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Las crisis cruceñas

El paro de 48 horas ejecutado en Santa Cruz de la Sierra el lunes y martes terminó convertido en un enfrentamiento entre las máximas autoridades de los gobiernos departamental y municipal; del Censo no se dijo casi nada, pese a que era el motivo de la movilización. La capital cruceña, porque en el resto del departamento el conflicto no parece ser tal, es el escenario de diversas crisis.

La previsible violencia desatada en zonas como el Plan Tres Mil o el polémico atentado contra la vivienda del Alcalde no fueron óbice para que los organizadores del paro afirmaran que fue un éxito: gran parte de la ciudad estuvo bloqueada durante las dos jornadas y tanto las actividades productivas como muchas de las comerciales fueron interrumpidas. Sin embargo, si se evalúa desde el propósito por el cual fue convocado, el paro no logró resultado alguno: el Gobierno no ha cambiado la decisión de postergar el Censo hasta 2024.

En todo caso, según el presidente de la Cámara Nacional de Comercio, los paros ya le han costado a Santa Cruz aproximadamente “45 millones de dólares que deja de producir en bienes y servicios”. Tal vez los grandes empresarios que acompañan a la “institucionalidad cruceña” puedan absorber el costo de la protesta, pero es probable que medianos, pequeños y micro empresarios piensen mucho antes de seguir apoyando al Gobernador y su escudero, el presidente del Comité pro Santa Cruz.

En su discurso de ocasión, el Gobernador cruceño anunció que se está considerando un nuevo paro de 72 horas, pero también un cabildo para tomar decisiones. Es fácil imaginar que ante la paulatina reducción del apoyo que habían logrado galvanizar, sea más fácil legitimar sus medidas en un acto de masas donde solo cuenta la aparente unanimidad de las reacciones de quienes están presentes, y no el diálogo informado y razonado que podría producirse, por ejemplo, en una reunión del “comité interinstitucional”, cuyo responsable, el rector de la universidad pública, ya anunció que no aceptará decisiones unilaterales.

Así, es imposible señalar que el éxito del paro sea una victoria para quienes lo realizaron, y a lo mucho ha servido para que se sugiera la posibilidad de un referéndum revocatorio para el Alcalde de la capital, pero también para el Gobernador del departamento. Hay, pues, crisis política para las máximas autoridades electas; crisis en el liderazgo de instituciones como el Comité Cívico y la Universidad Autónoma Gabriel René Moreno; y crisis de identidad en el cruceñismo, que ha desempolvado viejos y superados discursos como el de “avasallamiento” de “collas” que “odian a Santa Cruz”.

Por supuesto, también está la crisis de quienes viven al día y ven una y otra vez que las clases medias, probablemente con empleo y salario asegurado, les impiden ejercer su derecho al trabajo. La incapacidad que muestran las élites cruceñas ya no solo para mirar al país, sino también a grandes sectores de su propia población, solo puede acarrear desgracias.