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Incierto ciclo electoral

Aunque faltan 20 meses para las elecciones generales 2025, hay una prematura electoralización del campo político. Tanto la división en el MAS-IPSP, como la dispersión opositora, tienen que ver con sus candidaturas presidenciales. La gran interrogante es cómo llegaremos al nuevo ciclo electoral, en qué condiciones democráticas e institucionales. Las percepciones importan.

¿Cuánto valoramos la democracia y su desempeño? ¿Cuánto confiamos en la autoridad electoral y en la transparencia de las próximas elecciones? ¿Qué pensamos, en fin, sobre el padrón y otros componentes del sistema electoral? Todas estas cuestiones fueron exploradas en el reciente estudio Delphi de la Fundación Friedrich Ebert (FES Bolivia). Es la voz de los liderazgos. Hay también datos de encuestas de opinión pública. En general, el panorama es incierto, aunque existen algunas valiosas certezas.

En el apoyo a la democracia, la percepción de los liderazgos es inequívoca: el 95% sostiene que la democracia es preferible a cualquier otra forma de gobierno. No ocurre lo mismo en la ciudadanía. Según el Latinobarómetro 2023, solo el 51% de la población boliviana apoya con firmeza la democracia (ligeramente superior al promedio de la región, del 48%, el más bajo desde 1995). El resto es indiferente o, en algunas circunstancias, preferiría un gobierno autoritario. ¿Estamos ante una “recesión democrática”?

Los datos son más críticos sobre la satisfacción con la democracia. En el estudio Delphi, el 57% de los actores políticos, analistas, periodistas y especialistas consultados expresa insatisfacción con el funcionamiento de la democracia (que además percibe con pequeños y grandes problemas). En la opinión pública, otra vez, la percepción es peor: el 75% está insatisfecho con la democracia (más bajo que el promedio regional, del 69%). Es lo que el Latinobarómetro denomina “el colapso del desempeño”.

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¿Cómo va la confianza en el TSE, las elecciones, el padrón? La mitad de los liderazgos confía y la otra mitad desconfía del TSE. La desconfianza es mayor en la opinión pública. La buena noticia es que un 63% en el estudio Delphi cree que las elecciones serán limpias. Sobre el padrón electoral, que es objeto de recurrente debate, dos terceras partes de los liderazgos expresan confianza, sugieren una auditoría internacional y en mayoría no apoyan la idea de un nuevo padrón biométrico.

Las percepciones en la opinión pública sobre las elecciones y el padrón son más negativas. No es algo nuevo. Si añadimos la sensación de que la situación política, con persistente polarización, empeorará en los siguientes meses, el panorama para el ciclo electoral 2025- 2026 no es el mejor. Los retos son claros: blindar al TSE, contrarrestar las previsibles y falaces campañas de “fraude” y “padrón contaminado”, alentar la participación ciudadana en las urnas y lograr un acuerdo político de aceptación de resultados.