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El factor desconfianza

Un reciente estudio de la Fundación Friedrich Ebert (FES Bolivia) expone importantes percepciones sobre el actual contexto y escenarios prospectivos en el país. Preocupan en especial los datos sobre la confianza en las instituciones y la opinión acerca de liderazgos y actores políticos. No son buenas noticias para la democracia en medio de una persistente polarización.

De manera periódica, la FES realiza estudios Delphi mediante la consulta a un grupo plural y selecto de actores políticos, analistas, periodistas y especialistas en distintos ámbitos. Si bien se trata de un método más bien cualitativo (no es una encuesta de opinión pública), expresa los pareceres y sentires de personalidades que inciden directamente en la agenda informativa y de opinión. En el nuevo informe correspondiente al mes de julio hay datos relevantes para el análisis y el debate público.

Más allá del balance regular sobre la situación política y económica, los datos muestran de manera consistente un elevado nivel de desconfianza en las instituciones. Las peor posicionadas son el Órgano Judicial y la Policía, en las que casi nadie confía. Hay baja confianza también en la Asamblea Legislativa y las Fuerzas Armadas, con alguna mejora respecto al Tribunal Electoral y al Gobierno central. Pero también hay desconfianza en los partidos, los medios, los comités cívicos e incluso la Iglesia Católica.

Este factor de desconfianza institucional y en organizaciones puede ser muy crítico para el Estado de Derecho y para la democracia. Más todavía si confluye con la valoración sobre los principales liderazgos políticos. La Delphi muestra que, con la sola excepción del presidente Arce, predomina una opinión negativa, en especial respecto a los jefes de las fuerzas políticas representadas en la Asamblea: Camacho, Morales y Mesa. Se considera también que tanto el MAS como la oposición se han debilitado.

Baja confianza en las instituciones y débil adhesión a los liderazgos (percepción también presente en encuestas de opinión pública) es una combinación difícil para enfrentar los temas que preocupan no solo a quienes participaron en la consulta de la FES, sino también a la ciudadanía. La principal preocupación en el actual contexto continúa siendo la crisis económica con aumento de la pobreza, seguida de cerca por la crisis de la justicia. Ahí está también la polarización política con riesgo de enfrentamientos.

Estos y otros valiosos datos contribuyen a pensar escenarios en el corto y mediano plazo. La premisa deseable es que el Gobierno podrá mantener la estabilidad económica en un contexto regional e internacional por demás adverso. Y que la disputa política, más allá del bullicio, seguirá por cauces democráticos. Quedan en agenda entonces, con potencial de conflictividad, el postergado Censo y las venideras elecciones judiciales 2023. Y no hablemos todavía de cómo llegaremos al próximo ciclo electoral.