Opinión

Saturday 25 Mar 2023 | Actualizado a 03:33 AM

Los problemas de la gente

La polarización no justifica la falta de diálogo y la ausencia de coordinación entre todos los niveles de gobierno.

Por La Razón

/ 11 de junio de 2022 / 01:27

La conflictividad social local está aumentando en varias regiones del país. Frecuentemente, esos problemas son tratados únicamente desde la perspectiva de la polarización, con escaso esfuerzo por comprender los problemas reales que podrían estar detrás de esas movilizaciones. Sería deseable que autoridades y medios de comunicación generadores de opinión pública discutan sobre esas cuestiones de fondo.

Desde hace un tiempo, en varios municipios rurales del departamento de Santa Cruz se están produciendo bloqueos de carreteras y movilizaciones exigiendo atención de la Gobernación. La primera respuesta de esas autoridades fue atribuir las demandas a los intereses del MAS. Sin embargo, al final siempre tuvieron que dialogar y llegar a acuerdos con las organizaciones movilizadas para resolverlas. Este hecho indica que había problemas concretos detrás de estas situaciones.

En estos días, en la ciudad de El Alto se está produciendo un conflicto liderado por las juntas escolares que exigen atención del gobierno municipal. Nuevamente, la primera reacción de los funcionarios de la Alcaldía fue vincularlo a objetivos partidarios. Sin embargo, es muy probable que, como en otros casos, la situación culmine en algún tipo de compromiso.

Sería ingenuo desvincular totalmente los grupos sociales de grupos políticos, tan ingenuo como divorciar a las autoridades locales, involucradas en estas situaciones, de sus intereses partidarios. La mayoría de ellos tienen visibles adscripciones políticas. Sin embargo, simplificar las problemáticas reduciéndolas únicamente a esta dimensión sería un grave error.

Estos conflictos tienen que ver con la dificultad de la mayoría de los gobiernos locales para atender las múltiples demandas sociales de sus administrados. Esto se debe, entre otras cosas, a la reducción de recursos que están enfrentando los gobiernos locales, pero también a la lentitud o incluso incapacidad de varias nuevas autoridades para definir orientaciones y un plan realista para gobernar sus municipios y departamentos en una etapa de vacas flacas.

Es decir, no todos los conflictos y las demandas sociales son ilegítimas. También son problemas reales de la gente y de las comunidades que deben ser comprendidos y resueltos en la medida de las posibilidades del Estado. En el caso de Santa Cruz, por ejemplo, parece imprescindible que el gobernador encuentre una manera de convivir y trabajar con las autoridades municipales masistas que fueron electas en una gran parte del territorio de ese departamento. De igual modo, en El Alto, habría que evitar la descalificación y la simplificación, tanto entre los movilizados como entre las autoridades municipales, y apuntar a trabajar en responder a las demandas concretas de las juntas escolares.

La polarización no justifica en ningún caso la falta de diálogo y la ausencia de coordinación entre todos los niveles de gobierno. Es el momento de concentrarse en escuchar y atender a las y los ciudadanos sin distinción.

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Agua para todos

Es la Segunda Conferencia sobre el Agua, convocada casi medio siglo después de la primera.

Por La Razón

/ 23 de marzo de 2023 / 00:34

Desde ayer y hasta mañana, delegados, representantes y jefes de Estado y de Gobierno de todo el mundo están reunidos en la sede de la Organización de Naciones Unidas (ONU) en Nueva York para hacer una evaluación de medio término de los avances y retos que afronta la humanidad respecto al uso y conservación del agua, elemento imprescindible para la vida en el planeta.

Se trata de la Segunda Conferencia sobre el Agua, convocada casi medio siglo después de la primera (Mar de Plata, Argentina, 1977) y justo a la mitad de la Década de Acción sobre el Agua, iniciada en 2018. El Presidente boliviano asiste a la reunión global y en su alocución llamó a todos los países a “hacer la transición hacia un sistema económico más sustentable y equitativo; que valore la salud a largo plazo de la Madre Tierra y de las personas, por encima de las ganancias o el lucro”.

El derecho humano al agua, idea impulsada por Bolivia en 2010, implica que todos los seres humanos deberían tener acceso a una cantidad de agua suficiente para el uso doméstico y personal (entre 50 y 100 litros de agua por persona y día), segura, aceptable y asequible (el coste del agua no debería superar el 3% de los ingresos del hogar), y accesible físicamente (la fuente debe estar a menos de 1.000 metros del hogar y su recogida no debería superar los 30 minutos). Previsiblemente, es en el sur global donde más difícil se hace garantizarlo, y Bolivia no es la excepción.

A diferencia de muchas otras reuniones de este tipo, esta conferencia no concluirá con la adopción de alguna declaración negociada entre los Estados miembros, sino con una colección, tan ambiciosa como sea posible, de compromisos libremente decididos por las partes y un renovado apoyo a la Agenda de Acción del Agua, que recoge dichos compromisos y se vincula explícitamente con el Objetivo de Desarrollo Sostenible número 6: agua limpia y saneamiento para todos en 2030.

En un dramático llamado a los Estados miembros, el Secretario General de la ONU ha afirmado que la humanidad “vampiriza” los recursos hídricos del planeta “gota a gota” y que “se dirige ciega hacia un camino peligroso”. Los datos dados a conocer antes del inicio de la conferencia, iniciada al conmemorar el Día Mundial del Agua, revelan que una cuarta parte de la población mundial utiliza fuentes de agua potable no seguras; que casi la mitad de la humanidad vive sin un saneamiento gestionado de forma segura; que más del 80% de las aguas residuales se liberan al medio ambiente sin ser tratadas ni reutilizadas; y que las sequías podrían ser la próxima pandemia, entre muchos otros, igualmente alarmantes.

Es previsible que quienes asisten a la conferencia escuchen y pronuncien discursos llenos de dramatismo y contrición, pero cabe preguntarse si éstos se convertirán luego en verdadera voluntad de actuar y, sobre todo, de cooperar entre los que más tienen y los que más necesitan. En gran medida, la sobrevivencia de la especie humana depende de esta actitud. 

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¿Elecciones en octubre?

Si no hay acuerdo, es probable que la selección de postulantes avance a tropezones.

Por La Razón

/ 19 de marzo de 2023 / 00:30

En las siguientes semanas, la Asamblea Legislativa Plurinacional debe aprobar el nuevo reglamento de selección de postulantes para las elecciones judiciales. Con ese reglamento vendrá la convocatoria, que incluye dos fases. Hay señales de acercamiento entre el oficialismo y la oposición, pero también anticipos de una ruptura que podría malograr y hasta bloquear el proceso.

La noticia más reciente sobre las elecciones judiciales 2023 es que los asambleístas del MASIPSP, de CC y de Creemos estarían haciendo consultas internas a fin de lograr algún acuerdo en torno al controvertido Reglamento. Existe convergencia en los plazos y podrían ajustarse los requisitos (hoy con observaciones), pero el punto crítico es la instancia de selección de los postulantes. El proyecto oficial de reglamento fue enviado al sistema universitario para su examen. Y se anuncia su socialización.

El espacio decisorio sobre esta cuestión radica en la Comisión Mixta de Constitución de la Asamblea. Además de la propuesta de reglamento presentada por la bancada del MAS-IPSP, hay proyectos elaborados por las fuerzas políticas de oposición. En general, tanto la presidenta de la comisión como sus integrantes expresaron voluntad de diálogo para buscar “el mejor reglamento”. Pronto sabremos si esa intención se convierte efectivamente en un reglamento concertado y, por tanto, se allanan las elecciones.

La experiencia reciente en la designación de autoridades en la ALP ha tenido diferentes caminos y resultados. En el caso del Defensor del Pueblo, se inició con un gran acuerdo político y reglamento de consenso. La selección de postulantes avanzó bien hasta la etapa final, donde hubo ruptura. El nuevo Defensor fue elegido solo con los votos del oficialismo. En el caso del Contralor General, no hubo acuerdo desde el principio. Hay postulantes, pero la elección está paralizada por ausencia de dos tercios.

¿Qué camino podría seguir el proceso de selección de postulantes para la elección popular de las máximas autoridades del Tribunal Supremo de Justicia, el Tribunal Constitucional, el Tribunal Agroambiental y el Consejo de la Magistratura? No lo sabemos de cierto. Por ahora el MAS-IPSP parece haber descartado las propuestas de la oposición, que en esencia delegan a una instancia externa la fase de preselección. Los opositores, a su vez, parecen haberse atrincherado en sus propuestas: o las aprueban o vetamos todo.

En las próximas semanas sabremos si los representantes electos en la Asamblea tienen la voluntad y la capacidad política para concertar un reglamento y la convocatoria a las próximas elecciones judiciales. Si no hay acuerdo, es probable que la selección de postulantes avance a tropezones, pero se paralice a la hora de elegirlos por dos tercios. Ello, a su vez, podría bloquear la propia votación popular prevista para octubre, con terribles consecuencias para una administración de justicia en crisis.

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Erosión de la confianza

Quienes ganan con este estado de cosas son, por una parte, comerciantes que especulan.

Por La Razón

/ 16 de marzo de 2023 / 01:12

El rumor de quiebra o intervención de un banco, cuya oficina principal está en Santa Cruz de la Sierra, disparó alarmas en todo el país y el martes, durante una agitada jornada, miles de ahorristas intentaron, muchos sin éxito, retirar sus ahorros en una corrida que pudo causar la quiebra de la entidad. Es apenas el último de los casos de deliberada desinformación para causar zozobra.

Días antes, las oficinas del Banco Central de Bolivia se habían visto atestadas de personas tratando de comprar dólares como reacción a un insidioso rumor de que el país se había quedado sin reservas y la todavía no esclarecida actitud de instituciones financieras y casas de cambio que se rehusaban a vender la divisa a las personas que lo pidiesen. El resultado: millones de dólares en efectivo están en manos de personas que probablemente luego tengan que venderlos a un precio menor al que pagaron.

Asimismo, de manera episódica los habitantes de la capital cruceña reciben a través de sus redes sociales alarmantes mensajes que advierten de escasez de alimentos en los mercados o de combustible en las estaciones de servicio, con la consiguiente movilización hacia los centros de abasto, donde se activa la especulación, o las gasolineras, donde se forman interminables filas.

Mientras tanto, en la Gobernación de Santa Cruz reina la incertidumbre debido a que las autoridades del ala ejecutiva y los miembros del legislativo departamental llevan semanas desconociendo lo establecido en el Estatuto Autonómico (y ni hablar de la Constitución Política), en franca vulneración de una institucionalidad que, al menos en el discurso de los dirigentes y jefes políticos, es de vital importancia para el proyecto cruceñista.

Súmese a eso alarmantes denuncias sobre injerencia y manejos poco claros en el negocio del litio por parte de exautoridades, que lejos de investigarse se diluyen en medio de los ataques y contraataques de militantes oficialistas hoy divididos en dos bandos en apariencia irreconciliables y evidentemente incapaces de reconocer su deber histórico.

El efecto en estos casos, y muchos otros que no se mencionan aquí por falta de espacio, es una sistemática erosión de la confianza que pudiese tener la población en las instituciones (al principio solo las estatales y hoy también las privadas) y en las instancias de mediación, como por ejemplo los partidos políticos y sus dirigentes. Así, es difícil avizorar mejores días para el país.

Quienes ganan con este estado de cosas son, por una parte, comerciantes que especulan y medran en medio de la confusión y, sobre todo, agentes políticos que se benefician de tener a la población en un estado de crispación y reactividad muy próximo a la violencia. Mientras tanto, las autoridades de gobierno parecen sobrepasadas por las circunstancias e incapaces de actuar de manera proactiva o por lo menos oportuna. Hay, pues, motivos para preocuparse por el futuro inmediato.

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Áñez, Sacaba, Senkata

La reciente decisión del TSJ sobre el juicio por la masacre de Senkata despejó la vía ordinaria para juzgar a Áñez.

Por La Razón

/ 12 de marzo de 2023 / 01:04

La decisión del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) de remitir antecedentes del juicio por la masacre de Senkata a un juez de instrucción de El Alto marca un hito en este proceso, pues la expresidenta Jeanine Áñez será juzgada por la vía ordinaria. Se cierra así formalmente el camino del juicio de responsabilidades, que de hecho estaba bloqueado por el veto minoritario de la oposición.

A reserva del debate político en torno a la autoproclamación presidencial de Áñez en noviembre de 2019 —que ya ha sido objeto de proceso penal y sentencia en el ámbito del caso Golpe de Estado II—, había incertidumbre respecto al procedimiento para juzgar a Áñez en su condición de expresidenta provisoria. Tanto la Constitución Política del Estado como la legislación correspondiente establecen la figura del juicio de privilegio en caso de delitos cometidos en el ejercicio de sus funciones.

Fue en los primeros días de gobierno de Áñez y los suyos que se produjeron las masacres de Sacaba y de Senkata, con más de una veintena de personas asesinadas por bala (incluidas ejecuciones sumarias), cientos de heridos, torturas y otras violaciones de los derechos humanos. La expresidenta y su gabinete ampararon esas masacres, en nombre de la “pacificación”, con un decreto supremo que eximía de responsabilidad penal a las Fuerzas Armadas. Se esperaba un juicio de responsabilidades por estos hechos.

La reciente decisión del TSJ sobre el juicio por la masacre de Senkata despejó la vía ordinaria para juzgar a Áñez. Para la oposición y sus operadores mediáticos, ello implica “renunciar a su atribución”. El mismo camino está en curso en el proceso penal por la masacre de Sacaba (caso Huayllani), en el que se pide ampliar investigaciones en contra de Áñez, y luego seguramente también de sus ministros, por la probable comisión de los delitos de genocidio, asesinato y asesinato en grado de tentativa.

Estas decisiones jurisdiccionales, ciertamente polémicas, ¿implican desconocer el régimen transitorio de Áñez, que fue presidenta del Estado durante casi un año, aunque no puede acreditarlo formalmente? Por otra parte, el hecho de que Áñez haya tomado de facto la presidencia por fuera del marco constitucional, en una Asamblea Legislativa sin quorum, ¿niega el hecho de que las masacres de Sacaba y Senkata, ampliamente documentadas en el informe del GIEI, se produjeron en el ejercicio de sus funciones?

En medio de la disputa política y de interpretaciones jurídicas sobre el juzgamiento de Áñez en la vía ordinaria, lo evidente es que transcurridos más de cuarenta meses —nada menos— desde las masacres, todavía no hay justicia para las víctimas ni sanción para los responsables que dispararon, dirigieron los operativos militares-policiales, mandaron a matar, avalaron con un decreto. Es fundamental garantizar el debido proceso, la presunción de inocencia y el derecho a la defensa, pero sin impunidad ni privilegios.

 

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Día de las mujeres

Manifestaciones como las de ayer en La Paz y en todo el mundo siguen siendo necesarias, urgentes.

Por La Razón

/ 9 de marzo de 2023 / 02:02

Cuando todavía no ha terminado de disiparse el entusiasmo que produce, especialmente entre las jóvenes, la conmemoración del Día Internacional de la Mujer, el mundo entero parece volver a la normalidad, lo que implica, a pesar de no pocos avances señalados en toda clase de actos de conmemoración, una desigualdad estructural que se mantiene en todos los ámbitos de la vida.

Por el lado optimista, se ha recordado desde diversas instancias estatales que sí hubo avances y conquistas femeninas: desde el Ministerio de Trabajo se anunció un importante incremento en el número de denuncias por acoso laboral y sexual que han sido apropiadamente atendidas; en el ámbito productivo se destacó que son mujeres quienes conducen el 56% de las micro y pequeñas empresas, y que ese porcentaje sube hasta 70% en el caso de los emprendimientos textiles; también se reveló que el porcentaje de mujeres que accede a un crédito en Bolivia creció de 29% a 32% entre 2021 y 2022, por citar solo tres de las estadísticas publicitadas.

Así, es imposible negar que son grandes e importantes los avances en materia de igualdad de derechos entre hombres y mujeres, lo mismo que en participación femenina en todo tipo de ámbitos públicos, especialmente en puestos de mando y toma de decisiones, y sin embargo también es innegable que la reacción patriarcal no ha sido menor, con casos extremos como el de Afganistán, donde el régimen Talibán está, literalmente, borrando a las mujeres de la vida pública.

Sin necesidad de llegar a los extremos afganos, países como Bolivia registran datos estremecedores, como el hecho que 20 mujeres hayan sido asesinadas solo por su sexo o su género en los dos primeros meses de este año; o que la brecha salarial entre ellas y ellos no haya disminuido de manera significativa ni en el país ni en ninguna parte del mundo; o que las mujeres de países altamente desarrollados, como Japón, Corea del Sur y China se vean obligadas a elegir entre desarrollar su carrera profesional y vivir la maternidad.

De ahí que el Secretario General de la Organización de Naciones Unidas haya afirmado que “los avances logrados en décadas se están evaporando ante nuestros ojos”, para agregar luego que “al ritmo actual, ONU Mujer prevé que se necesitarán 300 años” para alcanzar la igualdad entre hombres y mujeres.

Hay, pues, motivos para celebrar los avances y mejoras, pero mucho más para hacer movilizaciones y protestas públicas, reclamando verdadera igualdad de derechos y acceso a recursos, mejores medidas de protección y sanción a los perpetradores de las infinitas violencias cotidianas y, en resumen, condiciones para una vida digna.

Mientras en público sigan repitiéndose discursos vacíos que elogian a las mujeres por sus atributos o se citan números que inspiran optimismo, pero no cambien las actitudes, en público y privado, manifestaciones como las de ayer en La Paz y en todo el mundo siguen siendo necesarias, urgentes.

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