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La sigla o la vida

La disputa en el MAS-IPSP ya no es solo por la candidatura presidencial en las elecciones 2025, sino por la propiedad de la sigla. Incapaces de lograr algún acuerdo interno, las facciones evista y arcista están en una suerte de “guerra de posiciones” para quedarse con el partido/ instrumento político. Unos y otros escenifican la división en diferentes espacios.

El MAS-IPSP, con su cualidad de partido, movimiento e instrumento político de las organizaciones sociales e indígenas, es la fuerza política más importante y con mayor presencia territorial en la democracia boliviana. Durante una década, entre el 2009 y el 2019, fue partido predominante, con pretensión de ser hegemónico. Luego de obtener el segundo lugar en los comicios 2002, fue el único partido que ganó la presidencia con mayoría absoluta de votos en elecciones sucesivas (2005, 2009, 2014 y 2020).

En esa condición, las rencillas divisorias en el partido gobernante, prolongadas al Pacto de Unidad, no son un dato menor. Al contrario, tienen alta relevancia en la recomposición del campo político y en el próximo ciclo electoral (no estamos hablando de peleas internas en organizaciones políticas o alianzas menores, como el MNR o Comunidad Ciudadana). Por ello la querella por la sigla es tan intensa y empieza a generar consecuencias para la gobernabilidad, como la actual parálisis en la Asamblea Legislativa.

Hoy, la creciente pugna entre la dirigencia masista se gestiona desde el quiebre del instrumento político. Lejos quedó la declarada consigna de unidad: cada facción está cimentando su propio camino. Ello implica que tanto el expresidente Morales como el actual presidente Arce construyen en paralelo su candidatura para las elecciones 2025. En ese empeño, ya proclamado por los evistas, todavía solo insinuado por los luchistas, pareciera que vale todo, incluida la muy peligrosa judicialización de lo electoral.

Como se sabe, un escenario decisorio y vinculante fue el congreso nacional ordinario de la estructura partidaria. Allí, pese al asedio judicial activado desde el gobierno de Arce, y a la división de las organizaciones matrices, se eligió una nueva dirección nacional del MAS-IPSP con Evo en la presidencia. También se proclamó su candidatura única y se “autoexpulsó” (sic) al binomio presidencial y otros dirigentes. Queda esperar el informe técnico del SIFDE-TSE para la validación oficial del encuentro.

En la otra facción, está convocado, en fecha simbólica, un cabildo en El Alto. Se presume que desconocerán el Congreso de Lauca Ñ, se asumirán como los “únicos y verdaderos” dueños del partido, posiblemente sancionen (o autoexpulsen) al evismo y podrían proclamar la candidatura presidencial de Lucho, formalizando la prematura carrera electoral dentro del oficialismo. Igual queda todavía un largo recorrido de enfrentamiento, las elecciones primarias y el fantasma de la forzada inhabilitación de Morales.

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