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San Juan se adelantó con una alegre fogata policial – Ricardo Aguilar Agramont

La víspera de la celebración de San Juan fue amenizada por una inopinada y alegre fogata atizada por los policías en huelga. El negro y el verde armonizaban el paisaje por la predominancia de los pasamontañas y los uniformes. “Con este sueldo, qué más da quemarlo todo”, pensó más de un clase, que con el rostro tapado y su chaleco antibalas parecía más un comando del crimen organizado mexicano.

El Tribunal de Disciplina de la Policía fue saqueado; con los despojos sacados apilaron pacientemente una pirámide de documentos, CPU y muebles tan perfecta que habría e enorgullecido al mismísimo Euclides y… ♫Aserrín, aserrán/ los maderos de San Juan/ piden pan, no les dan / piden queso, les dan un hueso / (y les cortan el pescuezo) ♫… a saltar la fogata. Nótese que en España se dice “maderos” a los policías, y aunque así no fuera, esa canción estaba predestinada para el viernes presanjuanero policial.

El corte de pescuezo es lo que presumiblemente sucederá con los pobres maderos de la víspera de San Juan, pues, ya no son tiempos en que un motín policial vaya a dar a uno de sus líderes o, en su defecto, a una de las esposas, una humilde candidatura a una Alcaldía ni mucho menos, tal como pasara en 2003.

Los agentes de la institución aceitunezca amenazaron todo ese día con proceder de igual forma con las oficinas de todo el país del Servicio General de Identificación Personal (Segip); es más, tomaron las instalaciones del Segip de Oruro y… ♫aserrín aserrán / los maderos de San Juan / piden pan no les dan / piden queso y les dan hueso / piden vino y si les dan / se marean y se van ♫.

La unidad de Inteligencia de la Policía —alguno dirá que tal cosa no es posible, se equivoca— también fue tomada, pues, se encontraba en el mismo inmueble que el Tribunal Disciplinario. Claro que los policías ya no diferenciaban una cosa de la otra; además, todos saben que los archivos dedicados a la seguridad arden lindo como llanta, como alguien dijera.

El caso es que no se puede dejar de mencionar a Nietzsche, quien describe el instinto primordial del arte trágico como el vivido por todo niño. Quien no se vio alguna vez haciendo una linda y estable torre de ladrillitos para luego destruirla sin más, describe el filósofo. Tal cosa es lo que hicieron los policías y lo que querían hacer con el Segip, que fue también una institución construida por ellos mismos durante años, ¡qué gesto artístico!