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Evo y la prensa, una historia ‘bipolar afectiva’: del amor al odio

Quizás el inicio del proceso de cambio no sea en 2006 (cuando fue posesionado Evo Morales), sino tal vez habría que buscarlo en el momento de su concepción como una intuición que se podía entrever a partir de la Marcha por el Territorio y la Dignidad en 1990, que fue la verdadera semilla de la nueva Constitución Política del Estado (CPE),  que en última instancia es la esencia del mencionado curso de transformaciones.

En todo caso, esa complejidad fue recogida por el Movimiento Al Socialismo (MAS) conjuntamente con la plataforma de demandas de octubre de 2003. En este rumbo, muchos aspectos de la política se han trastornado de tal modo que ya nunca serán como en el pasado. En medio de todas estas metamorfosis toca hacer un diagnóstico sobre qué ha sucedido o dejado de suceder con el rol político de la prensa (radio, televisión y periódicos) desde el ascenso al poder de Morales en 2006, a sólo cuatro días del Día del Periodista (instituido por el presidente Germán Busch en 1938, paso que fue el primero en la profesionalización de esta labor) que se celebrará este jueves.

Constantemente, el Presidente del Estado hace alusión a los medios de información como el último subterfugio de sus más radicales opositores, pues, su oposición con representatividad en la Asamblea Legislativa Plurinacional no existe     realmente sino como una simple formalidad.

Según Edwin Herrera, periodista y secretario Político permanente del Movimiento Sin Miedo (MSM), Morales tuvo mucho apoyo de los medios de comunicación antes de ser posesionado. Fue el dirigente sindical que mayor cobertura recibió por parte de los periodistas, dice. De ahí su cercanía con éstos. Luego, “muchos quienes cubrían el área de política fueron a trabajar a los ministerios una vez que Morales asumió la presidencia. Ya en el poder se produce un cambio radical, pues, comienza a ver a la prensa como su principal enemigo”.

En tanto, su colega Mario Espinoza recalca que no hay que olvidar que hoy existen muchos periodistas en funciones de gobierno, los que antes de 2006 ejercían su profesión. “Sin ir lejos, en el Senado estuvo Ana María Romero, lo mismo pasó con voceros, cónsules y embajadores”. En todo caso, este hecho evidencia un movimiento en la relación entre el Gobierno y la prensa que va de un extremo al otro.

El cambio es visto por Espinoza, quien subraya que en la dicotomía también participan los medios: “da la impresión, por lo menos en líneas generales, de que (los medios) o son opositores u oficialistas. Los periodistas están haciendo la diferencia dando ‘objetividad’ a la noticia. Por el régimen de propiedad de las empresas vinculadas a la prensa, tengo la impresión de que éstas se polarizaron y eso fue impulsado por el Gobierno al decir que son sus enemigas”.

Según Herrera, la prensa siempre dice lo negativo de cualquier funcionario público. “Seguramente es lo que no le gusta al oficialismo; no asumen las críticas”.

Un punto de inflexión fue la Ley 045 de Lucha contra el Racismo y toda forma de Discriminación, a la que se resistieron muchos medios y periodistas. Sin embargo, en criterio de Herrera, hasta hoy no hubo un caso en que se haya querido controlar los contenidos periodísticos bajo el pretexto de esta norma, “lo cual no significa que el Gobierno haya utilizado otro tipo de mecanismos para dicho control”.

Amanda Dávila, ministra de Comunicación, ve los siguientes movimientos en el papel político que jugó el periodismo: “En la primera gestión de Morales, el rol opositor fue ejercido por algunos medios a través de sus líneas editoriales. Un número de ellos apoyó a grupos separatistas y racistas, aunque fueron pocos”.

      Sobre la segunda gestión, considera que algunos periodistas y presentadores “se sumaron” al anterior grupo, sobre todo durante el debate de la Ley contra el Racismo. Sin embargo, evalúa también que muchos comprendieron que esa norma no afecta su libertad de expresión ni de opinión. Actualmente, “nos parece que, salvo algunas excepciones de una prensa que trabaja abiertamente con partidos de la oposición, se ha comenzado a gestar una mejor relación entre medios, periodistas y Gobierno”, admite la autoridad. 

Fernando Mayorga, doctor en Ciencias Políticas, observa dos etapas. Al inicio del gobierno de Morales, en su opinión, había una clara polarización en los medios de comunicación; posteriormente hubo modificaciones en los consorcios multimedia al mismo tiempo que se vio una declinación de la oposición política parlamentaria y un espacio mediático menos polarizado y más proclive a la visión pluralista.

“También ha descendido la austeridad que había al principio entre el Presidente y los medios, que fue uno de los aspectos característicos inicialmente”, sostiene el politólogo.
Mayorga amplifica su interpretación con una afirmación polémica sobre la fuerza contraria al oficialismo: “Antes, en la prensa habían dos polos, uno vinculado al oficialismo y otro, a la oposición. Éste último le daba cierta consistencia a la postura opositora con una propuesta alternativa a la del Estado Plurinacional ligada al bloque cívico regional crítico a Morales, sin embargo, menguó. Esto no significa que ya no exista; es más, yo me animaría a decir que es en los medios televisivos donde se articula y gesta en la actualidad el discurso contrario al MAS y no así en la Asamblea.”

Dávila, de algún modo, también piensa lo mismo, aunque no señala a ningún formato comunicacional concreto. “La prensa, siempre, y en todas partes, ha jugado y juega un rol político. En Bolivia, se ha generado un vacío en las opciones políticas de oposición, por lo que algunos medios asumieron ese papel”.

Mayorga ve un cambio en la segunda gestión del MAS al encontrar un debilitamiento de la hegemonía del partido de Gobierno y una labor mediática más uniforme. “Antes era la polarización, ahora es otra etapa. Eso se nota muy bien en la prensa escrita. Basta ver La Razón o Página Siete; ninguno puede ser catalogado tajantemente de oficialista u opositor, por lo que se ve que hay cada vez menos visiones maniqueístas”, plantea.

Una periodización de las diferentes etapas que ha sufrido el rol político de la prensa, y que matiza Mayorga, es la que hace el director de la red Erbol, Andrés Gómez.

En su criterio, lo primero que hay que notar es la emergencia que empezó en 2002 entre los medios y la sociedad, ésta cuestionó la labor de aquéllos durante las matanzas de 2003, tiempo en que parece que había un matrimonio entre la prensa y los gobiernos neoliberales. Posteriormente, antes de 2006, hubo una ruptura de ese cogobierno; luego, ya dentro de la primera gestión de Morales, hubo una campaña de desprestigio y ataque del Gobierno precisamente contra esos medios. “A un principio la embestida fue exitosa” (…), pero estos últimos años lo que se puede ver es que ha tenido un efecto boomerang”, opina el periodista.

Gómez señala que, simultáneamente, en ese primer momento también se vio que algunos medios y periodistas comenzaron a hacer política y se opusieron frontalmente a la Asamblea Constituyente y a la nueva Constitución “de manera ciega y sin mucho fundamento”.

“Después de esa fase de oposición, esa prensa vio que lo mejor era dedicarse al periodismo. De ese modo, creo que actualmente se han ido recuperando algunos valores del periodismo, como la independencia (que no significa no tener una posición editorial), el equilibrio, no titular para favorecer o perjudicar a alguien; se vio que no es conveniente difundir mensajes racistas, etc.”, evalúa.

El escritor y disidente del MAS Raúl Chato Prada va más allá de las fronteras bolivianas y analiza la cuestión: “El gran problema del periodismo es que todavía estamos sometidos a monopolios gigantescos del manejo de la información mundial. Si bien ha habido intentos de liberarse de esto, sobre todo en la revolución cubana, no se ha logrado romperlos ni crear ese espacio autónomo importantísimo para la representación de la realidad”.

Según dice, en el país deberíamos tener una iniciativa comunicacional gigantesca que corresponda a las características del planteamiento boliviano descolonizador, anticapitalista y de un modelo civilizatorio alternativo a la modernidad. Sin embargo, no ha existido tal, argumenta. El manejo comunicacional es bastante pobre; el del Gobierno, ni siquiera ha difundido la Constitución “hecha por los bolivianos”.

‘Los medios sustituyen a partidos opositores’: Hugo Moldiz, de la Fundación para la Democracia

Lo que ha estado sucediendo en América Latina, concretamente en Bolivia, Ecuador y Venezuela, es que los medios de comunicación han sustituido el rol de los partidos que han formado parte del viejo sistema político. En estos tres países ese modelo ha llegado a un “punto de no retorno” y explican los procesos que actualmente se ven en ambos Estados.

‘Existen dos circuitos comunicacionales’: Fernando Mayorga es doctor en Ciencias Políticas

Los últimos años se caracterizan por la existencia de dos circuitos comunicacionales. Uno es privado y ha sido un espacio de generación y circulación de opiniones críticas al Gobierno, y la otra es de carácter estatal con el canal 7, Cambio y sus enlaces de radios comunitarias, por donde hay un discurso de respaldo al Gobierno. El esquema es de disyunción.

‘La prensa no ha sabido autorregularse’: Edwin Herrera es periodista y secretario Político del MSM

La prensa no ha sabido autorregularse y establecer reglas internas que limiten excesos e información inexacta o incluso mentirosa. Precisamente, eso es lo que el Gobierno ha aprovechado visiblemente para regular a los medios desde afuera activando a Impuestos Internos o instancias del Ministerio de Trabajo para así controlarlos en términos de contenido.

‘La relación con los medios es de tensión’: Amanda Dávila es ministra de Comunicación

La relación entre Gobierno y prensa es de una tensión natural; sucede en Bolivia y en el mundo. Sin embargo, ésta se vio agudizada por tratarse de un Gobierno que afecta intereses económicos de empresas transnacionales y de logias terratenientes; algunos medios tienen dueños que precisamente están vinculados con sectores como la banca, las tierras, las inmobiliarias, etc.

‘Se formó una prensa estatal’: Samuel Doria Medina, líder de Unidad Nacional

En este último periodo (gubernamental) se formó una prensa estatal que es impenetrable, como el canal 7 (Bolivia Tv), radio Patria Nueva o el periódico Cambio. Ésta sólo da la palabra a los voceros del Gobierno, aunque digan que son pluralistas; nunca dan cabida a la oposición y más bien la insulta y nunca le da (a los aludidos) la posibilidad de defenderse.

‘Evo está creando un gran aparato mediático’: Andrés Gómez es director de Erbol

El gobierno de Morales está siguiendo los pasos de Chávez  en el sentido de que se encuentra construyendo un gran aparato mediático estatal. Esto se ve en la compra de medios, buscando alianzas con otros o potenciando los que ya eran estatales. Hay un órgano comunicacional fuerte, el cual tiene un control directo, lo que no se ha visto en gobiernos pasados.

Un nuevo sistema político y la prensa

El panorama de mayor, menor o igual polarización de los medios de información que leen los especialistas vinculados al periodismo y a la política o a ambos, en la parte central de este artículo, contrasta con la hermenéutica que realiza el ministro de Gobierno, Carlos Romero, sobre el surgimiento de un nuevo sistema político que, desde su vigencia, ha dejado afectada la labor de la prensa.

Según la autoridad, en el periodismo existen problemas que tienen que ver con el hecho de que, en los últimos años, el sistema político de partidos ligado al neoliberalismo ha quedado “prácticamente derruido porque este tipo de agrupaciones no ha  sabido interpretar la dinámica de la historia y responder a los desafíos del proceso, quedando totalmente relegados”. Romero observa un casi monopolio del MAS como expresión política partidaria en el ámbito nacional. Esta afirmación implica, tácitamente, el surgimiento de un otro sistema que difiere radicalmente del anterior.

“El modelo político está en un periodo de recomposición, aparecieron organizaciones con presencia inédita. Por ejemplo, los movimientos sociales hoy son incluidos como una fuerza determinante y los partidos de oposición están casi extintos. Este vacío también redunda en los espacios del periodismo. Quienes forman parte de esta profesión, de alguna modo, se inscribieron dentro del nuevo sistema y empiezan a interlocutar por el Gobierno tal vez perdiendo la perspectiva de equidad”, piensa Romero.

Su argumento se asemeja al de la sustitución de la oposición por los medios de comunicación que develaba Ignacio Ramonet en un número de Animal Político.