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El triunfo sobre el tema marítimo en la OEA ha sido de Bolivia

Critica aquellas versiones que desprestigian la campaña que realizó el Gobierno respecto del tema marítimo. Explica que Bolivia logró un triunfo durante la exposición de su informe en la Asamblea de la OEA, que se desarrolló en Cochabamba. Justifica su posición al leer la conclusión del foro continental, que establece que el tema marítimo debe ser resuelto bajo el ámbito de la OEA; es decir, que continúa siendo una problemática de interés permanente y del hemisferio.

No duda en expresar que Bolivia logró una victoria en la Asamblea de la Organización de Estados Americanos (OEA) respecto del mar. En su argumento, dice que el foro continental consideró que el problema es permanente y de interés del hemisferio. Así, Chile fracasó en su intento de evitar que el diferendo marítimo sea abordado en Cochabamba.

Recibe a Animal Político en su despacho. Califica de exitosa la realización de la Asamblea, a la que asistieron 19 cancilleres y jefes de delegación. Ahí, entre risas, dice que el Gobierno recibió felicitaciones por la organización. Además, asegura que esta cita no tuvo similitud con las anteriores por la característica en la temática: Seguridad Alimentaria con Soberanía, que tuvo observación de cuatro países, aunque su concepto ya es parate del debate regional.

— ¿Qué balance tiene el Gobierno de la 42 Asamblea de la OEA que se desarrolló en Tiquipaya?

— El balance es positivo desde diversas perspectivas. Nos sentimos satisfechos, contentos; todo el esfuerzo empeñado desde hace meses de trabajo fue fructificado en una Asamblea exitosa, y no sólo desde una perspectiva logística, escénica, de hospitalidad y de servicios, sino desde la perspectiva temática. En ambos casos ésta fue una asamblea que dejó muy buena impresión a nuestros huéspedes.

— La temática de la Asamblea de la OEA fue compleja. ¿Cómo se logró consensos?

— En el ámbito temático, la agenda era complicada. Era una Asamblea que tenía temas muy complejos, no era una Asamblea en la que había criterios unánimes sobre puntos sensibles, como en el tema del Sistema Interamericano de Derechos Humanos. Todo eso lo hemos heredado, ya que un grupo especial trabajó en las reformas del sistema, y el informe fue evacuado para que sea tratado en la Asamblea, que ya tenía este peso, que, obviamente, fue traslucido en la preocupación de diferentes organizaciones no gubernamentales.

—Al final, ¿el  tema central que propuso Bolivia logró consenso?

— El tema central fue Seguridad Alimentaria con Soberanía; hubiera sido fácil si sólo hubiésemos puesto “seguridad alimentaria” y no hubiera habido ningún problema; pero, al introducir el concepto de soberanía alimentaria, se generó un debate y se llegó a Cochabamba con una declaración que no estaba cerrada, justamente por el concepto de soberanía. Sobre soberanía logramos llegar a un consenso; obviamente, no logramos un consenso absoluto. Estados Unidos, Costa Rica, Canadá y Chile pusieron pie de página. En el caso de Chile, son pie de página que no tienen nada que ver con el tema; pero en el caso de Canadá y Estados Unidos, son pies de página que demuestran que no quieren avanzar en conceptos nuevos, dicen que “el concepto no está desarrollado en el sistema internacional, no es un lenguaje acordado, por lo tanto, no podemos acompañar el concepto de soberanía”. Lo cierto es que los países más conservadores del continente están en contra del concepto y eso hace que sea difícil empujar nuevos temas, nuevos desafíos, porque tenemos ese peso gravitante del norte.

— ¿Estos pies de página son observaciones a la declaración?

— Son una reserva. Estados Unidos dice que se reserva a no aceptar el término de soberanía alimentaria; esto les sirve más de carácter interno. En el caso de Chile, dice que se reserva porque explica que el concepto puede afectar a sus tratados de libre comercio; lo que es absolutamente falso. Es un boomerang para ellos, porque refleja un grado de sometimiento en el que se encuentra un país porque al hablar de soberanía podría impactar a sus negocios; entonces, significa que sus tratados afectan a su soberanía.

— ¿Qué implica el término de soberanía alimentaria?

— Es decidir cómo, cuándo y qué queremos comer los pueblos. Eso no puede ser impuesto por compañías o acuerdos internacionales; esto es parte del derecho a la alimentación que está vinculado al derecho a la vida. Estamos contentos porque el término de soberanía alimentaria se introdujo; no está como queríamos, pero sí está el término en el título en la declaración de una Asamblea.

— Pareciera que estos temas quedan en papeles. ¿Cómo lograr una verdadera aplicación?

— Muchas de estas decisiones que se toman pasan al Consejo Permanente de la OEA, para que las impulsen y para su operativización, y muchas otras pasan al ordenamiento interno de los países. En el caso nuestro, la soberanía alimentaria está en nuestra norma interna, está en nuestra legislación; para nosotros no debería haber más que profundizar. Ecuador, lo propio; Venezuela, lo propio, y Nicaragua, también. En realidad, un experto de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) nos dijo que la definición de seguridad alimentaria está en diez legislaciones y en Colombia se está discutiendo un proyecto de ley.

— ¿Qué sabor le deja al Gobierno el debate del tema marítimo en la Asamblea de la OEA?

— Parecía que el conflicto era lograr que Chile pelee por la bilateralidad y nosotros por la multilateralidad; pero eso es un mito. Lo que a nosotros nos interesa es resolver el problema de nuestra salida al océano Pacífico, no nos interesa saber cuántos países han dicho esto o lo otro. En este sentido, la Resolución de 1979 (426) dice que el tema es de permanente interés del hemisferio; ésa es una resolución que no caduca, y si a Chile no le gusta lo que tiene que hacer es presentar otra resolución para abrogar la de 1979 y decir que el tema es de interés bilateral. A nosotros se nos criticó por no haber presentado otra resolución; se debería haber criticado a Chile, porque si quería haber sacado el tema multilateral tenía que haber presentado un documento.

— ¿Cree que hubo temor en Chile por no presentar otra resolución?

— No lo hubieran logrado, quizás muchos lo hubieran considerado, pero no lo hubiera logrado, y por eso no lo intentó, porque habría significado un fracaso de su política exterior.

— ¿Quién fracasó en el tema marítimo durante el foro?

— Fracasó Chile, porque el tema sigue inscrito en el ámbito multilateral, sigue dentro de las resoluciones de la OEA, pero las conclusiones del presidente de la Asamblea General dice que es un tema que tiene que ser resuelto bajo la OEA y respondiendo a las resoluciones. En el tema marítimo, la victoria ha sido nuestra; 21 países intervinieron en el tema, me parecía que le decían a Chile que tiene que dialogar, que tiene que lograr soluciones. El triunfo ha sido de Bolivia, el triunfo ha sido absolutamente boliviano, porque la Resolución sigue vigente, el tema sigue siendo multilateral. Las conclusiones de la presidencia dicen que este tema debe seguir bajo el ámbito de la OEA y dicen que Chile debe cumplir las resoluciones.

— ¿Cómo vio la reacción de Chile?

— Vimos el espíritu de Chile cuando el canciller le dijo a Alfredo Moreno “quisiera una respuesta más clara” y éste le responde que Chile no cambiará. Es muy bueno saber eso para no perder el tiempo en innumerables charlas; respetamos todo eso, pero que nos digan de frente “no vamos a darles una salida soberana”, y que no busquen distracción.

— ¿Qué frutos puede traer a Bolivia el pedir la renegociación del Tratado de 1904 en la Asamblea?

— Lo hicimos en la OEA porque es importante que, frente a la comunidad internacional, frente a más de 60 países observadores y los 34 de la OEA, Bolivia pida que se renegocie el Tratado de 1904. Hubo virtudes, como echar por la borda el argumento de Chile, que dice que Bolivia no respeta el derecho internacional, que es un irreverente; por eso la propuesta, porque un tratado se revisa o se cambia por acuerdo de partes, y eso se lo hizo. Se está respetando el derecho internacional; entonces, el argumento de Chile cae en saco roto. Los tratados se cambian; Chile lo hizo y nosotros pedimos en la OEA renegociar respetando el derecho internacional. Y si es que ellos no quieren cambiar el Tratado, existe la segunda instancia, que son los espacios internacionales de resolución de controversias por medios pacíficos, y eso también es ser respetuoso del derecho internacional.

Perfil

Nombre: Juan Carlos Alurralde

Nació: 27-09-1964

Profesión: Ingeniero Agrónomo

Cargo: Vicecanciller del Estado

Datos

Desde que el canciller David Choquehuanca asumió su cargo en 2006, Juan Carlos Alurralde lo acompañó como su asesor. Es experto en la temática de recursos hídricos, por lo que fue negociador en el tema del Silala. Desde marzo de 2011 es vicecanciller.

Continúan las críticas a la CIDH, y lanza propuestas

— ¿Qué propuesta hizo Bolivia a la Asamblea para hacer reformas al Sistema Interamericano de Derechos Humanos?

— Un sistema interamericano de derechos humanos tiene que tener un carácter universal; no puede ser que sea para unos y no para otros. Esto genera un debilitamiento del sistema; los derechos humanos son universales, no puede ser que la Convención Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) solamente actúe con algunos países porque otros no ratificaron la convención. Existe malestar y la necesidad de ampliar el sistema interamericano;  esto más que una pelea o una reflexión con la OEA fue con los países que no ratificaron la convención, con Estados Unidos y Canadá; el remezón fue para estos países.

— ¿Por qué?

— Porque si ellos no se adhieren a la CIDH, si es que ellos siguen sin profundizar o frenando la progresiva de una renovación de la OEA, ésta va a languidecer; irá perdiendo fuerza, nadie querrá ser juzgado si no hay universalidad. Este sistema es de confrontación y no es conciliador. Esto no lo dice Bolivia, sino el informe que hizo la comisión sobre las recomendaciones a reformas del sistema de derechos humanos.

— ¿Denunciar el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR) es un llamado de atención de Bolivia para reformar la OEA?

— El TIAR es un mecanismo de defensa; perdió su peso y nunca fue cumplido. Es por eso que los países del ALBA (Alianza Boliviariana para los Pueblos de nuestra América) decidimos hacer un entierro simbólico de este tratado, porque no se cumple y discursivo, porque en la práctica no sirvió para los propósitos por los que fue creado. Ahora, existen temas más importantes como el Consejo de Defensa de la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur).

— ¿Cómo vio la aprobación de la Carta Social en Cochabamba?

— La Carta Social fue un primer reflejo tímido de la transformación de la OEA, que deja sus temas centrales, que siempre fueron democracia y derechos humanos, para avanzar en tema de alivio a la pobreza. La Carta Social busca aliviar la pobreza, el desarrollo, la conciliación y el fortalecimiento de los derechos económico-sociales y culturales; es un avance tímido en la lectura desde Bolivia, ya que nosotros hemos avanzado mucho más lejos, pero igual es importante para el hemisferio.