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Impulso exportador

El buen momento de las exportaciones bolivianas se está confirmando y posiblemente este año se superará el nivel logrado en 2014. Este es un resultado alentador porque contribuye al crecimiento y a la estabilidad macroeconómica del país. Sin embargo, sería deseable que esta coyuntura sea la base para una estrategia renovada de revitalización del comercio exterior en el mediano y largo plazo.

Aunque el Gobierno hace mucho énfasis en la demanda interna como principal motor del crecimiento, el buen desempeño exportador es también un factor muy importante de la dinámica económica del país. Por otra parte, un superávit en la balanza comercial refuerza la disponibilidad de divisas y por tanto el mantenimiento de la estabilidad en la política cambiaria.

En ese sentido, es una buena noticia que las exportaciones nacionales acumuladas hasta mayo lograrán un nuevo récord, llegando a $us 5.715 millones, el valor más alto desde 2014. Ese buen desempeño permitió además tener un superávit comercial positivo de $us 1.082 millones hasta esa fecha. Si no hay cambios bruscos en el escenario internacional en estos meses, es esperable que esta gestión sea una de las más favorables en este ámbito de los últimos años.

Hay novedades en la composición de esas exportaciones: la mayor parte corresponde a la industria manufacturera, la minería y los hidrocarburos. Al parecer, hay una dinámica interesante sobre todo en las industrias y sectores relacionados con la producción agrícola y minera, que están superando la venta de gas que era desde hace varios años el rubro más importante.

Ciertamente, estos buenos resultados tienen mucho que ver con el buen momento de precios que se está viviendo a escala global, pero es además una gran oportunidad para consolidar mercados y fortalecer líneas renovadas de producción destinada a la exportación. Sería, por tanto, deseable que se aproveche la coyuntura para un relanzamiento y renovación de la política y acciones de apoyo a los sectores dedicados a esas actividades.

Junto con el esfuerzo para impulsar el nivel de producción de gas y de reposición de las reservas de ese recurso, se perfila, por ejemplo, en el horizonte la necesidad de trabajar con mayor ímpetu en el desarrollo de nuevas inversiones y operaciones en el sector minero, que parece que tendrá buenas perspectivas de mercados y precios en los próximos años.

De igual modo, los incentivos a las exportaciones no tradicionales de alimentos, productos agropecuarios y manufactureros tendrían que reforzarse. Eso pasa por acciones concretas de simplificación administrativa, acompañamiento en la búsqueda de mercados, generación de información y facilidades para los productores de todos los tamaños y un acompañamiento solidario desde el Estado.