Lo ‘mestizo’ en el censo, una expresión de la ‘exclusión inclusiva’
La cuestión de la autoidentificación
Tras las declaraciones de la senadora del Movimiento al Socialismo (MAS) Gabriela Montaño en sentido de que la expresión “mestizo” estaría descartada para la boleta del próximo censo por ser “una categoría biológica, somática, racista y discriminadora”, muchas personalidades con acceso a la opinión en medios de comunicación pegaron un salto indignado aduciendo, en distintos términos, que si se consuma tal omisión entonces se dejará de lado, al menos, a más de la mitad de los bolivianos.
Lo cierto es que ni en el Censo de Población y Vivienda de 2001 ni en el de 1991 se dijo ni media palabra de protesta por la ausencia de tal concepto. Es más, “hay un dato que se tendría que subrayar, la última vez que se preguntó “mestizo” en un censo fue en 1900. Volver a incluir esta figura no es relevante e inclusive sería retroceder”, dice el antropólogo Xavier Albó, quien fue parte de la organización del censo de 2001.
No obstante, el expresidente Carlos Mesa Gisbert descalifica el argumento de Albó, al que señala como un anacronismo: “todas esas categorías eran muy otras en 1900: indígena y mestizo significaban cosas muy distintas ese entonces, por lo que ese dato no es válido”.
Sea como fuere, lo que debería preocupar al Gobierno, entonces, no es tanto la inclusión o no del concepto en el censo, sino que hay personas que blanden la idea de lo mestizo sólo para diferenciarse del Movimiento Al Socialismo (MAS) como un “síntoma” de un fuerte rechazo al discurso del proceso de cambio. El uso de la palabra “síntoma” no es gratuito, hace alusión a que el repudio de estas personas hacia al MAS ha tomado matices enfermizos (prueba de ello es que el término en cuestión está ausente desde hace 112 años y nadie nunca dijo nada), lo cual debería cuestionar al oficialismo cómo es que ha podido generar en tan poco tiempo una resistencia cercana a la aversión en este grupo.
Al encarar el censo hay que partir de la afirmación categórica de que, bajo ninguna circunstancia, éste debe ser una especie de “referéndum” o sondeo de popularidad, sino de una encuesta técnica. Si el uso de la idea de mestizo puede ser justificada técnicamente, entonces tendría que ser incluida sin más en el cuestionario censal; no obstante, el debate de insertarla ha tomado un cariz político que hace que su incorporación sea problemática y pueda llegar a empañar el rigor del proceso estadístico y hacer que devenga en sondeo. Un censo afrontado desde esa perspectiva sería, sin duda, el peor escenario posible.
“Hay mucha gente que usa la categoría ‘mestizo’ para decir ‘no estamos de acuerdo con este Gobierno porque habla de indígenas’, entonces su utilización toma un sentido más político que de análisis para planificar programas de Gobierno, que es la verdadera función de un censo”, reflexiona Albó.
El PhD en Antropología Social Peter Wade —quien ha dedicado parte de su trabajo a la indagación sobre los conceptos de nación, raza y mestizaje en América— problematiza el concepto de lo mestizo referido a la mezcla racial y cultural al enlazarlo con lo ideológico y la “experiencia viva” en su ensayo Rethinking Mestizaje: Ideology and Lived Experience. “La ideología del ‘mestizaje’ en Latinoamérica ha sido frecuentemente vista como un proceso de homogeneización nacional y de ocultamiento de una realidad de racismo y exclusión detrás de una máscara de inclusividad”, escribe Wade.
En Bolivia, esta corriente política fue preconizada por el Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR). Wade apunta cómo el mestizaje ha sido considerado académicamente: “el mestizaje como una ideología nacionalista aparece como un proceso inclusivo en el cual cualquiera puede volverse mestizo, pero en realidad es exclusivo porque margina lo afro y lo indígena, mientras valora lo blanco”.
Lo anterior es pertinente y da por el piso con la noción en cuanto a su acepción política. Sus connotaciones racial y biológica ya de por sí de- sacreditan lo mestizo fuera de toda discusión, pues, datan de los delirios relacionados a la superada frenología ligada al liberalismo de principios del siglo XX, la cual no dejaba de medir el cráneo a los indígenas y afrodescendientes.
“Ese proceso se lo vivió en Bolivia a principios del siglo XX con el darwinismo social que ha hecho mucho daño al país. Después de la Revolución del 52 se quiso homogeneizar al país con la idea de lo mestizo. Se tardó más de 50 años para visibilizar a los pueblos indígenas y no se puede retroceder a esta altura y esconderlos nuevamente”, considera la politóloga María Teresa Zegada.
Otro experto en Ciencias Políticas, Fernando Mayorga, hace diferenciaciones en el uso de la palabra mestizo. “Una cosa es el mestizaje del proyecto del nacionalismo revolucionario de los 50 que creía en una síntesis cultural. Esto ya no tiene vigencia, pues, la sociedad ahora es vista como diversa. El término también se ve como una identidad cultural que es en donde se sitúa el debate actual. Lo que señala la Presidenta del Senado es apropiado. No se debería congelar lo mestizo como una categoría racial, sino sociológica”.
Es clara, para Zegada, la vinculación del término “mestizo” con el MNR. “No podemos borrar la historia. Hay muchas cosas que se han heredado del nacionalismo revolucionario. Incluso en el Gobierno se han dado muchas medidas de corte nacionalista como la estatización de las empresas. Hay una gran parte de la población que se siente identificada bajo ese término, sin embargo, lo mestizo no tiene por qué estar en la misma categoría que los pueblos indígenas ni tampoco puede ser borrado un sujeto importante que existe en el país”, compara y afirma Zegada.
Por su parte, el diputado del Movimiento Sin Miedo (MSM) Fabián Yaksic piensa que lo mestizo hoy significa otra cosa que en tiempos del positivismo. “El concepto de lo mestizo vinculado a lo racial ya ha sido superado históricamente. Recupero una de las definiciones de la Real Academia de Lengua Española que dice que lo mestizo tiene que ver con una mezcla de culturas que da origen a una nueva cultura. El concepto ligado a lo racial ha sido superado”, dice.
Para Mesa Gisbert, es una cuestión de predominancia gubernamental. Según el expresidente, si hoy gobernaran quienes hicieron las modificaciones constitucionales de 1994 que incluyeron la pluriculturalidad, seguramente en el censo se preguntaría sobre el tema de lo mestizo. “Lo que sí es evidente es que la Presidenta del Senado se contradice al decir que ‘mestizo’ es una ‘categoría biológica y racista’ cuando cualquier concepto de lo aymara tiene un origen étnico y biológico. Si uno se considera quechua es porque cree que tiene sangre quechua. La categoría menos biológica de todas es la del mestizaje”, concluye.
Montaño recuerda que en el censo del 2001 no estaba la pregunta sobre lo mestizo y que no tendría sentido ponerla ahora porque no serviría para comparar nada para que haya planificación estratégica.
“La pregunta de autoidentificación tampoco tiene ningún sentido para planificar políticas gubernamentales. En realidad, en el censo no se debería preguntar ninguna de las dos cosas, ni sobre lo mestizo ni sobre pueblos indígenas, pero se lo hará para que se sostenga la visión plurinacional del oficialismo”, supone Mesa Gisbert.
Para el sociólogo Esteban Ticona, el cambiar u ocultar un término por otro nunca ha dado buenos resultados. “En el 52 se quiso hacer eso sustituyendo el uso de ‘indígena’ por el de ‘campesino’ y eso no resolvió nada. El indio continuó existiendo”, compara.
La identificación nacional y la bolivianidad también están ausentes de la boleta del censo, asegura Yaksic. “¿Cómo te están contando en cuanto a la nacionalidad? Debería haber una pregunta en ese sentido como primera identidad. Lo de mestizo también debería preguntarse, pero cabe resaltar que debería ser una pregunta aparte de la de los pueblos indígenas, porque no hay que confundirse, no tendrían que estar en un mismo apartado porque son cosas muy distintas”, diferencia.
Este debate político muestra cómo en Bolivia todos los aspectos de la vida tienen un elevado contenido ideológico, cosa que no es negativa. Tan es así, que si la política es capaz de irrumpir hasta en el campo de las estadísticas, entonces cualquier momento la veremos en el lugar menos pensado.
‘Es una pregunta que no es relevante’: Xabier Albó es antropólogo y sacerdote jesuita.
La pregunta no es relevante porque poner “mestizo” es como un comodín donde se puede poner todo y eso no es útil. Queda claro que hay gente que utiliza esta categoría para decir “no estamos de acuerdo con este Gobierno”, entonces su uso toma un sentido más político que de análisis para planificar, que es la verdadera función del censo; ésa es una razón más para no ponerla.
‘Hay que superar conceptos biológicos’: María Teresa Zegada es politóloga.
Hay que desestimar asociaciones étnico-culturales con cuestiones de carácter biológico. Ese proceso era la justificación racial para justificar la explotación a los indígenas. Hay que superar conceptos como “mestizo” que han sido rebasadas por la ciencia social. Esta categoría tiende a encubrir una realidad muy directa que oculta la diversidad étnica y cultural.
‘El problema es una cuestión política’: Carlos Mesa es expresidente de Bolivia.
El problema es político en el buen sentido, no se trata de una pregunta que enriquezca un censo. El objetivo está vinculado a un debate histórico que ahora está siendo ganado por quienes consideran que Bolivia es un conjunto de naciones, preguntar sobre lo mestizo debilitaría la lógica de esta visión de varias naciones. Se tratan de conceptos que establecen lógicas políticas.
‘Me reconozco mestizo y voy a ser ninguneado’: Fabián Yaksic es diputado del MSM.
Desconocer el mestizaje, ahora que se ha logrado dar protagonismo a los pueblos indígenas, sería retroceder, más aún después del estudio de la Fundación Unir que revela que el 70% de los bolivianos se considera mestizo. No se puede contar a la población sin tener en cuenta a esta gran parte de la población. Yo me reconozco como mestizo y voy a ser ninguneado por eso.
‘La pregunta debe ser sobre lo cultural’: Gabriela Montaño es presidenta del Senado.
La pregunta del censo sobre autoidentificación debe ser cultural, no cabe una pregunta de otro tipo. La definición en la Constitución de lo que es un pueblo indígena no admite la noción de “mestizo” ni ninguna que hable de cuestiones físicas o del origen de sus padres. Lo mestizo refiere una mezcla racial y biologisista y lo racial está siendo superado en todo el mundo.
‘En realidad, la cuestión es discursiva’: Fernando Mayorga es doctor en Ciencias Políticas.
Hay gente que defiende lo mestizo bajo el argumento de que no hay identidades particulares para así negar la diversidad. Del otro lado, lo plurinacional se quiere defender y decirse “nadie es mestizo”. En realidad, se trata de una disputa discursiva y no tiene pertinencia en términos analíticos. La inclusión o no de este término es un lucha simbólica.
Lo ‘mestizo’ visto por académicos indígenas
Las miradas sobre el tema de lo “mestizo” realizadas por los dos académicos indígenas Esteban Ticona y Simón Yampara (ambos sociólogos) se oponen de manera frontal. De hecho, el segundo es mucho más duro en su forma de percibir este concepto.
“El problema de lo mestizo es que representa una pérdida de identidad. Yo le pondría como un término muy duro: ser ‘mula’, que no tiene fertilidad. Además, hay que reconocer que el mestizo es producto de la violencia sexual del español. Por cualquier lado que se lo vea tiene connotaciones negativas: por un lado, es una pérdida de identidad y, por el otro, es producto de la violación. Por eso hay que tener mucho cuidado con esta noción. Uno tiene muchos reparos”, afirma Yampara.
Ticona piensa que en el censo debería haber el derecho a la autodeterminación y no ser rígidos con las opciones. “Es más, ni siquiera debería haber una lista de opciones, sino un espacio en blanco donde uno pueda autoidentificarse. La misma Constitución nos plantea la posibilidad de autoidentificarse. Nadie tiene que decirnos si algo va o no”, sugiere.
Piensa que lo mestizo siempre ha estado sujeto ha distintas acepciones. “Discutiendo esto no se va solucionar nada. No hay que tenerle miedo a la realidad. Somos una sociedad diversa. Para qué restringir una fotografía de nuestra diversidad que es tan rica”, considera Ticona.
Muy diferente es el sentir de Yampara, quien ve como negativo que “siempre gobernaron el país los mestizos. Antes eran mestizos populistas de derecha (Movimiento Nacionalista Revolucionario) y hoy son mestizos populistas de izquierda, más similitudes que diferencias”.