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Industria del litio

Con la firma, días atrás, de un contrato entre el Estado boliviano y un consorcio de origen chino, se ha iniciado formalmente la industrialización del litio en Bolivia. Tras casi una década de trabajos exploratorios y pruebas piloto, la estatal Yacimientos del Litio Bolivianos (YLB) está en puertas de encarar negocios globales y de la mano de un gigante de la industria. El reto es enorme.

 Para nadie es desconocido que la industria del litio en el mundo ha experimentado un crecimiento explosivo en los últimos años. Baste con decir, como ejemplo, que las ventas de carbonato de litio y cloruro de potasio (un subproducto) se han multiplicado por 20 en los últimos dos años, de ahí que en la gestión 2021, YLB obtuvo una ganancia de Bs 192 millones, que en 2022 llegó a los Bs 555 millones, muy por encima de la meta prevista, y que para 2023 se espera una ganancia de Bs 1.500 millones.

Se sabe que, gracias a las pruebas piloto desarrolladas para identificar la mejor manera de extraer el metal, Bolivia pudo exportar litio de una calidad de 98,5% de pureza, a los mercados de China, Rusia y Emiratos Árabes. También se exportó cloruro de potasio a Brasil, Chile, Perú, Malasia y Paraguay. La tecnología más apropiada para este propósito, han informado las autoridades, es la extracción directa de litio (EDL) y varias empresas compitieron durante 2022 para demostrar que eran las mejores.

Por eso es que, luego de un muy moroso proceso de selección, el Estado boliviano seleccionó al consorcio chino CATL BRUNP & CMOC (CBC) como el más calificado para extraer el litio y luego convertirlo en cátodos y baterías. La inversión inicial será de $us 1.000 millones en dos plantas industriales, cada una de las cuales tendrá la capacidad para producir hasta 25.000 toneladas anuales de carbonato de litio grado batería, al 99,5% de pureza. YLB será parte integral del proceso, en el marco de lo que el Presidente ha llamado “nuestro modelo de negocio, donde el Estado es el protagonista fundamental”.

Considerando que actualmente China consume alrededor del 70% del litio que se produce en el mundo, y que a su vez produce casi siete de cada 10 baterías que se fabrican, no debe extrañar, por un lado, que sus empresas luzcan como las más indicadas para desarrollar el negocio en Bolivia; y, por el otro, que hayan sonado alarmas en EEUU, donde la jefa del Comando Sur ha advertido que se trata de un asunto estratégico para ese país, donde crece la dependencia de los proveedores del metal blanco.

Pese a tener las mayores reservas de litio en el mundo (y con perspectivas de que incluso se dupliquen), Bolivia está muy lejos de ser un actor relevante en el mercado del carbonato de litio y de baterías. Demandará grandes esfuerzos, mucha preparación, pero sobre todo una gestión de excelencia, lograr no solo el despegue sino también el éxito de esta empresa. El futuro del país está en juego.