un hecho histórico a favor de la soberanía popular.
Además de México, la revocatoria de mandato presidencial está presente en las constituciones de Venezuela, Ecuador y Bolivia. Es un mecanismo de la democracia directa, cuyo principio es que la ciudadanía tiene el derecho de decidir sobre la continuidad o no de un mandato. Los antecedentes en la materia en la región son la consulta contra el presidente Chávez en Venezuela, en 2004; y el referéndum revocatorio de 2008 en Bolivia contra el presidente Morales. Ambos mandatarios fueron ratificados.
Pese a las dificultades de ejercicio y su uso instrumental, la revocación es un importante mecanismo de la llamada “accountability vertical”. El supuesto es que, en un sistema presidencialista, puede ser útil para remover de su cargo, antes del final de mandato, a una autoridad electa que ha perdido legitimidad. Y también como herramienta institucional para superar crisis de gobierno o de gobernabilidad. Siempre será mejor decidir en las urnas que mediante salidas inconstitucionales o golpes de Estado.