Los fantasmas de la polarización
En síntesis, la polarización parece estar encontrando sus límites.
Hay intentos por reactivar la conflictividad con el argumento de la postergación del Censo de población y otras controversias sectoriales y políticas. Sin embargo, los réditos y la atención que obtienen las dirigencias y medios empeñados en la polarización parecen ser menores que en otras coyunturas.
La decisión de realizar el Censo de población hasta 2024 ha provocado una movilización de los segmentos de la oposición liderados por el gobernador de Santa Cruz y de algunos sectores cívicos en esa región. A esta hora, hay amenazas de medidas de presión con objetivos no del todo claros: ¿se pretende dialogar una postergación solo hasta 2023 o exigir su realización en este año a como dé lugar?
Por otro lado, el colegio médico, acompañado de otros sectores, lideró movilizaciones callejeras en estos días con consignas que combinaban demandas sectoriales y otras más generales referidas a la supuesta intervención del oficialismo en la Justicia. Éstas se distinguieron por la reaparición de pequeños grupos de choque, de triste recuerdo para la mayoría de los ciudadanos, amagos de confrontación con personas afines al oficialismo y la detención de algunos activistas.
Sin subestimar las grandes incertidumbres propias de la política boliviana que frecuentemente nos sorprenden, un primer balance de la coyuntura muestra que esas “tensiones” son por ahora menores. La mayoría del país parece más interesada en sus actividades corrientes, preocupada principalmente de los posibles impactos de la crisis económica que se está abatiendo en todo el planeta.
Un reciente sondeo a un grupo selecto de líderes de opinión, realizado por la FESBolivia, nos aporta tres datos a tomar en cuenta: la solidez del liderazgo del presidente Arce en buena medida sostenido por una evaluación positiva de su gestión de la pandemia y de la economía, una marcada desaprobación de los líderes políticos más empeñados en la polarización y un sentimiento bastante extendido de que la disputa sobre los hechos de 2019 “solo interesa a los partidos políticos y los medios, y que la mayoría de la población está preocupada principalmente de la economía y de sus problemas cotidianos”.
En síntesis, la polarización parece estar encontrando sus límites. Las lógicas confrontadoras tendrían rendimientos políticos menores. Sin embargo, los reflejos siguen ahí, no deben ser subestimados, hay líderes y medios que parecen incapaces de renovar sus argumentos e instrumentos para defender sus ideas. Quizás sus acciones ya no tienen el potencial de llevar al país a nuevas rupturas, como en 2019, pero pueden seguir deteriorando la vida cívica y la cohesión nacional.