El tesoro del litio
El litio ha dejado de ser una promesa para el futuro y es tiempo de reconocerlo.
El litio es cada vez menos el futuro y más un asunto de importancia estratégica que debe ser encarado si no de manera urgente, sí con prisa. Lo saben las autoridades bolivianas, que además deben recuperar el tiempo perdido entre fines de 2019 y noviembre de 2020, como también lo saben en Argentina y Chile, países que serán competencia si no se convierten en aliados.
De ahí que no solo haya habido algunas conversaciones entre los presidentes Luis Arce, de Bolivia, Alberto Fernández, de Argentina, y Gabriel Boric, de Chile, sino que también otros sectores de la sociedad comiencen a tratar el tema con cada vez mayor frecuencia. Es el caso de un foro internacional sobre la materia realizado la semana pasada y que, gracias a la tecnología de teleconferencias, permitió juntar a especialistas e inversionistas de los tres países nombrados.
El foro, titulado “Oportunidades y desafíos de la industria del litio”, fue el espacio para confirmar que el potencial de los tres países, con Bolivia en un claro primer lugar de las reservas más grandes en la región y entre los primeros en el mundo, puede influir en el mercado global del mineral, a través, claro, de políticas compartidas en la materia.
Según un especialista, que además es miembro del Consejo Asesor de la comunidad europea de innovación y conocimiento, por una parte, los tres motores de la economía son energía, transporte y telecomunicaciones, y que en ese trío está afincada la demanda de litio; y por otra parte que el desarrollo de la industria del mineral creará un “derrame” en inversión para otras industrias asociadas, generando beneficios como creación de empleo, entre otros.
Hasta donde se sabe, el cambio de matriz energética, en parte provocado por los acuerdos globales para contrarrestar el cambio climático y en parte por la invasión rusa a Ucrania, que ha recordado a Europa la extrema dependencia que tiene de los hidrocarburos de su vecino del norte hará una fuerte presión sobre los productores de litio, entre otras tecnologías de generación y almacenamiento de energías limpias.
También tendrá impacto en el mercado mundial el resultado de las pruebas piloto de extracción directa de litio que ocho empresas seleccionadas por el Gobierno boliviano están realizando y que este mes deberían mostrar resultados para conocer cuál de ellas podría celebrar contratos de riesgo compartido con el Estado Plurinacional, que en ese caso estará en condiciones de insertarse en mejores condiciones a los mercados del mineral.
El litio ha dejado de ser una promesa para el futuro y es tiempo de reconocerlo, posibilitando acuerdos bi y trilaterales que pongan al cono sur en el mapa de la producción del mineral, pero también condiciones dentro de cada uno de esos países para que la inversión privada aporte con capital, experiencia y cuanto pueda para el desarrollo de iniciativas que, si bien pertenecen al sector público, dependen de la participación de numerosos actores.