Política en las calles
Lo crítico de la movilización del MAS-IPSP es que aviva y fortalece la lógica de polarización.
La reciente marcha del MAS-IPSP en defensa del gobierno constitucional de Luis Arce y David Choquehuanca es no solo una demostración de fuerza, sino en especial la reafirmación de la política en las calles. Pese al afán de algunos opositores y sus medios por deslegitimar la marcha, se trató de una presencia difícil de ignorar. Lástima que los mensajes continúan siendo de polarización.
La democracia boliviana se caracteriza por combinar procesos electorales y política institucional con una gran densidad organizativa en la sociedad. Ello se expresa en una fuerte capacidad de movilización en las calles y, en su caso, en las carreteras. Esta cualidad extrainstitucional no es una anomalía, ni mucho menos, sino la forma de hacer política, plantear demandas al Estado y defender derechos en nuestro país. La presencia en las calles, pues, es una señal que no puede soslayarse.
Desde que llegó al gobierno central en 2005, el MAS-IPSP ha acompañado diferentes coyunturas críticas y momentos decisivos con la movilización en calles y carreteras, en especial desde movimientos y organizaciones sociales e indígenas. Con excepción de expresiones regionales, en particular en Santa Cruz y Potosí, articuladas por grupos cívicos, la presencia callejera de la oposición ha sido insignificante. Su cumbre fue la movilización de 2019 que derivó en el derrocamiento del presidente Morales.
En ese contexto, la COB y las organizaciones que conforman el Pacto de Unidad convocaron para el pasado jueves a una marcha en la ciudad de La Paz. Los motivos de la medida tuvieron diferentes tonos: defensa de la unidad, exigencia de respeto a la democracia, apoyo al gobierno de Arce-Choquehuanca, freno a un “nuevo golpe de Estado”. Como sea, al frente del binomio presidencial y del líder del MASIPSP, miles de personas ocuparon las calles hasta concentrarse en la histórica plaza San Francisco.
¿Qué significado tiene esta marcha como expresión de la política en las calles? Para empezar, es una exhibición de fuerza. La marcha fue multitudinaria y no pudo ignorarse en la agenda informativa, pese al risible empeño de algunos operadores mediáticos de la oposición por restarle legitimidad: “marcha de funcionarios con vacación” (sic). Pero lo más importante son los mensajes de respaldo al Gobierno ante reiterados intentos de desestabilización, en particular de la élite cruceña hoy en torno al Censo.
Lo crítico de la movilización del MAS-IPSP es que aviva y fortalece la lógica de polarización. Los discursos de Arce y Choquehuanca fueron de confrontación, lejos del tendido de puentes y construcción de acuerdos. Persiste la imagen del otro como enemigo: “la derecha golpista”. Y si bien se cierran filas en el bloque nacionalpopular, no basta para enfrentar con unidad la agenda de reactivación económica y de reforma institucional que requiere el país. Después de las calles viene la gestión política.